El Ministerio de Exteriores en esta hora

"Conocer¨¢s tu deber ante todo en que no eres t¨² quien lo escoge". Esta frase de Saint Exup¨¦ry vuelve a mi ahora cuando me encuentro ante una responsabilidad nueva que me honra y que he aceptado con modestia consciente.Estoy en la otra orilla de muchas ambiciones personales y disfrutaba de la paz relativa que proporciona la distancia de la actividad pol¨ªtica. Asumo, sin embargo, mi tarea con una ilusi¨®n casi juvenil y nueva.

Creo que esta hora de Espa?a exige del Ministerio de Asuntos Exteriores un esfuerzo considerable de adaptaci¨®n de su estructura y de robustecimiento de sus medios para afrontar los nuevos requerimientos. La CEE significa claramente el punto de partida para todo este proceso, y desde luego no es un recinto que invite a actitudes complacientes.

Los problemas van desde el protagonismo creciente de los temas econ¨®micos internacionales, hasta la incorporaci¨®n del derecho comunitario, desde la construcci¨®n de nuestro Servicio Exterior como una estructura de acogida para nuestras iniciativas econ¨®micas, hasta la racionalizaci¨®n del esfuerzo que Espa?a est¨¢ haciendo en cooperaci¨®n internacional.

La pol¨ªtica exterior que ha definido el Gobierno exige un esfuerzo tenaz, largo, realista y esperanzado. Desde luego, requiere un praginatismo que consiste en saber que en pol¨ªtica exterior, m¨¢s que en ninguna otra parte, "los caminos son estrechos y los medios limitados". Recuerdo a veces que, frente a la pintada parisina de 1968: "seamos realistas, pidamos lo imposible", alguien dijo desde la verdadera izquierda: "seamos ut¨®picos, hagamos lo posible".