'Hiroshima, mon amour'
Este extra?o e intenso filme de Alain Resnais sobre textos de Marguerite Duras signific¨® mucho en su tiempo. Fue rodado en el a?o 1959 y su repercusi¨®n en el cine europeo fue incalculable. Los a?os y las d¨¦cadas han transcurrido velozmente. Hoy, Hiroshima, mon amour se ha convertido probablemente en una reliquia, pero su belleza -una llamada y un encuentro rec¨ªproco entre cine y literatura en estado de gran pureza- permanece ah¨ª, como uno de los instantes m¨¢s inspirados del cine moderno, aunque su capacidad de contagio -que cuando se estren¨® fue enorme- al lenguaje cinematogr¨¢fico vivo se haya atenuado hasta casi extinguirse. El cine actual, incluso el de ambiciones similares al de este filme de Resnais, va ya por otro lado, al menos formalmenteEs Hiroshima, mon amour un austero y sutil poema f¨ªlmico. Es una de esas pel¨ªculas imposibles de contar. Lleva dentro un extra?o ¨¢cido que disuelve, a medida que el filme discurre por sus ins¨®litas curvas argumentales, toda tentaci¨®n narrativa. Es un dif¨ªcil y elegante ejercicio de sintaxis po¨¦tica aplicada a la pantalla que, aunque en su tiempo se repiti¨® muchas veces en otros filmes, todos ellos de calidad muy inferior, es en realidad irrepetible.
'Hiroshima, mon amour' se emite el domingo, a las 22
30, por TVE2.
Hay en Hiroshima, mon amour junto a algunos rasgos de pedanter¨ªa intelectual y de cierto refinamiento pasado de rosca, que hoy nos sabe a una forma de culta y retorcida cursiler¨ªa, hallazgos emocionantes por su sinceridad y hondura.
Los m¨¢s poderosos de estos hallazgos, los que mejor se conservan despu¨¦s del paso devastador de estos ¨²ltimos tiempos, son aquellos en que Resnais introduce su genio de documentalista -bien probado en sus cortometrajes Noche y niebla y Toda la memoria del mundo- en las grandes tracas l¨ªricas de Marguerite Duras, y en especial esos hermosos paseos de la c¨¢mara por las calles de la ciudad japonesa.
Ah¨ª est¨¢ la inimitable forma de montar de Resnais, un asombroso alquimista de los ritmos cinematogr¨¢ficos, que en Hiroshima, mon amour parece encontrarse en estado de gracia.
Un racionalista cartesiano metido en el m¨¢s grande agujero del irracionalismo contempor¨¢neo -el hoyo moral que dej¨® en el planeta la tragedia de Hiroshima- es una aceptable simplificaci¨®n del complejo filme. Por supuesto que es mucho m¨¢s que eso, pero es una buena orientaci¨®n para entrar en una pel¨ªcula que no tiene las puertas abiertas, que es algo herm¨¦tica y que exige algunos olvidos dif¨ªciles de conseguir en la memoria del espectador de cine, acostumbrada a esos c¨®digos narrativos que este filme quiso derogar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.