"Pienso que hasta la saliva me engorda"
"Siempre hab¨ªa comido m¨¢s de lo normal. La gente se sorprend¨ªa de que pudiera tomarme tres o cuatro donuts al salir de la piscina", explica Marta, una maestra de EGB de 27 a?os. "Ten¨ªa 20 a?os y pesaba cerca de 90 kilos. Estudi¨¦ la carrera de magisterio en Barcelona. Hace cuatro a?os, cuando termin¨¦, empec¨¦ a ensayar todo tipo de reg¨ªmenes: vigilantes de peso, peso ideal, peso perfecto, Bioman¨¢n. Visit¨¦ varios endocrinos. Pienso que estaba descontenta con mi cuerpo y tem¨ªa enfrentarme con los alumnos. Ten¨ªa un hambre desmedida: entraba en un supermercado y llenaba el coche de comida hasta los topes"."Entonces me di cuenta que pod¨ªa comer todo lo que quer¨ªa si luego lo vomitaba, por entonces yo no sab¨ªa que eso era una enfermedad muy determinada, la bulimia. Empec¨¦ a salir con un hombre casado, que me recomend¨® un psic¨®logo amigo suyo. Pas¨¦ una fase buena, pues me controlaba bastante y me sent¨ªa con fuerza para superar lo. De eso hace cuatro a?os. Pero, un d¨ªa, el hombre con el que sal¨ªa me abandon¨®. Fui v¨ªctima de una gran depresi¨®n. Y volv¨ª a caer en las bulimias".
"Fui a parar a manos de una psicoanalista a la que le cont¨¦ que s¨®lo pensaba en comer. Que pod¨ªa entrar en una pasteler¨ªa y comerme un kilo de cruasanes peque?os y luego ir a la de al lado y repetir la operaci¨®n. Una vez me tragu¨¦ cinco kilos de panellets en un d¨ªa. Tambi¨¦n me chiflaba el chocolate: pod¨ªa comer hasta 10 tabletas. Al rato, indefectiblemente, lo vomitaba todo. La psicoanalista me despach¨® diciendo que lo m¨ªo era un problema de odio al padre. Luego me visit¨® otro psiquiatra. Un d¨ªa no pude m¨¢s y me tom¨¦ una caja de pastillas. Tampoco es que me quisiera suicidar, porque llam¨¦ r¨¢pidamente a una amiga para que avisara a un m¨¦dico. Ingres¨¦ entonces en una cl¨ªnica psiqui¨¢trica".
Multitud de bajas
"El paso por el hospital me fue bien, pero a la salida volv¨ª a caer en las bulimias. Los m¨¦dicos recomendaron a m¨ª madre que cerrara la cocina con llave d¨ªa y noche, que controlara mis gastos. Porque no he dicho que mi sueldo de maestra me lo he gastado siempre en comida. Ha habido meses en los que he despilfarrado hasta 30.000 pesetas diarias en comer. La bulimia me costaba tanto como la hero¨ªna a un drogadicto". "Mi vida profesional ha sido un desastre a causa de mi enfermedad. He hecho multitud de bajas, suerte que estoy en una escuela p¨²blica porque un colegio privado me habr¨ªa despedido. S¨®lo sufro por mis alumnos. Mi vida sexual tambi¨¦n ha resultado un desastre".
"Durante una temporada me dio por jugar al bingo. Y lo peor fue la cleptoman¨ªa. (Posteriormente me he enterado que el juego o el robo son conductas compulsivas que acompa?an a la bulimia). Una vez, haciendo un canguro rob¨¦ una tarjeta Visa y realic¨¦ compras en los tres d¨ªas siguientes por valor de 125.000 pesetas. Se lo dije al psiquiatra que me trataba y me recomend¨® devolver la tarjeta, pedir disculpas y retornar el dinero porque pod¨ªa tener problemas con la polic¨ªa. Ped¨ª un pr¨¦stamo y devolv¨ª hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo. En aquellos d¨ªas pas¨¦ a no hacer nada. Iba al mercado y me gastaba un dineral en comida y ve¨ªa alguna pel¨ªcula de v¨ªdeo, pero perd¨ªa el argumento por mi impulso por la comida".
"M¨¢s tarde ingres¨¦ en el Cl¨ªnico y estando internada pens¨¦ que mi vida no ten¨ªa ning¨²n sentido. Le¨ª por aquellos d¨ªas un reportaje sobre la bulimia en Marie Claire y me identifiqu¨¦ totalmente con una frase de una enferma que dec¨ªa: 'Pienso que. hasta la saliva me engorda'. Y es que yo hay veces que escupo la saliva... Hace algo m¨¢s de medio a?o, conoc¨ª a un psic¨®loga y desde hace entonces me encuentro mucho mejor; tengo muy pocas bulimias. Empiezo a enfrentarme con el problema. Cada d¨ªa controlo mi alimentaci¨®n y anoto todo lo que como y lo que hago en unas hojas de papel pautado. No entro en la cocina e intento que mis padres y amigos act¨²en a modo de controladores. He aprendido a hacer cosas que no hac¨ªa, como prepararme concienzudamente las clases, y ahora me valoro m¨¢s. Como haciendo pausas de cinco minutos: antes de comenzar, a mitad del primer y el segundo plato, y entre plato y plato. S¨¦ que yo no tengo sensaci¨®n de saciedad y que esto me ayuda a adquirirla. Ahora peso 57 kilos, lo que se corresponde a mi 1,65 de altura. Pero me gustar¨ªa estar m¨¢s delgada. Las calor¨ªas me obsesionan: se que una aceituna son 9 calor¨ªas y un chicle sin az¨²car 7. Y que la bulimia me amenaza."
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