Sorpresa en Grecia
EL JEFE del Gobierno griego ha sorprendido a la opini¨®n p¨²blica, en su pa¨ªs y en el extranjero, con el anuncio de que el PASOK propon¨ªa un nuevo candidato para la Presidencia de la Rep¨²blica con el prop¨®sito de sustituir en dicho cargo a Constantino Caramanlis. Sorpresa porque el PASOK hab¨ªa considerado positiva la experiencia de m¨¢s de tres a?os de un Gobierno socialista con un presidente de derecha. Caramanlis ha renunciado incluso a utilizar algunos de los poderes que la Constituci¨®n le confiere para respetar al m¨¢ximo la voluntad popular reflejada en la mayor¨ªa parlamentaria. La prolongaci¨®n de esta experiencia ofrec¨ªa ventajas para el PASOK bastante evidentes; con una posici¨®n netamente diferenciada en el seno de la OTAN, con posiciones en punta en la cr¨ªtica de la Administraci¨®n Reagan, con proyectos propios de cara al Este, como el de una zona desnuclearizada en los Balcanes, al Gobierno Papan- dreu le ha resultado ¨²til tener el respaldo -al menos impl¨ªcito- que supon¨ªa la presencia de Caramanlis en la Jefatura del Estado. A despecho de esas consideraciones, el PASOK ha decidido presentar como candidato a la Presidencia de la Rep¨²blica al jurista Christos Sartzetakis, persona de trayectoria antifascista intachable y de una integridad moral universalmente reconocida. Era inevitable que ello provocase la dimisi¨®n inmediata de Caramanlis. La elecci¨®n del nuevo presidente se ha puesto en marcha, pero sin resultado hasta ahora; Sartzletakis ha obtenido el 17 de marzo 178 votos, en lugar de los 200 (los dos tercios de una C¨¢mara de 300) necesarios en las dos primeras vueltas.Las razones que pueden haber provocado esta volteface de Papandreu se comprenden mejor recordando algunos rasgos de la formaci¨®n del PASOK; creado como Movimiento Panhel¨¦nico a partir de grupos de resistencia durante la dictadura de los coroneles, no se le puede identificar con un partido socialista; su no pertenencia a la Internacional Socialista no es un capricho. En realidad, Grecia es uno de los pa¨ªses europeos en que la tradici¨®n socialista es m¨¢s endeble. El PASOK encarna aspiraciones progresistas de amplios sectores obreros e intelectuales; y a la vez, el radicalismo democr¨¢tico, muy arraigado en el campo, t¨ªpico del partido del centro, encabezado en etapas anteriores por el padre de Andreas Papandreu. Desde el retorno de la democracia, el PASOK ha tenido un ascenso r¨¢pido: el 12% de los votos en 1974, el 24% en 1977 y ya el 48% en las ¨²ltimas elecciones parlamentarias, con lo cual dispone de 165 diputados, una mayor¨ªa absoluta holgada. Pero se trata de una influencia electoral escasamente articulada y que requiere por ello un alimento ideol¨®gico, incluso propagand¨ªstico, casi permanente. No s¨®lo necesita ser de izquierda, sino parecerlo.
Las elecciones parlamentarias se est¨¢n acercando; su tope legal es octubre, pero ser¨¢n convocadas con toda probabilidad antes del verano, y el 5 de mayo, si el candidato a presidente no obtuviese 180 votos en la tercera vuelta, el 29 de marzo. El PASOK no tiene un balance particularmente brillante. Promesas concretas, como la salida de la OTAN, la anulaci¨®n de las bases militares norteamericanas, han sido incumplidas. La sensibilidad de la opini¨®n p¨²blica en estas cuestiones es muy fuerte: seg¨²n unos sondeos que han sido dados a conocer en The New York Times por Panayote Dimitras, solamente un cuarto de los ciudadanos griegos apoyan la pertenencia plena de su pa¨ªs a la OTAN. Se comprende, pues, que el PASOK sintiese la necesidad, antes de entrar en la carrera electoral, de realizar un gesto que le permitIese refrendar su imagen de partido de izquierda. Con la nueva candidatura para la Presidencia de la Rep¨²blica y la propuesta de reforma constitucional, elevando los poderes del Parlamento en detrimento de los de la Jefatura del Estado, el PASOK ha causado una sacudida en la pol¨ªtica griega, y espera que redundar¨¢ en reforzar su imagen de izquierda ante sus electores. Esta explicaci¨®n es mucho m¨¢s probable que la que atribuye a Papandreu el prop¨®sito, una vez apartado Caramanlis,de radicalizar a fondo toda su pol¨ªtica, llegando a las fronteras del desacuerdo abierto con EE UU. Extremoso,en palabras en no pocas ocasiones, Papandreu ha sido cauto en sus actos. Fuertes realidades objetivas -no en ¨²ltimo lugar las contradicciones con Turqu¨ªa- le aconsejan, casi le obligan a la prudencia en su pol¨ªtica exterior.
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