A favor de Josep Gibert
El profesor Josep Gibert, del Instituto Paleontol¨®gico de Sabadell, a la hora de hacer p¨²blicos y generalizados los descubrimientos del equipo que con ¨¦l trabaja, puede que peque de audaz. ?se es su riesgo, que es inherente a la pr¨¢ctica cient¨ªfica.Pero puesto que, al parecer, en pol¨ªtica de la ciencia (como en filosof¨ªa de la ciencia desde Feyerabend) todo val.e, contra Gibert est¨¢ valiendo, en algunos casos, la utilizaci¨®n de recelosas miserias del academicismo, y la evidente mediaci¨®n manipuladora de ciertos desinformados profesionales de la pol¨ªtica, puede que oportunamente acompa?ados ¨¦stos por el asno que encabez¨® el editorial de EL PA?S de hace casi un a?o.
Pues bien, el sentido ¨²ltimo de estas l¨ªneas es abogar por Josep Gibert informando de algo que en su curr¨ªculo no figurar¨¢ quiz¨¢ nunca, y es el hecho de que est¨¢ siendo capaz de divulgar personalmente, mediante conferencias en centros de ense?anza, el objeto cient¨ªfico de la paleontolog¨ªa, su m¨¦todo y la forma. de elaborar hip¨®tesis, aproximando de este modo a decenas de j¨®venes estudiantes no universitarios (ni, por lo dem¨¢s, con demasiadas posibilidades sociales y econ¨®micas de llegar a serlo) a una mejor comprensi¨®n de los or¨ªgenes de nuestra especie y del posible primer poblamiento de hom¨ªnidos en nuestra Pen¨ªnsula; que no todo se centra en la f¨¢lange de la cueva Victoria ni en el fragmento del cr¨¢neo die Orce con sus (¨ªn)certidumbres.
A lo mejor divulgando ciencia se anda el camino que algunos pensarnos vale la pena tomar, a saber, "...restaurar la vieja alianza ochocentista de la ciencia con lo que pueda quedar del movimiento obrero" (Mientras Tanto, 1984), y que podr¨ªa concretarse en la pr¨¢ctica de diversas maneras: una de ellas consistir¨ªa, por ejemplo, en abandonar remilgos academicistas y acudir (as¨ª lo ha hecho Gibert) a lugares poco atractivos para la mayor parte de la comunidad cient¨ªfica establecida, como los institutos de formaci¨®n profesional de Santa Coloma de Gramenet I, y de Cornell¨¤ II, de parte de cuyos alumnos me permito escribir en agradecimiento p¨²blico a Josep Gibert.-
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