Libros y rifas
El anuncio sale en EL PA?S de los domingos aproximadamente cada 30 d¨ªas. El ¨²ltimo dec¨ªa: "Se?oritas se precisan para realizar encuestas. 4.30 a 7. Ponzano, 37. Metro R¨ªos Rosas. Se?or Rey". La direcci¨®n corresponde a unas oficinas de la Editorial Argos Vergara. El primer d¨ªa, de 4.30 a 7, el seflor Rey comunica a las se?oritas que acuden a su llamada que trabajar¨¢n de 8.30 a 2 realizando encuestas, por lo que recibir¨¢n una dieta de 800 pesetas diarias, a las que podr¨¢n a?adir una comisi¨®n en caso de efectuar alguna venta. Los cursillos para prepararse en este empleo empiezan a la ma?ana siguiente.El segundo d¨ªa se explica a las 20o2 5 convocadas que se trata de un curso de ingl¨¦s de la Editorial Argos Vergara, que cuesta cerca de 20.000 pesetas. Les ense?an a rellenar el contrato de venta y se les dan algunos consejos para introducir el producto, que se presentar¨¢ tras realizar la encuesta.
Al tercer d¨ªa una empleada de la empresa comenta las preguntas de que se compone dicha encuesta (que es realmente simple) y aclara que ¨¦sta no sirve para nada, s¨®lo para tomar contacto con el director o due?o de la empresa en la que deben introducirse, siempre por el m¨¦todo de no descubrir en ning¨²n momento la verdadera intenci¨®n de la visita y s¨®lo dando el propio nombre al conserje y alegando "asunto personal".
Al cuarto d¨ªa se entrega a las se?oritas encuestadoras, adem¨¢s de las encuestas, los contratos de venta y el cat¨¢logo del curso de ingl¨¦s, unas papeletas en las que se sortea un ordenador personal, una cuberter¨ªa y unas novelas. Cuestan 250 pesetas y son para un viaje de estudios que no existe y que variar¨¢ seg¨²n la imaginaci¨®n de la vendedora. Llevan un sello dudoso de "ACSA. Ponzano 37.250" y se aconseja sean sacadas al final del encuentro y de cuatro en cuatro.
Las empleadas son introducidas, tambi¨¦n de cuatro en cuatro, en coches conducidos por un jefe de equipo, que las traslada a pol¨ªgonos industriales como Torrej¨®n, Alcobendas, Arganda, Coslada, etc¨¦tera.
A cada una se le encarga una zona amplia de empresas y se queda en una esquina para recogerla una o dos horas despu¨¦s. Seg¨²n transcurre la ma?ana la trabajadora ha hecho varias encuestas, no ha vendido un solo curso de ingl¨¦s y descubre con tristeza que sus jefes de equipo se malhumoran, sobre todo si no ha vendido ninguna papeleta.
A las dos de la tarde se entrega al jefe de equipo el dinero obtenido con la venta de las papeletas (del que a la vendedora le corresponden 75 pesetas por boleto). A las 14.30 horas llegan a Madrid y con un poco de suerte se las deja en el metro que mejor les venga.
Al quinto d¨ªa, a las ocho o diez se?oritas que contin¨²an se les dan nuevos consejos y el cat¨¢logo de unas novelas. El resultado es el mismo; no hay forma de vender.
Al sexto d¨ªa ya s¨®lo quedan cinco o seis, que han ido descubriendo que las dietas diarias y quiz¨¢ la gasolina se van a pagar con la venta de las papeletas, pero a¨²n tienen esperanzas de vender algo de entre los 10 o 12 cat¨¢logos para cursos, enciclopedias, novelas, etc¨¦tera, que se han a?adido a los anteriores. Pas¨® la fecha del sorteo y reciben nuevas papeletas que sortean lo mismo.
Al s¨¦ptimo d¨ªa, y tras los mismos resultados, las que acuden reciben las dietas de los dos primeros d¨ªas, entre las malas caras y las amonestaciones del se?or Rey, que ya ha despedido a alguna que lleg¨® cinco minutos tarde y a alg¨²n jefe de equipo que le pidi¨® 1.000 pesetas para gasolina.
Entre este d¨ªa y el siguiente, la que aspiraba a trabajar como encuestadora se despide con o sin dietas pagadas y abochornada al pensar que una de las mejores editoriales del pa¨ªs subsiste a base de anuncios enga?osos y venta de papeletas para un viaje de estudios inexistente.
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