Toreo de pellizco
Plaza de Las Ventas. 31 de marzo.
Cinco toros de Campos Pe?a y sexto sobrero de El Sierro, con trap¨ªo, casta y temperamento.
Miguel M¨¢rquez. Dos pinchazos, bajonazo, descabello -aviso con retraso- y dos descabellos m¨¢s (silencio). Bajonazo (divisi¨®n cuando saluda). Manolo Cort¨¦s. Dos pinchazos y dos descabellos (silencio). Estocada corta (petici¨®n y dos vueltas, la segunda por su cuenta). Macareno. Tres pinchazos, dos descabellos -aviso con retraso- y otro descabello (silencio). Dos pinchazos, otro hondo y dos descabellos (pitos).
Dicen los taurinos que s¨®lo en Sevilla gusta ese toreo que ellos mismos llaman "de pellizco", y los madrile?os, de detalle. Y dicen que a la afici¨®n de Madrid no le gusta, o ni lo entiende, porque nada m¨¢s le importa el torazo, el elefante con cuernos, "la feria l'¨¢rbol", aunque rebuzne y no embista. Que lo digan -siempre est¨¢n repitiendo el mismo latiguillo- no quiere decir que sea cierto.
Ayer se demostr¨® que no era cierto en absoluto. Manolo Cort¨¦s hizo toreo de pellizco y obtuvo un triunfo, mientras que varios toros ni llegaban a los 500 kilos y no se protest¨® ninguno por tal motivo. Ten¨ªan trap¨ªo y .eso basta para Madrid. A la afici¨®n madrile?a le trae sin cuidado lo que pesen los toros. Distinto ser¨ªa si tuviera que cogerlos en brazos.
Otra cosa es que los toros se caigan, o sean cojos, como les ocurr¨ªa al tercero y a alg¨²n otro y entonces s¨ª, entonces viene la protesta, o la bronca, lo que haga falta, al contrario que en muchas plazas donde es frecuente que a la gente le den igual semejantes reses. Por tullido fue devuelto el tercero al corral. Otra cosa es, asimismo, que. los toreros salgan a hacer posturas, sin m¨¢s fuste, lo cual no hace pellizco ni en Madrid, ni en Sevilla, ni en parte alguna.
Lo de ayer en Cort¨¦s, que prendi¨® en el tendido ventero con la misma fuerza que si estuviera en la Maestranza, era un sentir el arte, un emanar efluvios de torer¨ªa, con perd¨®n. Principalmente, se sent¨ªa torero Cort¨¦s. La faena del triunfo transcurri¨® con muchas desigualdades y no pocos fallos t¨¦cnicos. Careci¨® de unidad de terreno, careci¨® de temple en diversos pasajes, careci¨® a veces del adecuado sentido de las distancias. Pero cuando ejecutaba el trincherazo, marcando el viaje abajo y hacia la pierna contraria, o cuando en el natural embrujaba la suerte desmavando el nercal escarlata el ?ole! era restallante coro de te castigo en varas, a pesar de admiraci¨®n y de alegr¨ªa; era el subrayado musical al rito del toreo, que se produc¨ªa m¨¢gico.
En su anterior faena, Cort¨¦s marginaba el pellizco, citaba de perfil, adelantaba el pico; y si la afici¨®n no estuvo fr¨ªa durante el trasteo fue porque el toro le daba importancia, pues acomet¨ªa temperamental, alternaba las embestidas francas con las inciertas y menudeaba el susto del achuch¨®n o la colada. En realidad as¨ª sali¨® el ganado, excepto el quinto, cuya boyant¨ªa propici¨® el pellizco.
Un pellizco de sentimiento tambi¨¦n quiso aportar Macareno, en el sexto, al que sac¨® limpiamente a los medios y all¨ª le cit¨® de largo, juntitas las zapatillas. El toro torazo, sobrero de El Sierro, que se hab¨ªa quedado sin picar, se tir¨® al bulto, con violencia.
Era ese sexto un animal para doblarlo duro, ahormarle y entrar a matar con decisi¨®n. Exactamente, todo lo contrario de lo que pod¨ªa ofrecer Macareno, quien tras la tarascada no se volvi¨® a confiar, ni se hab¨ªa confiado antes, durante toda la tarde, ni con el capote, ni con la muleta, ni en la brega.
El p¨²blico le hab¨ªa dedicado una ovaci¨®n de gala, al acabar el pase¨ªllo, que correspondi¨® desde los medios. El -p¨²blico estaba ayer m¨¢s que nunca con Macareno, torero de arte y pellizco, uno de los mejores int¨¦rpretes de la escuela sevillana. Acus¨® la prolongada inactividad que ha padecido como consecuencia de una comada grav¨ªsima, y no era l¨®gico que su primer encuentro con la fiesta consistiera en la guerra. Cuando se plac¨¦e ser¨¢ distinto; ser¨¢ ¨¦l.
La tarde primaveral tra¨ªa tambi¨¦n la reaparici¨®n de Miguel M¨¢rquez, que se retir¨® con amplio cr¨¦dito de torero profesional y valiente. En su vuelta contin¨²a tal cual, aunque m¨¢s gesticulante, y pone excesivo acento en la pinturer¨ªa. Porfiaba mucho, ligaba menos. Le falt¨® sobre todo templar a los toros, que acrecentaban el genio paralelamente a las crispaciones del torero. Posiblemente los dos de su lote se quedaron sin suficiente castigo en varas, a pesar de que les pagaron a estilo carnicero por los lomos atr¨¢s, igual que al resto de la corrida.
Manolo Ortiz banderille¨®, "en solitario", los toros de Miguel M¨¢rquez. Hizo la suerte con coraje y galanura, y al finalizar los dos tercios hubo de saludar montera en mano. Si se quiere, eran otros "pellizcos" que la sensibilidad de la afici¨®n madrile?a advirti¨® en su justa medida. Como siempre.
Cogida de El Fundi
El Fundi result¨® cogido de pron¨®stico menos grave en la novillada que se celebr¨® ayer en Valencia. Sufre dos heridas, una en el labio, otra penetrante en cavidad bucal que produce destrozos en mucosa y m¨²sculos de la regi¨®n. El percance se produjo al entrar a matar al primero. Se lidiaron reses de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez. Antonio Mod¨¦jar, vuelta, silencio y ovaci¨®n. Rafael Gago, silencio en su lote.
Barcelona. Inauguraci¨®n de la temporada. Rafael Camino, que dio vuelta al ruedo y escuch¨® aviso, sufri¨® una aparatosa cogida, de la que result¨® contusionado. ?lvaro Amores, oreja y ovaci¨®n. Jos¨¦ Luis Sese?a, oreja y aviso. Las reses eran de Dionisio Rodr¨ªguez y dieron juego.
Ja¨¦n. Toros de Jim¨¦nez Pasquau. Jos¨¦ Fuentes, ovaci¨®n y dos orejas. Jos¨¦ Antonio Campuzano, oreja en ambos. Tom¨¢s Campuzano, oreja en los dos.
Texcoco (M¨¦xico). Toros de Jes¨²s Cabrera. Ni?o de la Capea, ovaci¨®n y oreja. Armillita Chico, aplausos en ambos. Jorge Guti¨¦rrez, palmas y dos orejas.
Logro?o. Novillos de Hern¨¢ndez Pla, peque?os y nobles. Juan Rivera, aviso y silencio. Pedro Lara, oreja y vuelta. Blanquito Chico, vuelta y dos avisos.
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