El espacio de la fiesta y la subversi¨®n
"Al mediod¨ªa del domingo 6 de julio, la fiesta hizo explosi¨®n. No hay otro modo de describirlo". Ernest Hemingway define as¨ª en su libro Fiesta el comienzo de los sanfermines. Como otros muchos ciudadanos del mundo que llegaron, y siguen llegando, a Pamplona, Hemingway capt¨® que el orden de esta ciudad se estaba subvertiendo; que una ciudad se transformaba durante cierto tiempo para convertirse en espacio de fiesta y subversi¨®n (subversi¨®n: "hacer que cierta cosa deje de estar o marchar con el orden establecido". Diccionario de Mar¨ªa Moliner).?Qu¨¦ sucede para que una ciudad decida durante nueve d¨ªas ser otra? En realidad, es dif¨ªcil de explicar cabalmente. Pamplona prepara sus sanfermines durante todo el a?o, precisamente para que durante nueve d¨ªas exista una cat¨¢rsis colectiva. Esta es una sensaci¨®n que el for¨¢neo percibe, casi de forma inconsciente, al llegar a Pamplona. "...Ocurr¨ªan cosas esos d¨ªas que s¨®lo pod¨ªan suceder durante la fiesta. Todo adquir¨ªa un tinte de irrealidad y parec¨ªa que nada de lo que pasara en estos d¨ªas pudiera tener consecuencias.
Durante los sanfermines, incluso en los momentos de relativa calma, se ten¨ªa la impresi¨®n de que hab¨ªa que gritar para manifestar cualquier comentario, si es que se -quer¨ªa ser o¨ªdo.... Era una fiesta y dur¨® siete d¨ªas.", dice Hemingway. Esa sensaci¨®n que percibi¨® el escritor hace 60 a?os, existe hoy incrementada notablemente.
Ciertamente, las fiestas de San Ferm¨ªn han sufrido una transformaci¨®n en los ¨²ltimos 15 a?os. La fiesta de la calle a veces ha dejado paso a manifestaciones de todo tipo que han transformado temporalmente los sanfermines. Desde 1978, cuando la polic¨ªa entr¨® en la plaza de toros como el S¨¦ptimo de Caballer¨ªa, Pamplona ha tenido un cierto s¨ªndrome de aquel 8 de julio. El efecto ha durado a?os y hoy todav¨ªa existe, aunque de forma diluida. Los sanfermines sobreviven porque una ciudad, sus habitantes, quieren que la fiesta exista y est¨¦ en la calle. Por esa voluntad colectiva, los sanfermines perduran en el tiempo y a veces se alargan por encima del mes de julio. Un ejemplo est¨¢ en lo que sucede en el campo de Osasuna, en El Sadar.
El grader¨ªo Sur, del que forman parte muchos de los irreductibles que tiene Pamplona, es ya una continuaci¨®n de los tendidos de sol de las corridas sanfermineras. Con menos calor, de pie, sin toros, a veces con un Osasuna que lleva dos goles en contra, los irreductibles tienen siempre su fiesta particular, a veces ajena a lo que sucede en el terreno de juego. Es otra forma de sanferminizar el resto del a?o.
Babelia
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