La gran noche de Mairena y El de la Tomasa

Manuel Mairena y Jos¨¦ de la Tomasa llevaron, al final, a lo m¨¢s alto una noche que se nos estaba muriendo entre las manos. Son las cosas del flamenco. En el descanso todos and¨¢bamos un poco de capa ca¨ªda y cariacontecidos, porque aquello estaba dando muy poco de s¨ª. Realmente, la primera parte nos la pod¨ªan haber perdonado.El Boquer¨®n tuvo una actuaci¨®n anodina, haciendo un cante por seguiriyas discreto, unos fandanguitos y buler¨ªas que no llegaron a la calidad y la garra habitual en ¨¦l por este palo para baile; prescindi¨®, inexplicablemente, de su cante por sole¨¢, que suele hacer con excelencia.

Tampoco el Yunque tuvo su mejor noche, en una actuaci¨®n que adem¨¢s prolong¨® en demas¨ªa; hay artistas que creen que por haber m¨¢s van a gustar m¨¢s, olvid¨¢ndose de que importa sobre todo la calidad; el Yunque anduvo peleando con el cante, sin mucho acierto pese a su voluntad.

Hab¨ªa espectaci¨®n por o¨ªr a Agujetas, especialmente entre la gente del flamenco, los aficionados de verdad, incluso los profesionales. Despu¨¦s de o¨ªrle casi todas las expectativas se hab¨ªan derrumbado lamentablemente. Manuel comenz¨® por seguiriyas cuyos primeros tercios hizo a trompicones, cortando donde le ven¨ªa bien, para despu¨¦s enmendarse y darnos la emoci¨®n y el eco de su gente y la jondura del g¨¦nero; por soleares sigui¨® en esa l¨ªnea, y llegamos a pensar en alg¨²n momento que podr¨ªamos escuchar algo del cante que hizo la leyenda de los Agujetas. Pero ah¨ª acab¨® todo. Por buler¨ªas hizo una copla apresuradamente, luego dos fandanguitos y dos tercios por martinetes. Y Manuel no dio m¨¢s de s¨ª.

Pundonor

Del baile de Manuela Carrasco prefiero no hablar porque al parecer sali¨® al escenario con una baja muy grande de tensi¨®n, como ella misma explic¨® al p¨²blico pidiendo perd¨®n. Quede constancia de su pundonor, del buen cante de Juan Jos¨¦ y del siempre excelente toque de Amador.Enrique de Melchor hizo primero su toque en concierto, con la brillantez y la solvencia en ¨¦l habitual, y despu¨¦s acompa?¨® el cante de Mairena. Manuel estuvo eminente en los cantes que le son m¨¢s queridos, sole¨¢, siguiriya, tientos, ton¨¢s. Sobre todo en este ¨²ltimo g¨¦nero fue sensacional, cantando con poder, emoci¨®n y grandeza.

Despu¨¦s, el de la Tomasa, sobrino nieto del Torre, cant¨® buler¨ªas por sole¨¢, tarantos y siguiriyas, nada m¨¢s, pero de cada estilo hizo una obra maestra, engrandeciendo el cante prodigiosamente, enriqueci¨¦ndolo, llevando la pena hasta l¨ªmites casi insoportables. Muy, muy hermoso. Pedro Bac¨¢n le puso el contrapunto adecuado con su guitarra primorosamente enduendada. Y se dio el milagro. Hubo, de verdad, cante grande.