?xito del Festival de Teatro
EL 5? Festival de Teatro termina en Madrid con un d¨¦ficit previsto superior a los 60 millones de pesetas; pero tambi¨¦n, y esto es imprevisto, con un d¨¦ficit de espectadores, que debe recuperarse en las 40 ciudades espa?olas que visitan algunos de sus espect¨¢culos. No es comprensible que una ciudad que se peleaba literalmente hace unos meses por las entradas para un concierto de Bernstein deje ahora vac¨ªas localidades para las lecciones magistrales de teatro de Andrzej Wajda -a pesar del aforo min¨²sculo de la sala en donde se ha mostrado-, no llene espect¨¢culos como el brasile?o Macunaima o sea escaso para los recitales de Brecht por Milva. Y aun as¨ª, parte de los espectadores han sido los miembros de otras compa?¨ªas del festival, como si ¨¦ste se consumiera a s¨ª mismo, y los invitados oficiales, muchos de los cuales mantienen la enfadosa costumbre de requerir entradas como muestra de respeto y dejarlas despu¨¦s vac¨ªas. Algo no est¨¢ claro en los conceptos de cultura, arte y entretenimiento que pueda tener el p¨²blico madrile?o.Al indudable ¨¦xito de calidad de programaci¨®n y de cumplimiento de organizaci¨®n -m¨¦ritos de la Asociaci¨®n Caballo de Bastos, que cre¨® y mantiene este festival, super¨¢ndose- se le pueden hacer algunas anotaciones. Es posible que las fechas no sean buenas: el festival lucha con la plena oferta de las carteleras madrile?as en la temporada alta y se perjudica con ello a s¨ª mismo, al tiempo que perjudica a los teatros comerciales. Es posible tambi¨¦n que la acumulaci¨®n en 20 d¨ªas de tantos espect¨¢culos -nueve compa?¨ªas extranjeras y tres espa?olas- desborde la capacidad de tiempo y de dinero de los j¨®venes que hubieran querido asistir. Se puede a?adir un cierto miedo al teatro, una cierta pereza por la funci¨®n, que se ha ido extendiendo como consecuencia de la concurrencia con medios m¨¢s c¨®modos y por la irregularidad de la oferta habitual. Los que hayan asistido regularmente a este festival habr¨¢n aprendido por lo menos que el teatro sigue siendo un espect¨¢culo ¨²nico y extraordinario cuando se hace con maestr¨ªa, profesionalidad y talento: como en la inmensa mayor¨ªa de lo ofertado por el festival.
De todas formas es irregular que en una ciudad de m¨¢s de cuatro millones de habitantes no exista demanda suficiente para apurar un festival de esta magnitud. Hay soci¨®logos que pretenden que no hay en Madrid m¨¢s de 20.000 personas directamente interesadas por las manifestaciones culturales -aparte de espectadores espor¨¢dicos-, y de ellas s¨®lo 1.000 que corren diariamente, saltando por encima del tr¨¢fico, los horarios y las dificultades suplementarias, para asistir a lo que se ofrece. Es una cifra que est¨¢ probablemente calculada por debajo de la realidad. De todas formas, la minor¨ªa es extraordiriaria y se podr¨ªa decir que apenas justifica el enorme esfuerzo que se hace por la abundancia cultural. En todo caso se confirma que ese esfuerzo presupuestario y de trabajo no debe hacerse por el prestigio y el ¨¦xito a corto plazo, sino por la creaci¨®n de demanda, por la culturizaci¨®n, de la que carecen no s¨®lo las clases populares sino las medias y altas. Dejarlo todo en manos de la televisi¨®n es suicida: la cultura que pueda producir la devora por s¨ª misma. No est¨¢ creando p¨²blico -y ¨¦sa no es una condici¨®n inevitable-, porque las de otros pa¨ªses (Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Italia) parecen producir de entre sus consumidores nuevos n¨²meros de lectores y espectadores.
Perfectible -y se ha venido perfeccionando con el tiempo-, el 5? Festival de Teatro de la Asociaci¨®n Caballo de Bastos, con la ayuda del Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Cultura ha sido ya una gran muestra de lo que se est¨¢ haciendo. Aunque s¨®lo hubiese servido para que los profesionales que han acudido a las representaciones tengan ocasi¨®n de contrastar sus ideas y su trabajo con el de fuera y para despertar en algunos asistentes ocasionales su vocaci¨®n de espectadores ya ser¨ªa bastante.
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