Previsible acortamiento del juicio contra las juntas militares argentinas
El proceso contra las juntas militares argentinas que gobernaron el pa¨ªs entre 1976 y 1982 podr¨ªa acortarse en varios meses si el fiscal Julio C¨¦sar Strassera renuncia a la presentaci¨®n de numerosos testigos. Esta posibilidad comienza a considerarse en medios de la fiscal¨ªa de la C¨¢mara Federal de Apelaciones. Por una parte, los militares hasta ahora interrogados en calidad de testigos han desconocido un¨¢nimemente la desaparici¨®n, tortura y muerte de personas y carece de sentido proseguir con esta l¨ªnea de interrogatorios que desembocan en una pared de negativas, ignorancia y masivas lagunas mentales.De otra parte, la testificaci¨®n exhaustiva de los supervivientes de los campos de exterminio ha alcanzado ya a ciudadanos de varias provincias, a ni?os, adultos y ancianos, a impedidos f¨ªsicos de ambos sexos, a miembros de diversos partidos pol¨ªticos legales argentinos y a pol¨ªticos y a profesionales de los m¨¢s diversos gremios; la fiscal¨ªa estimar¨ªa innecesariamente acumulativa la continuaci¨®n exhaustiva de estos interrogatorios.
La reducci¨®n del fiscal de su lista de testigos podr¨ªa situar el final de la vista oral del proceso y las v¨ªsperas de las sentencias en el mes de agosto y no en octubre o noviembre, como se calculaba en un principio. Aunque los ayudantes del fiscal niegan la menor influencia del Gobierno sobre su estrategia, es patente la preocupaci¨®n de la Uni¨®n C¨ªvica Radical por el calendario del proceso.
En el mes de noviembre se celebrar¨¢n elecciones legislativas parciales (un tercio de las dos C¨¢maras) que ser¨¢n indicativas de la nueva toma de posici¨®n del electorado, tras 23 meses de Gobierno democr¨¢tico; para esa fecha ya se conocer¨¢ el ¨¦xito o el fracaso de la econom¨ªa de guerra implantada por el Gobierno y se especula con la conveniencia de aproximar a noviembre las sentencias.
Finalmente, el juicio es un gigantesco aventador de basura que algunos estiman necesario recortar; desde el comienzo de la vista oral del proceso, han quedado severamente mal paradas la Iglesia cat¨®lica, los dirigentes sindicales de la Confederaci¨®n General del Trabajo, el periodismo, la judicatura, la banca, el empresariado y, por supuesto, las Fuerzas Armadas.
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