Los incidentes de Barcelona
La campa?a de catalanizaci¨®n de la estaci¨®n de Sants mueve a la reflexi¨®n. Un grupo de j¨®venes toma por asalto un bien p¨²blico, con el claro objetivo de rotular todos los carteles indicadores que no est¨¦n en catal¨¢n. Que un pueblo pretenda conservar y defender el uso de su lengua, y por ende sus costumbres, no es preocupante. Lo que s¨ª lo es son las posturas radicales, que s¨®lo contribuyen a incorporar un elemento de tensi¨®n en una comunidad donde, tanto los que hablan el idioma aut¨®ctono como los que no lo hacen, todos trabajan de igual forma para el engrandecimiento de Catalu?a. Si defender e catal¨¢n est¨¢ bien, el principio de "rechazar el uso del castellano" implica odio, y aqu¨ª la cuesti¨®n comienza a complicarse.Le¨ª que "al juez que decide sobre los detenidos en la estaci¨®n de Sants se le acusa de mantener claras posiciones anticatalanistas" Sin entrar a juzgar las actitudes de dicho magistrado, que desconozco, creo que los se?ores de la Crida deber¨ªan reflexionar sobre las cazas de brujas, actitud nada saludable, de lo cual la historia ejerce de eficaz testigo.
Estoy convencido -y creo que por suerte somos muchos los que pensamos as¨ª- que una sociedad se construye ¨²nica y realmente con amor y comprensi¨®n. Y los catalanes que se radicalizan en sus reivindicaciones no har¨¢n otra cosa que caer en el mismo error que el r¨¦gimen franquista, el motor de estas actitudes que atentan contra el delicado equilibrio de la convivencia. Me preocupa sobremanera que las droguer¨ªas hayan aumentado ¨²ltimamente sus ventas de pinturas, y no debido a la saludable tarea de embellecer las casas sino por aquellos que han salido a las calles con la patri¨®tica iniciativa de tachar lo que no corresponde .- Periodista.
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