Geoffrey Howe impulsa en Europa oriental la defensa de los derechos humanos
El secretario del Foreign Office brit¨¢nico, Geoffrey Howe, estuvo entonando canciones populares la pasada semana en una cervecer¨ªa de Praga para entretener al ministro de Asuntos Exteriores checoslovaco, Bobuslav Chnoupek, y a su acompa?amiento de funcionarios y polic¨ªas, mientras dos miembros de la delegaci¨®n brit¨¢nica se entrevistaban en un lugar secreto con miembros del grupo de disidentes checoslovacos Carta 77. En Polonia, Howe visit¨® la tumba del sacerdote asesinado Jerzy Popieluszko, ante el aplauso de numerosos habitantes de Varsovia; ofreci¨® una recepci¨®n e invit¨® a dirigentes del sindicato clandestino Solidaridad.
La clase dirigente polaca no asisti¨® a la recepci¨®n, dada la anunciada presencia de miembros de la oposici¨®n, con lo que el acto se convirti¨® en un encuentro oficial de ¨¦stos con la misi¨®n del Foreign Office. De haber querido incluir una entrevista de este tipo en la agenda oficial, es probable que las autoridades polacas se hubieran negado e incluso puesto en duda la oportunidad del viaje.La gira de Howe por tres pa¨ªses de Europa del Este (Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, Checoslovaquia, Polonia) ha reavivado la controversia sobre las relaciones de los Gobiernos occidentales con los reg¨ªmenes socialistas y los grupos de disidentes en estos pa¨ªses. Howe ya manifest¨® que los tres objetivos prioritarios de este viaje, continuaci¨®n del que realiz¨® a Bulgaria y Rumania a principios de a?o, eran la reafirmaci¨®n del respeto a los derechos humanos como condici¨®n para las buenas relaciones Este- Oeste, el di¨¢logo sobre desarme y las relaciones econ¨®micas bilaterales. Tres puntos inseparables como base de lo que se ha dado en calificar la nueva ostpolitik del Reino Unido.
Cuando, en el pr¨®ximo mes de agosto, se cumple el d¨¦cimo aniversario de la firma del Acta de Helsinki y el 40? de! final de la conferencia de Potsdam, I-lowe ha querido recordar, indican observadores pol¨ªticos, que el acuerdo de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa no s¨®lo sancion¨® las fronteras emanadas de 1945, sino que supuso asimismo un compromiso, suscrito por los pa¨ªses del Pacto de Varsovia, para la libre circulaci¨®n de personas e ideas en el viejo continente. El gesto de Howe en Checoslovaquia, donde subsiste, bajo continuas vejaciones del r¨¦gimen, un peque?o grupo de disidentes que se han negado o no han podido abandonar el pa¨ªs como tantos lo hicieron despu¨¦s de la invasi¨®n de 1968, cuenta, sin duda, con el agradecimiento tanto de estos intelectuales como de j¨®venes y creyentes que sufren uno de los estados m¨¢s represivos del este de Europa y se quejan de la general indiferencia occidental hacia su situaci¨®n. Disidentes en Polonia y Checoslovaquia, pero tambi¨¦n en otros pa¨ªses del este, muestran su resignaci¨®n por la pasividad occidental frente al celo comunista en la confrontaci¨®n ideol¨®gica entre los dos sistemas pol¨ªticos que conviven en Europa.
Howe habl¨® tambi¨¦n con el anciano cardenal checoslovaco Frantisek Tomasek, que lleva a cabo una dificil lucha para lograr un m¨ªnimo espacio de movimiento para la Iglesia checoslovaca, acosada por el fervor antirreligioso de los ide¨®logos, la polic¨ªa y los tribunales del r¨¦gimen. Durante su visita a Praga en diciembre pasado, el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n, insisti¨® en ver al premio Nobel de Literatura Jaroslav Seifert. Lo consigui¨®, aunque el encuentro no agrad¨® a las autoridades.
Muchos pol¨ªticos occidentales creen que actitudes como la de Howe pueden poner en peligro las relaciones con el Este, con mayor perjuicio para los disidentes. El caso m¨¢s claro es el del ministro de Asuntos Exteriores de la Rep¨²blica Federal de Alemania, Hans Dietrich Genscher, que parece partir de la premisa de que los pa¨ªses socialistas son una fatalidad hist¨®rica y las minor¨ªas activamente disidentes -pasivamente disiente la mayor¨ªa- tienen que ser sacrificadas al buen entendimiento entre los bloques.
Otros consideran que los pa¨ªses socialistas tienen tal necesidad de sus relaciones comerciales con Occidente para llevar a cabo su modernizaci¨®n tecnol¨®gica e industrial y compensar su retraso que, ante posturas firmes como la de Howe, estar¨ªan dispuestos a concesiones a los derechos humanos. Esta pol¨ªtica, y no la de sanciones propugnada por Estados Unidos, goza de abierta simpat¨ªa entre los disidentes de Europa oriental.
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