La responsabilidad occidental en el futuro del mundo
La reciente cumbre de los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados de Occidente sirve al autor para hacer una reflexi¨®n acerca de la ausencia de una estrategia general com¨²n a las actuales democracias industriales. En su opini¨®n, la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica propuesta por Estados Unidos s¨®lo es, en el mejor de los casos, una respuesta parcial que, aunque contribuyera a la seguridad mundial, no puede hacerlo al bienestar social y econ¨®mico ni a la libertad de los pueblos. El autor plantea una serie de buenos deseos para obtener mejores resultados.
La primera cumbre de los siete, hace hoy diez a?os, se celebr¨¢ en Rambouillet, bajo la presidencia de Val¨¦ry Giscard d'Estaing, y ciertamente fue la mejor. Nos encontramos en un peque?o c¨ªrculo en un cuarto de estar grande. Ninguno de nosotros estaba tentado de hablar a su propia televisi¨®n, pues los periodistas estaban muy alejados. Uno ten¨ªa que concentrarse en los otros seis participantes, hablar con ellos y escucharlos. Nos despedimos con el convencimiento de entender el mundo un poco mejor y de poder trabajar juntos. S¨®lo al final, se inform¨® a la Prensa y ¨¦sta no sali¨® perdiendo. Hoy d¨ªa, miles de periodistas viajan al lugar de las conversaciones, los portavoces corren con los manuscritos de los discursos de sus respectivos jefes para entregarlos cada hora a sus periodistas. Por esto, los jefes dirigen sus contribuciones al p¨²blico de sus respectivos pa¨ªses, hacia California, el Palatinado o Par¨ªs.El tema principal de todas las cumbres celebradas hasta ahora fue complejo: ?c¨®mo est¨¢ la situaci¨®n econ¨®mica del mundo?, ?c¨®mo vemos la situaci¨®n pol¨ªtica?, ?qu¨¦ podemos hacer?, ?cu¨¢l es nuestra estrategia general?
Vivimos bajo el predominio de los worst-case-scenaris, de conjeturas sobre las peores hip¨®tesis. Esta psicosis del worst-case afecta desde los movimientos pacifistas a la propaganda sovi¨¦tica en Occidente, y hasta a Ronald Reagan. Su Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica es tambi¨¦n s¨®lamente un intento de respuesta a una hip¨®tesis p¨¦sima que constituye una idea fija para la naci¨®n americana: la posibilidad de un ataque nuclear a Estados Unidos. Todav¨ªa no, est¨¢ claro c¨®mo y en qu¨¦ condiciones la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica de Reagan puede contribuir a la seguridad del mundo en su conjunto. Lo ¨²nico cierto es que no puede contribuir al bienestar social y econ¨®mico, ni a la libertad de los pueblos del mundo.
Ha llegado el momento de que los l¨ªderes de Occidente reflexionen conjuntamente sobre qu¨¦ hacer para responder, no s¨®lamente a un sector parcial de todos los casos posibles y no s¨®lo frente al peor de los casos posibles (que, a su vez, es el menos probable). Es preciso pensar para situar al mundo, mediante esfuerzos comunes y la utilizaci¨®n de todo su potencial, lo m¨¢s cerca posible del mejor de los casos posibles.
Con el fin de mantener al mundo en un equilibrio econ¨®mico, social y militar, Occidente necesita, en primer lugar, una cohesi¨®n interna entre los aliados europeos, norteamericanos y japoneses. En segundo lugar, necesita una estrategia com¨²n, no s¨®lamente frente al expansionismo sovi¨¦tico, sino tambi¨¦n para el bienestar del Tercer Mundo, es decir, de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. En tercero y ¨²ltimo lugar, necesita un concepto coherente para un desarrollo econ¨®mico propio. Ninguno de estos elementos necesarios es inalcanzable. Uno, que ha participado en muchas cumbres, desde su punto de vista pragm¨¢tico y experimentado, plantea una lista de buenos deseos para los mejores resultados de las cumbres de los siete.
Respecto a la OTAN
1. Renovamos la doble filosof¨ªa de los acuerdos del Atl¨¢ntico Norte de diciembre 1977, que fue preparada espiritualmente por John F. Kennedy y Pierre Harmel. Defendemos, ahora como antes, las dos funciones principales de la Alianza, es decir: suficiente fuerza militar y solidaridad pol¨ªtica frente a la agresi¨®n, y... ejercer presi¨®n intimidatoria y defender el territorio de los Estados miembros en caso de que se produzca una invasi¨®n. Continuar la b¨²squeda del progreso en pro de unas relaciones duraderas con la Uni¨®n Sovi¨¦tica y los Estados del Pacto de Varsovia.
2. Al mismo tiempo, renovamos el concepto de Kennedy: nuestra solidaridad deber¨¢ sustentarse sobre fundamentos americanos y europeos. Reconocemos la necesidad de un tercer fundamento japon¨¦s. Ninguno de nosotros tomar¨¢ decisiones importantes en el campo de la seguridad exterior sin consultar previamente con sus aliados.
3. Invitamos a Francia a reorganizar sus fuerzas armadas -en especial sus fuerzas convencionales y de reserva- para la defensa en primera l¨ªnea de Europa. Esto deber¨ªa llevarse a cabo junto con las dem¨¢s fuerzas armadas de Europa occidental y bajo el marido supremo de un oficial franc¨¦s.
4. No buscamos la supremac¨ªa, sino un equilibrio estable de las fuerzas militares en Europa.
5. Con esta finalidad vamos a modificar nuestras fuerzas armadas en Europa, as¨ª como tambi¨¦n su estructura y armamento, para que cualquier decisi¨®n sobre la utilizaci¨®n de armas nucleares no proceda de nosotros. Es m¨¢s, en el futuro ser¨¢ la Uni¨®n Sovi¨¦tica quien deber¨¢ tomar esta decisi¨®n
6. Perseguimos al mismo tiempo la construcci¨®n de un equilibrio de seguridad estable mediante negociaciones y acuerdos sobre la limitaci¨®n de armamento en cinco campos: fuerzas armadas convencionales en Europa; armas nucleares, incluyendo misiles de alcance medio en Europa; armas nucleares intercontinentales; armas espaciales; acuerdos fiables en todos los campos mencionados. No aceptaremos ning¨²n acuerdo que no pueda ser verificado o controlado por nuestros propios medios.
7. Aceptamos y respetamos la libertad de asociaci¨®n de cualquiera de los Estados que la decidan.
8. Prestamos ayuda econ¨®mica para crear condiciones econ¨®micas aceptables que se traduzcan en mejores condiciones de vida para el Tercer Mundo. Lo hacemos no s¨®lo por razones morales, sino tambi¨¦n para evitar que las condiciones de vida indignas puedan ser aprovechadas por una intromisi¨®n comunista sovi¨¦tica. Continuaremos y fortaleceremos nuestra ayuda al desarrollo sin tener en cuenta la permanente no participaci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
9. Al mismo tiempo, apelamos a los Estados del Tercer Mundo para que: reduzcan sensiblemente sus gastos militares, que hoy significan una multiplicaci¨®n de la ayuda recibida; abran sus econom¨ªas a las inversiones directas de empresas extranjeras y se produzca una amplia transferencia de tecnolog¨ªa y capital productivo.
10. No obstaculizaremos una pol¨ªtica de control de natalidad en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, con el fin de apoyar un principio de planificaci¨®n familiar y evitar explosiones demogr¨¢ficas y las subsiguientes crisis econ¨®micas.
11. Ofrecemos a los Estados de Am¨¦rica Central para construir conjuntamente un plan Reagan, una econom¨ªa capaz de sobrevivir, que debe duplicar el producto nacional bruto dentro de siete a?os.
12. Al mismo tiempo, debemos encargar al ministro de Hacienda que elabore una propuesta de desactivaci¨®n de la bomba de tiempo de la deuda exterior. Partimos de que tanto los Estados deudores como los acreedores, as¨ª como los Estados de la OPEP, soportan conjuntamente la responsabilidad que ha surgido despu¨¦s de las dos crisis del petr¨®leo. Estamos dispuestos a negociar un acuerdo marco general (general agreement to lent) que distribuya los pagos de deuda anuales y calcule las transferencias anuales.
Respecto a la econom¨ªa
13. En lo que respecta al pr¨®ximo futuro, adoptaremos las siguientes medidas complementarias: Estados Unidos reducir¨¢ el d¨¦ficit estructural de su presupuesto para 1986 en cerca de 50.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 8 billones y medio de pesetas), y para 1987 en otros 50.000 millones m¨¢s. Por otra parte, se ofrecer¨¢n est¨ªmulos para. el ahorro privado y se disminuir¨¢n los intereses de mercado; los Estados europeos ampliar¨¢n al mismo tiempo sus gastos de forma que se reduzcan los impuestos, para compensar parcialmente el descenso de la demanda americana y enfrentar un alza del paro.
Jap¨®n se conducir¨¢ de la misma forma; por otra parte, Jap¨®n aumentar¨¢ su ayuda al desarrollo para contribuir al mejor equilibrio de la balanza de pagos japonesa (en consideraci¨®n a los largos a?os en que no ha tenido gastos militares defensivos).
14. Nos comprometemos a renunciar desde hoy a cualquier subvenci¨®n de exportaci¨®n o limitaciones a la importaci¨®n y a cualquier forma complementaria de medidas proteccionistas.
15. Defenderemos conjuntamente una nueva ronda de negociaciones del GATT y contamos con que dure varios a?os esa ronda Reagan.
16. Al mismo tiempo, vamos a crear individualmente un proceso dirigido a nuestra propia pol¨ªtica financiera y econ¨®mica que llevar¨¢ a largo plazo a una estabilizaci¨®n d¨¦ los cursos de cambio entre nuestras propias divisas. Sabemos que no podemos forzar cambios estables de divisas mediante intervenciones de los bancos centrales en los mercados de moneda y divisa, sino m¨¢s bien a trav¨¦s de una pol¨ªtica econ¨®mica conjunta que se oriente al logro y mantenimiento de una balanza de rendimientos equilibrada. Por esto creemos deseable una ronda GATT, antes de terminar una conferencia monetaria internacional.
17. Independientemente de esto, los Estados europeos reforzar¨¢n el papel del sistema monetario europeo y del ECU. Estados Unidos y Jap¨®n esperan que en un plazo medio se pueda llegar a un curso estable entre el d¨®lar, el yen y el ECU, a lo que quieren contribuir ellos mismos.
18. Reconocemos conjuntamente que debemos superar las actuales crisis y ca¨ªdas, lo que es necesario para los pa¨ªses industriales; operar en la econom¨ªa mundial como exportadores de capital neto, no solamente para utilidad del Tercer Mundo, sino tambi¨¦n para el propio beneficio.
19. Reconocemos las muchas amenazas que penden sobre el medio ambiente natural: en la zona del Sahel, en las selvas tropicales y en los bosques de Europa Central, as¨ª como respecto a la existencia de ballenas y a los cambios de la atm¨®sfera terrestre y al empeoramiento de la calidad de las aguas profundas. Pero todos los medios nacionales no son suficientes para detener estos da?os. Por esto defendemos la realizaci¨®n de un balance cient¨ªfico conjunto para la investigaci¨®n de las causas de los cambios ecol¨®gicos.
La situaci¨®n sin concepciones del mundo occidental obedece a circunstancias que han hecho los mismos hombres. Se basa sobre todo en la ausencia de una voluntad de direcci¨®n. Esto rige tanto para Europa como para Estados Unidos de Am¨¦rica. En Europa no se ha hecho ning¨²n progreso desde la introducci¨®n del Sistema Monetario Europeo; actualmente Europa, por falta de unidad interna, no ha dado respuesta a ninguno de los 19 puntos antes mencionados.
Tal como es el mundo en la mitad de los ochenta, por la dimensi¨®n de Estados Unidos, su vitalidad y su dinamismo, su verdadero mercado com¨²n, que no es s¨®lo nominal, de 230 millones de habitantes, su ¨²nico sistema jur¨ªdico e impositivo y su ¨²nica moneda, as¨ª como por la supremac¨ªa que le da su poder militar, la direcci¨®n del mundo occidental le corresponde. Sin embargo, Estados Unidos no est¨¢ conceptualmente preparado para este liderazgo; porque existe una lucha entre sus tendencias aislacionistas, americano-centristas, hegem¨®nicas e internacionalistas para lograr la primac¨ªa. Pero esto no tiene que ser as¨ª.
Desde Harry Truman, George Marshall y Dean Acheson, desde el pragmatismo de Eisenhower, desde las visiones de Kennedy y desde la fuerza decisoria de los juicios estrat¨¦gicos de Nixon, ha existido para el mundo occidental siempre un liderazgo. No dudo que esto tambi¨¦n sea as¨ª en el futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Tercer mundo
- ISD
- Guerra fr¨ªa
- Escudo antimisiles
- Opini¨®n
- Espacio a¨¦reo
- Ej¨¦rcito aire
- OTAN
- Seguridad a¨¦rea
- Pol¨ªtica defensa
- Contactos oficiales
- Fuerzas armadas
- Geopol¨ªtica
- Estados Unidos
- Armamento
- Partidos pol¨ªticos
- Conflictos pol¨ªticos
- Defensa
- Guerra
- Historia contempor¨¢nea
- Transporte a¨¦reo
- Transporte
- Conflictos
- Historia
- Organizaciones internacionales