Bulgaria descubre el consumo
"Nos presentan como un d¨®cil sat¨¦lite de la URSS que copia todo lo que all¨ª se hace. La verdad es que no s¨¦ de d¨®nde sacan eso; quiz¨¢ lo digan por nuestro apego, y el de los sovi¨¦ticos, a los principios del socialismo. Pero hay enormes diferencias entre las sociedades de ambos pa¨ªses y en la manera en que estamos construyendo ese socialismo". As¨ª se expresa uno de los principales dirigentes sindicales b¨²lgaros, Costa Andreev, secretario del Consejo General de los Sindicatos, durante su conversaci¨®n con este peri¨®dico en su despacho oficial. Un despacho en el que brillan por su ausencia im¨¢genes de los dirigentes b¨²lgaros o de los padres del socialismo.Cierto es que Bulgaria ha seguido escrupulosamente la l¨ªnea mantenida por la URSS en los grandes temas de pol¨ªtica exterior, como ocurri¨® en los casos de Checoslovaquia o Polonia. O en el tema del desarme nuclear, si bien en territorio b¨²lgaro no hay misiles at¨®micos sovi¨¦ticos.
En Sof¨ªa, por otro lado, reconocen la aportaci¨®n rusa en la doble liberaci¨®n nacional de Bulgaria, primero de manos del imperio turco, a finales del siglo XIX, y luego del r¨¦gimen mon¨¢rquico aliado del III Reich nazi, al finalizar la II Guerra Mundial. Tambi¨¦n admiten de buena gana el papel importante que juega la URSS en el desarrollo econ¨®mico del pa¨ªs, aunque esta aportaci¨®n la colocan al mismo nivel que "la decisi¨®n del pueblo b¨²lgaro y su voluntad para alcanzar los objetivos fijados y el haber seguido el camino correcto y establecido adecuadamente las prioridades socioecon¨®micas", en palabras de Andrei Lukanov, vicepresidente del Consejo de Ministros.
En cualquier caso, niegan que el crecimiento econ¨®mico, el desarrollismo b¨²lgaro, se deba a que los sovi¨¦ticos regalan su petr¨®leo a Bulgaria. "De eso nada, nosotros pagamos a la URSS lo que le importamos, fundamentalmente materias primas y energ¨ªa", afirman nuestros interlocutores.
Lukanov, considerado como un tecn¨®crata responsable en gran medida del milagro econ¨®mico b¨²lgaro, se?ala, al igual que Andreev, la especificidad del modelo b¨²lgaro, evitando identificaciones con experiencias similares como la h¨²ngara.
"El Comecon -mercado com¨²n del bloque socialista- no est¨¢ por encima de las naciones que forman parte de ¨¦l; somos soberanos en nuestras decisiones y en ning¨²n momento hemos visto limitada nuestra libertad de establecer contactos con otros pa¨ªses que no pertenecen al mismo", afirma Lukanov.
Las cifras de los intercambios comerciales b¨²lgaros se?alan, seg¨²n informa el propio Lukanov, que el 76% de los mismos se efect¨²a dentro del Comecon, y el 50% con la URSS. Bien es verdad que en el a?o 1952 eran el 88,7% y el 57,1%, respectivamente.
Causas del 'milagro'
Tanto Lukanov como Andreev dicen que el modelo econ¨®mico tiene car¨¢cter experimental, pero no ocultan su satisfacci¨®n por su evoluci¨®n positiva: durante 1984 aument¨® la renta nacional b¨²lgara en un 4,5%; la producci¨®n industrial, en el 5%, y los intercambios comerciales, en el 8%. Mientras tanto, la deuda externa, cuya cifra est¨¢ considerada como secreto de Estado, ha descendido en el 50% durante los ¨²ltimos cinco o seis a?os, y los responsables de Sof¨ªa mantienen que podr¨ªa ser pagada totalmente en un a?o.
Bulgaria se prepara ahora para la revoluci¨®n tecnol¨®gica. Actualmente ocupa el primer lugar dentro del Comecon en producci¨®n electr¨®nica dentro del campo de la biogen¨¦tica y fabrica el 50% de los ordenadores personales del mercado com¨²n socialista. Costa Andreev afirma que el pa¨ªs se prepara para la segunda alfabetizaci¨®n: el lenguaje de la cibern¨¦tica. ?D¨®nde residen las causas del milagro econ¨®mico de este pa¨ªs balc¨¢nico? En primer lugar, en un hecho muy simple: la agricultura produce alimentos suficientes para alimentar a dos Bulgarias, es decir, al doble de la poblaci¨®n actual.
En segundo lugar, el principio de autonom¨ªa concedido a las empresas y a la iniciativa individual. "Persiste la planificaci¨®n, pero ¨¦sta elabora directrices muy generales, se?ala un m¨ªnimo de tareas a cumplir, pero los planes integrales los hace cada empresa. Esto permite elevar la producci¨®n, aumentar los ingresos y los recursos propios, el autofinanciamiento, lo cual supone un est¨ªmulo evidente para cada empresa", afirma Lukanov. En este desarrollo aut¨®nomo juega un papel importante el reforzamiento del papel de los sindicatos de cara a la estimulaci¨®n de los colectivos laborales, a la movilizaci¨®n psicol¨®gica productivista y a la organizaci¨®n del trabajo.
Finalmente, hay que subrayar un factor clave en esta nueva fase econ¨®mica, como es la introducci¨®n de mecanismos que alientan la productividad individual de los trabajadores, y que, seg¨²n el dirigente sindical Costa Andreev, puede resumirse as¨ª: "Quien m¨¢s y mejor produce, quien m¨¢s aporta a la sociedad con su producci¨®n, es justo que tenga un salario mayor". Cuando se le plantea a Andreev que eso supone la inclusi¨®n de correctivos capitalistas en una econom¨ªa socialista, el dirigente sindical replica: "Las leyes de la econom¨ªa no son ni capitalistas ni socialistas, y ni el capitalismo ni el socialismo pueden funcionar al margen de ellas".
El vicepresidente del Consejo de Ministros, Lukanov, va m¨¢s lejos. No s¨®lo se trata de producir m¨¢s, sino adem¨¢s mejor y, con mayor calidad: "Los b¨²lgaros ya saben distinguir una marca de otra y elegir una determinada si les parece mejor; este principio de emulaci¨®n, de competencia, es bueno".
Un sueldo en la escala social media en Bulgaria es de unas 250 levas, cuyo equivalente, al cambio oficial, son 41.500 pesetas aproximadamente. Si tenemos en cuenta que sanidad y educaci¨®n son gratuitas y que vivienda, transporte y alimentaci¨®n son baratos, es una cantidad que permite cierta capacidad de ahorro. Y de consumo.
Un martes por la noche puede encontrarse uno el night-club Havanna repleto de muchachos y matrimonios j¨®venes hasta las dos o las tres de la madrugada. Las terrazas, los salones de t¨¦ y los bares tambi¨¦n cuentan con muy abundante clientela al atardecer.
Los s¨¢bados, el tradicional d¨ªa de compras -que, curiosamente, corresponde hacer a los hombres en buena medida-, la capital b¨²lgara bulle. Los grandes almacenes estatales, bien abastecidos, parecen un centro comercial hispano en ¨¦poca de rebajas. En las tiendas de comestibles pasa lo mismo.
Un periodista b¨²lgaro comenta ante escaparates bien montados de tiendas de vestir que la moda italiana cuenta con seguidores en Bulgaria. "Si a la gente le gustan los zapatos italianos, ?por qu¨¦ no ya a tenerlos?". De momento no cree que el descubrimiento del consumismo haga peligrar la moral socialista. Entre los campesinos, la capacidad de ahorro es a¨²n mayor. "Creo que son los que mejor viven de Europa, incluida la occidental", afirma. La producci¨®n privada en sus ratos libres les permite cuadruplicar el salario de un profesional urbano.
Para los productos occidentales existen las tiendas libres de impuestos. Claro est¨¢ que en ellas hay que pagar en d¨®lares o en divisas convertibles, y un medio habitual para conseguirlas es asaltar al turista occidental y ofrecerle clandestinamente por sus d¨®lares entre el doble y el cu¨¢druple del cambio oficial.
Es el mercado negro, que unos practican para poder acceder a productos que no encuentran en tiendas normales y s¨ª en las libres de impuestos, y otros, como el pluriempleo especulativo y lucrativo.
Problemas
No todo son maravillas en el para¨ªso econ¨®mico b¨²lgaro. Uno delos principales problemas econ¨®micos son las dificultades comerciales con los pa¨ªses occidentales (Bulgaria no cuenta con la cl¨¢usula de naci¨®n m¨¢s favorecida). A esto se a?ade que Italia, principal cliente del Oeste, ha impuesto controles m¨¢s estrictos en sus intercambios con Bulgaria a ra¨ªz de las acusaciones sobre la llamada pista b¨²lgara en el atentado contra el Papa, y de las presuntas implicaciones -siempre desmentidas por Sofia- de este pa¨ªs en el tr¨¢fico internacional de drogas y armas.
Pero lo que m¨¢s sufren los b¨²lgaros, especialmente en las ciudades, es la escasez de viviendas. Quienes se casan tienen que vivir en casa de sus padres durante dos a?os o tres, en espera de que terminen su peque?o apartamento. En Sof¨ªa se construyen unas 10.000 viviendas anuales. Pero har¨ªan falta m¨¢s del triple. Seg¨²n nos explican, no se trata de que en la planificaci¨®n econ¨®mica no se hayan encontrado recursos financieros para el sector. Lo que falta son brazos para un trabajo duro y poco atractivo.
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