Los 2.000 a?os de Augsburgo
Una amplia variedad de actos para celebrar el bimilenario de la ciudad alemana
Grandes fiestas del bimilenario en la ciudad-alemana de Augsburgo, patria de Durero y los Holbein, de los Mozart, de Bertolt Brecht, de los Fugger y los Welser, de Rudolf Diesel. Las celebraciones se suceden desde primeros de este a?o, pero el n¨²mero fuerte est¨¢ reservado para este verano: a partir del 30 de junio se podr¨¢ asistir a una Aida con elefantes de verdad, que inaugura la temporada del teatro al aire libre en la Rotes Tor (Puerta Roja); a festivales de folk, verbenas y fiestas populares -la de los ciudadanos durar¨¢ del 1 al 21 de julio-, conciertos, exposiciones, un festival a¨¦reo de antigua tradici¨®n, carreras y recreaciones hist¨®ricas que aprovechar¨¢n al m¨¢ximo el pintoresco trazado de la ciudad, en la que tambi¨¦n abundan las terrazas al aire libre y las ruidosas cervecer¨ªas.B¨¢vara y suaba, romana y renacentista, cat¨®lica y punto de partida de la fe luterana, Augsburgo podr¨ªa ser un paradigma de la civilizaci¨®n europea. Fundada en el a?o 15 antes de Jesucristo por el emperador Augusto, perteneci¨® al Imperio romano durante cuatro siglos. Hoy cultiva todav¨ªa su recuerdo en el nombre -ciudad de Augusto-, en la pi?a de pino, s¨ªmbolo romano de fertilidad y prosperidad, y en algunos restos arquel¨®gicos tan evocadores c¨®mo el nombre de la calle -V¨ªa Claudia- donde se asienta, desde hace 900 a?os, la bella catedral. Sobre las primitivas calzadas romanas -se establecieron en la Edad Media rutas comerciales que dar¨ªan car¨¢cter a la ciudad y una prosperidad que producir¨ªa fortunas como las de los Fugger o los Welser, magnates que lo mismo pon¨ªan en el trono al emperador Carlos V que compraban Venezuela.
La presencia de Lutero es palpable en Augsburgo, ciudad en la que encontr¨® refugio en un momento ¨¢lgido de su batalla contra Roma. Las disputas religiosas la sacudieron durante m¨¢s de un siglo, hasta llegar a la Paz de Westfalia, en 1648, que estableci¨® definitivamente la tolerancia religiosa. Hoy se celebra el 8 de agosto la Fiesta de la Paz, que conmemora el fin de su belicoso pasado. Y despu¨¦s de a?os de silencio, Bertolt Brecht, otra de las glorias de la ciudad, es recordado anualmente en las jornadas municipales de teatro.
La historia fue dejando su poso en Augsburgo, en sus magn¨ªficos edificios renacentistas, como el ayuntamiento (obra del gran El¨ªas Holl) y la torre Perlach, situados en la plaza donde se yergue la estatua y fuente del emperador Augusto, foro permanente de j¨®venes y viajeros y escenario del mercadillo navide?o; en los Holbein y los Durero de la Staatgalerie; en sus galer¨ªas y palacios, repletos de muestras del barroco b¨¢varo m¨¢s decididamente rococ¨®; en sus callejuelas medievales; en sus arcos, fuentes y farolas. Y conserva esta ciudad una curiosa reliquia del pasado, la Fuggerel o Fugger¨ªa, las viviendas sociales m¨¢s antiguas de Occidente, que fueron construidas en 1519 por Jacobo Fugger el rico. Se tratad.e una instituci¨®n caritativa para los ciudadanos cat¨®licos de Augsburgo empobrecidos sin culpa propia. La admisi¨®n la decide un patronato familiar, y adem¨¢s del requisito de ser cat¨®lico, hay que estar casado, pagar una cantidad que no llega a dos marcos al a?o y comprometerse a rezar diariamente un padrenuestro, un avemar¨ªa y un credo por las almas de los Fugger. Desde las diez de la noche hasta las cinco de la madrugada se, cierran las puertas de la peque?a ciudad, y para traspasarlas hay que pagar una peque?a multa, que ejerce, m¨¢s que otra cosa, una funci¨®n amonestadora.
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