Los asaltantes del avi¨®n de TWA piden a Espa?a la libertad de dos shi¨ªes

Viene de la primera p¨¢ginaLa inesperada exigencia de la puesta en libertad de los dos encarcelados en la prisi¨®n espa?ola de Alcal¨¢-Meco por atentar el pasado mes de septiembre contra un funcionario de la Embajada de Libia -que no fue formulada durante las 25 horas de estacionamiento del avi¨®n en Argel- inducen a pensar que la petici¨®n no parti¨® del comando shi¨ª que se encuentra a bordo del Boeing, sino de alguno de sus interlocutores en la ca¨®tica torre de control del aeropuerto de Beirut a la que cualquier persona ten¨ªa f¨¢cilmente acceso.

Una fuente diplom¨¢tica no espa?ola emiti¨® la sospecha de que alg¨²n miembro de la familia Rahal o alg¨²n amigo de los detenidos de la prisi¨®n madrile?a se introdujese en la torre y rogase al portavoz de los secuestradores que a?adiese esta reivindicaci¨®n a la lista de sus exigencias. La inclusi¨®n a posteriori de esta petici¨®n, a?adi¨® la mencionada fuente que sigue de cerca las conversaciones, no le resta ninguna credibilidad.

Es m¨¢s, poco despu¨¦s de tomar tierra minutos antes de las dos de la tarde -hora peninsular espa?ola-, los piratas a¨¦reos parec¨ªan m¨¢s bien considerar a Ar¨ªstegui como un intermediario entre ellos y sus enemigos, Israel y EE UU. Esta es la impresi¨®n que dieron cuando, siempre a trav¨¦s de la radio de a bordo, le pidieron que, junto con los embajadores de Francia, Christian Graeff, y el Reino Unido, David Miers, representantes de la ONU y el ministro liban¨¦s del Interior, Yusef Iskaf, se desplazase al aeropuerto.

El jefe de misi¨®n espa?ol consult¨® inmediatamente con Madrid, donde el ministro Fernando Mor¨¢n le dio "la luz verde para llevar a cabo cualquier misi¨®n humanitaria", pero, probablemente con raz¨®n, Berri les desaconsej¨® a los diplom¨¢ticos que se desplazasen hasta la terminal del aeropuerto, donde dio a entender que no pod¨ªa garantizar su seguridad a pesar de que est¨¢ te¨®ricamente controlada por sus hombres.

El aparato secuestrado el viernes en el espacio a¨¦reo griego hab¨ªa tomado tierra a primera hora de la tarde en la pista del aer¨®dromo beirut¨ª, paralela al mar, sobre cuyas aguas y a 1,5 kil¨®metros de distancia navegaba una lancha patrullera carente de pabell¨®n que permitiese identificarla, pero que pertenec¨ªa, seg¨²n fuentes castrenses occidentales, a la Marina de Guerra de Israel.

Para disuadir de un desembarco, la milicia de Amal, que controla el aeropuerto, instal¨® dos bater¨ªas antia¨¦reas entre la pista y el agua, que disparaban con regularidad sobre la lancha, con el prop¨®sito de impedir su aproximaci¨®n a la costa. S¨®lo en una ocasi¨®n la lancha abri¨® brevemente fuego.

La radios libanesas contribuyeron a aumentar la tensi¨®n se?alando en sus boletines que la aviaci¨®n israel¨ª se hab¨ªa mostrado especialmente activa en el cielo de la capital, dando a entender as¨ª que con la multiplicaci¨®n de sus vuelos de reconocimiento preparaba una reedici¨®n de la c¨¦lebre operaci¨®n Entebbe, de 1976.

Una lancha artillera

La sorprendente presencia de esta lancha artillera resucit¨® el temor de Amal de una eventual acci¨®n militar israel¨ª para rescatar a los rehenes. Sus milicianos en el aero puerto recibieron refuerzos al mismo tiempo que sustituyeron a la Sexta Brigada del Ej¨¦rcito, tambi¨¦n shi¨ª, en el control de la carretera de acceso, para evitar que agentes enemigos introdujesen ar mas en el terminal.

Desde una torre de control abarrotada, donde se codeaban controladores a¨¦reos, milicianos, soldados regulares, empleados de la l¨ªnea a¨¦rea libanesa MEA, los periodistas pudieron escuchar un comunicado del comando shi¨ª reclamando la libertad de sus hermanos, pero cuando m¨¢s tarde un avi¨®n procedente de Ginebra pregunt¨® si el aer¨®dromo permanec¨ªa abierto, el ruido era tal en la sala que apenas se percib¨ªa la voz del comandante, y su interlocutor tuvo tambi¨¦n que gritar para ser o¨ªdo.

Tras anunciar que daba lectura a su pen¨²ltimo comunicado, la voz exaltada del portavoz del comando empez¨® por repetir sus acostumbradas demandas y amenazas, pero, a rengl¨®n seguido, pidi¨® concretamente al Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) que consiga la puesta en libertad de 50 prisioneros en manos del Ej¨¦rcito israel¨ª a cambio de los tres varones norteamericanos de cierta edad que fueron soltados el domingo de madrugada en Argel.

Si esta gesti¨®n prosperaba, los secuestradores, que se definieron como "justicieros y no piratas", se declararon dispuestos a aceptar nuevamente a bordo a un equipo del CICR antes de explicar una vez m¨¢s que `su acci¨®n est¨¢ dirigida contra la agresi¨®n israel¨ª y contra Estados Unidos, que financia y apoya a Israel".

En la madrugada de hoy, los periodistas fueron expulsados del aeropuerto, y entre ellos se extendi¨® la idea de que tal medida iba dirigida a posibilitar que los secuestradores, probablemente fatigados, fuesen relevados por otros correligionarios.