Una comisi¨®n mixta Congreso-Senado dirimir¨¢ la pol¨¦mica sobre la protecci¨®n del lobo en Espa?a
Los recientes debates parlamentarios en torno a la ratificaci¨®n por el Estado espa?ol del convenio de Berna han avivado de nuevo la ya hist¨®rica pol¨¦mica en torno a la conveniencia de proteger al, lobo en nuestro territorio. La virulencia de los enfrentamientos entre las posiciones protagonizadas, respectivamente, por ganaderos y ecologistas, no s¨®lo se ha trasladado a los medios de comunicaci¨®n y a diversos departamentos de la Administraci¨®n, sino que ha conducido a votaciones contradictorias en el Congreso de los Diputados y en el Senado, que ser¨¢n dirimidas pr¨®ximamente en una comisi¨®n mixta Congreso-Senado.
Las radicales divergencias que separan a los dos bloques de opini¨®n existentes se basan principalmente en la diferente apreciaci¨®n de los efectos causados por estos animales en su entorno, en las estimaciones de sus efectivos actuales y en el grado de control que se deber¨ªa ejercer sobre sus poblaciones. Mientras los ganaderos y ciertas autoridades administrativas consideran que si no se contin¨²an e incrementan las actuales batidas los da?os causados a los reba?os ir¨¢n en aumento, lo! ecologistas y los principales investigadores estiman que nos encontramos ante una especie que desempe?a un papel relevante para el equilibrio natural en algunos de nuestros ecosistemas y que, debido a su abusiva persecuci¨®n, se encuentra abocada a la extinci¨®n en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica si no se toman medidas protectoras eficaces inmediatas.Seg¨²n los estudios del profesor Ram¨®n Grande del Br¨ªo, ratificados por otros especialistas espa?oles y extranjeros, las poblaciones de lobos ib¨¦ricos -todas ellas pertenecientes a la subespecie canis lupus signatus- se encuentran en un claro proceso de regresi¨®n, tanto cuantitativo como respecto a la extensi¨®n territorial ocupada.
Siete n¨²cleos
Su presencia queda actualmente encuadrada en siete n¨²cleos de diversa entidad que, en su con junto, no poseen m¨¢s de 600 a 700 ejemplares, lo cual indicar¨ªa una limitaci¨®n a menos del 10% del ¨¢rea hist¨®ricamente ocupada y una reducci¨®n a¨²n m¨¢s significativa, aunque dif¨ªcilmente cuantificable, del n¨²mero de animales.
Dicha evoluci¨®n negativa es debida no s¨®lo a su persecuci¨®n sistem¨¢tica (en torno a 200 lobos eliminados anualmente a lo largo de los ¨²ltimos 10 a?os), sino igualmente a la desaparici¨®n de sus h¨¢bitats m¨¢s id¨®neos con el consiguiente aislamiento y acantonamiento en comarcas marginales. Como secuela de todo ello, el lobo se enfrenta a nuevas amenazas para sobrevivir como especie silvestre, debido a su creciente hibridaci¨®n con perros y a los cambios forzados en su alimentaci¨®n y comportamiento general, lo cual podr¨ªa conducirle a una sustancial p¨¦rdida de entidad ecol¨®gica y etol¨®gica.
Los anteriores datos, si bien no suelen ser cuestionados m¨¢s que con vagas afirmaciones del estilo de "por aqu¨ª se ven m¨¢s que antes", no son l¨®gicamente suficientes para los principales afectados, pastores y ganaderos, que ven en el lobo a un simple enemigo de sus intereses econ¨®micos al que habr¨ªa que eliminar. Esta actitud parece l¨®gica si tenemos en cuenta que, aunque menos elevados de lo que a veces se afirma, los perjuicios econ¨®micos causados anualmente a reba?os dom¨¦sticos podr¨ªan llegar a unos 30 millones de pesetas.
Algo m¨¢s sorprendente parece la posici¨®n del Icona, organismo que se opone a su protecci¨®n por considerar que la especie no est¨¢ amenazada y que hay que hacer prevalecer los intereses de los propietarios de los reba?os sobre los de la protecci¨®n de especies silvestres.
Frente a tales actitudes, las asociaciones integradas en la Federaci¨®n de Amigos de la Tierra (FAT) y la Coordinadora para la Defensa de las Aves y sus H¨¢bitats (Coda), consideran que el problema est¨¢ mal planteado de ra¨ªz, ya que el origen de las tensiones existentes est¨¢ en un modelo de gesti¨®n de la naturaleza y sus recursos que conduce al deterioro y modificaci¨®n de los h¨¢bitats naturales y a la eliminaci¨®n de las fuentes de alimentaci¨®n del lobo y dem¨¢s depredadores, oblig¨¢ndoles a buscar alternativas dentro de las nuevas condiciones artificialmente creadas.
En este sentido, la tendencia a eliminar posibles competidores por parte de los cazadores y ganaderos primitivos, en la que se sigue inscribiendo la persecuci¨®n de lobos, rapaces y otras especies pretendidamente nocivas, deja de tener cualquier sentido en el marco de las actuales pol¨ªticas conservacionistas orientadas a la pervivencia de nuestros ¨²ltimos enclaves silvestres y de la diversidad gen¨¦tica.
Regulador natural
Dentro de este marco, la protecci¨®n del lobo cobra toda su vigencia, tanto por su grave situaci¨®n actual como por su papel de regulador natural selectivo de las poblaciones de fit¨®fagos salvajes o de abastecedor de alimento a los carro?eros.
Como consecuencia, las antes citadas asociaciones consideran, como ya dijera en su d¨ªa el desaparecido F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, que urge eliminar, mediante eficaces medidas de gesti¨®n, la disyuntiva entre intereses de los ganaderos y protecci¨®n del lobo. Esto ser¨ªa factible dirigiendo la protecci¨®n hacia las poblaciones y los territorios mejor conservados, protecci¨®n que deber¨ªa complementarse de forma adecuada con la utilizaci¨®n de la posibilidad de controles en zonas donde su presencia sea netamente injustificada -cosa que prev¨¦ el propio convenio de Berna en su art¨ªculo noveno-, as¨ª como por medio del establecimiento de un sistema de indemnizaciones para los inevitables da?os a la caba?a ganadera derivados del elevado grado de antropizaci¨®n del territorio.
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