El progreso
Un d¨ªa, el progreso hizo plaf y desapareci¨® de la faz del discurso. De la noche a la ma?ana se desmoronaron aquellas monta?as de libros, panfletos, siglas, poemas, pegatinas y carteles surgidos en la geograf¨ªa intelectual del Occidente industrializado para cantar las excelencias del progreso. No fue un cataclismo, ni siquiera un hurac¨¢n. Ya digo: sencillamente, hizo plaf y desapareci¨®.Aquellos fan¨¢ticos numerarios del progreso, como un solo hombre, abandonaron un buen d¨ªa la vieja idea de que las cosas pueden y deben ir hacia mejor, hacia adelante, y con pasmosa naturalidad cancelaron las suscripciones a las revistas del coraz¨®n ut¨®pico, decretaron el fin de la modernidad, liquidaron todas las may¨²sculas del discurso, se calzaron las zapatillas de footing, llenaron el bolsillo de la chaqueta de lino de nitrato de amilina, sustituyeron el cuerpo social por el cuerpo individual, volvieron a enamorarse arrebatadoramente y en los ratos de ocio cultural se dedicaron al deporte de disparar con el prefijo post, con posta, a todo lo que se moviera para demostrar que en este fin de siglo s¨®lo se mueve la movida.
Goza de muy mala gala intelectual en estos momentos la idea de progreso. Es asunto impronunciable, excepto que construyas una teor¨ªa ingeniosa de segunda mano para demostrar que el progreso ha muerto o que anda el pobre en las ¨²ltimas por culpa de la fragmentaci¨®n, las min¨²sculas, la apoteosis del yo, la tonter¨ªa esa del simulacro, el todo vale y el nada dura. Estoy dispuesto a reconocer la crisis del progreso como g¨¦nero literario -como ideolog¨ªa- y como clase social -como progres¨ªa-, pero me niego en redondo a creer en su jubilaci¨®n. Basta echar una mirada alrededor para comprobar que las cosas no s¨®lo se mueven, y por mucho que insistan no es verdad que se mueven hacia peor, hacia atr¨¢s, sino que vuelan. Ya me contar¨¢n esos nuevos ateos por qu¨¦ se pudo hablar impunemente de progreso en la muy triste era de las m¨¢quinas de vapor y las chimeneas asfixiantes y no en la divertida era de las m¨¢quinas inteligentes y las ciencias mareantes. Lo que ocurre es que el progreso ya no es lo que era. Antes era simple, lineal, plano y cerrado; ahora exige codos.
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