Conmoci¨®n en EE UU al equiparar el presidente a las v¨ªctimas de los nazis con sus verdugos
Ronald Reagan vol¨® ayer a su retiro campestre de Camp David para olvidar la semana m¨¢s negra de su segundo mandato, en la que una serie reiterada de torpezas sobre su visita a la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) ha da?ado su imagen pol¨ªtica y ha convertido en pol¨¦mico, su pr¨®ximo viaje a Europa. La Casa Blanca no ha. logrado controlar la crisis, que el jueves fue agravada por Reagan al comparar a los jud¨ªos v¨ªctimas del nazismo con sus verdugos, el mismo d¨ªa en que todo EE UU conmemoraba la liberaci¨®n aliada de los campos de concentraci¨®n.
En el frente de Centroam¨¦rica, el presidente, que exigi¨® la rendici¨®n de los sandinistas, se ha tenido que rendir a la realidad de una inminente derrota en el Congreso y ha dado marcha atr¨¢s en su plan de ayudar militarmente a los contra, en el que hab¨ªa comprometido su prestigio pol¨ªtico.Nadie se explica como el gran comunicador, al que rodea en la Casa Blanca un sofisticado equipo de relaciones p¨²blicas que hasta ahora hab¨ªa sido capaz de sacar de los apuros al presidente, ha cometido tantos errores seguidos. Las culpas est¨¢n recayendo en el nuevo equipo directivo presidencial y, en el caso del viaje a la RFA, en un primer impulso del presidente que no fue rectificado a tiempo. Pero Reagan ha decidido no enmendarse y ha a?adido fuego a la pol¨¦mica al defender su visita a un cementerio en la RFA donde est¨¢n enterrados miembros de las SS, afirmando que estos soldados son tan v¨ªctimas de los nazis como los seis millones de jud¨ªos exterminados en los campos de concentraci¨®n de Hitler. La poderosa comunidad jud¨ªa norteamericana ha reaccionado con gran virulencia, expresando su "profunda irritaci¨®n y su infinita perplejidad".
La semana comenz¨® con la visita de Reagan a un circo y se ha convertido en. s¨ª misma en un circo, escribi¨® ayer un comentarista. El presidente utiliz¨® el mi¨¦rcoles un supuesto mensaje verbal del Papa en apoyo a su pol¨ªtica hacia Nicaragua, que fue inmediatamente desmentido por el Vaticano. El martes se fotografi¨¦ con una ni?a nicarag¨¹ense de ocho a?os, a la que calific¨® de "refugiada", y que result¨® ser la hija de unos ricos nicarag¨¹enses que viven y trabajan aqu¨ª como funcionarios internacionales desde hace 15 a?os. El jueves afirm¨®, haciendo suya la opini¨®n del expresidente Richard Nixon, que Estados Unidos no perdi¨® militarmente la guerra de Vietnam y que la culpa de la humillante retirada la tuvieron el Congreso y una Prensa mal informada.
Los errores de este tipo han sido frecuentes en la carrera pol¨ªtica de Reagan, que en el pasado se ha. enajenado con sus comentarios las simpat¨ªas de la raza negra, los ancianos, las mujeres, los agricultores y ahora los jud¨ªos. Algunos analistas sugieren que los problemas del presidente proceden de sus a?os en Hollywood,que le hacen tener una visi¨®n del mundo de pel¨ªcula americana" y una falta de sensibilidad hacia los problemas de la vida real. "Debido a su pasado en el cine", explica Paul Weyrich, dirigente de varias causas conservadoras, "el presidente se f¨ªa demasiado de la gente que le escribe los guiones, y cuando esto no lo hace alguien competente, tiene serios problemas"
Sin embargo, el p¨²blico norteamericano le perdona pol¨ªticamente estos errores y su desconocimiento de los detalles, y tiende a pensar que cuando Reagan dice alguna tonter¨ªa, no quiso realmente decirla.
La actual pol¨¦mica comenz¨® realmente el pasado 21 de marzo, cuando en una conferencia de prensa el presidente anunci¨® que no visitar¨ªa un campo de concentraci¨®n en su viaje a la RFA porque no quer¨ªa recordar el pasado y deseaba enfocar su viaje hacia el futuro. A cambio de no acudir a Dachau, Reagan acept¨®, sin embargo, una propuesta del canciller alem¨¢n occidental, Helmut Kohl, de visitar un cementerio donde est¨¢n enterrados soldados alemanes, con el objetivo de sellar la reconciliaci¨®n" 40 a?os despu¨¦s del t¨¦rmino de la II Guerra Mundial en Europa. Reagan deseaba agradar a Kohl, excluido de las ceremonias conmemorativas del desembarco aliado en Normand¨ªa el a?o pasado.
Los asesores presidenciales que preparaban la visita a la RFA pensaban que tambi¨¦n hab¨ªa norteamericanos enterrados en Bitburg, lo que es falso, y pasaron por alto el peque?o detalle de que este campo santo junto a la frontera de Luxemburgo, alberga 50 tumbas de miembros de las SS, la guardia de elite de los nazis. Al parecer, estaban m¨¢s preocupados por adquirir coches BMW a mitad de precio, una acci¨®n que provoc¨® una investigaci¨®n oficial. En vez de anular la visita a Bitburg, lugar de sde donde el III Reich lanz¨® en las Ardenas la ¨²ltima ofensiva importante de la II Guerra Mundial -que cost¨® la vida a 20.000 norteamericanos-, la Casa Blanca prefiri¨® la teor¨ªa de la compensaci¨®n y ha incluido una visita de Reagan al campo de concentraci¨®n de Bergen-Belsen.
Lo que los asesores pensaban que calmar¨ªa los ¨¢nimos no ha hecho m¨¢s que enardecerlos. La comunidad jud¨ªa, importante sector de la opini¨®n p¨²blica, y el Congreso piden que el presidente anule pura y simplemente su visita a Bitburg y consideran un ultraje que se compense con otra a un campo de exterminio. Pero Reagan, apoyado por un nuevo equipo en la Casa Blanca, que estima que admitir un error es un s¨ªntoma de debilidad, ha elegido la v¨ªa m¨¢s dif¨ªcil argumentando que cambiar los planes supondr¨ªa "un da?o importante para las relaciones de EE UU con la RFA".
"Creo que no hay nada equivocado en visitar Bitburg, donde yacen j¨®venes que son tambi¨¦n v¨ªctimas del nazismo, aunque lucharan con el uniforme alem¨¢n y fueran reclutados para llevar a cabo los deseos odiosos de los nazis", afirm¨® el presidente el jueves en Washington. "Fueron v¨ªctimas al igual que los que murieron en los campos de concentraci¨®n", a?adi¨® Reagan, que explic¨® que volverse ahora atr¨¢s se ver¨ªa como "una cesi¨®n ante algunas cr¨ªticas desfavorables".
Elle Wiesel, presidente del Consejo en Memoria del Holocausto y superviviente de dos campos de exterminio, ha pedido a Reagan que no viaje a Bitburg para evitar "dolor y verg¨¹enza" a los norteamericanos. Asimismo, ha lamentado que el presidente se preocupe m¨¢s por la sensibilidad de los alemanes que por la de sus propios compatriotas. "Su lugar no est¨¢ en Bitburg, presidente, sino junto a las v¨ªctimas", afirm¨® ayer Wiesel.
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