Cogida grave del banderillero Pedro Sobrino
Al salir de un par de banderillas, el primer toro alcanz¨® por detr¨¢s al subalterno Pedro Sobrino y le peg¨® dos cornadas, una de ellas muy seria. La cogida fue tremendamente dram¨¢tica, pues tras la voltereta, el toro zarande¨® violentamente al torero en el suelo. Sobrino se incorpor¨® como si nada hubiera ocurrido pero, una vez en el callej¨®n, sus compa?eros le convencieron para que se retirara a la enfermer¨ªa y as¨ª lo hizo por su propio pie.Los antiguos Guardiola sal¨ªan con un trap¨ªo tremendo y con aires de coger. El quinto enganch¨® a Emilio Oliva en la suerte suprema y afortunadamente s¨®lo le destroz¨® la taleguilla. No hay mal que por bien no venga, dicen, y esa cogida confirm¨® el aserto, porque le vali¨® a Oliva una oreja.
Plaza de Pamplona, 13 de julio
Octava corrida de feria.Cinco toros de F¨¦lix Hern¨¢ndez y sexto sobrero de P¨¦rez de Vargas; todos con trap¨ªo, fuertes, de media arrancada. Tom¨¢s Campuzano: media trasera (silencio); pinchazo y estocada (silencio). Emilio Oliva: pinchazo y bajonazo (silencio); bajonazo saliendo volteado (oreja y dos vueltas). Lucio Sand¨ªn: estocada baja (ovaci¨®n y saludos); pinchazo hondo y tres descabellos (silencio). El banderillero Pedro Sobrino sufri¨® una cornada de treinta cent¨ªmetros que le produce destrozos en el recto, y largo puntazo corrido en la espalda. Pron¨®stico grave.
Todos los p¨²blicos son sensibles a las cogidas, y el pamplon¨¦s especialmente. Voltereta que haya en esta plaza, ya le est¨¢n aclamando "?torero, torero!" a la v¨ªctima. Emilio Oliva hab¨ªa hecho una faena de esas que, en jerga taurina, llaman ratoneras. Fue pr¨¢cticamente un calco de la que aplic¨® al segundo de la tarde. Corr¨ªa por ah¨ª Oliva quit¨¢ndose de la cara del toro, nervios¨ªsimo, sin templar un pase, resolviendo pr¨¢cticamente a mantazos el remate de cada suerte y, por cualquier motivo, aplicaba un molinete vertiginoso desde prudencial distancia.
M¨¢s de una docena de molinetes dio Emilio Oliva ayer. Constitu¨ªa el molinete su m¨¢s preciado recurso para escapar de la cara del toro. Cuando aplic¨® este traj¨ªn a su primero, el p¨²blico lo contemplaba con cierto desasosiego. Dec¨ªa un espectador: "Me parece que este hombre no se para ni en la Casa de Misericordia para cobrar". Cuando lo aplic¨® al quinto, en cambio, se ve¨ªa con simpat¨ªa, pues alcanzaba entonces su punto culminante la euforia de la merienda. Despu¨¦s lleg¨® la estocada, a cambio de la voltereta, y el gent¨ªo entr¨® en fase de delirium.
Sus toros hab¨ªan sido de media arrancada y as¨ª result¨® toda la corrida. Por primera vez en la feria, ninguno se cay¨® y el que abri¨® plaza derrib¨® con estr¨¦pito. Al ejemplar que hac¨ªa el n¨²mero 43 del abono le cupo el honor de ser el primero capaz de tumbar un caballo. En fin, los Guardiola presentaban problemas y desde luego no permit¨ªan un toreo reposado. Tom¨¢s Campuzano y Lucio Sand¨ªn lo intentaron en sus primeros enemigos. Procuraban aplicar aquellas normas b¨¢sicas en tauromaqu¨ªa de parar, templar y mandar, y consiguieron algunas tandas de muletazos de irreprochable limpieza. Con mando las de Campuzano, con porte de torero de escuela las de Sand¨ªn.
Muletazos sin convicci¨®n
Al cuarto Campuzano le mulete¨® sin convicci¨®n, pues las cazuelas de ajoarriero eran m¨¢s tentadoras y la gente no le hac¨ªa caso. El sexto, prob¨®n, se quedaba en el centro de la suerte, y Sand¨ªn no uni¨® a la torer¨ªa una entrega que seguramente habr¨ªa sido suicida. Con grises opacidades en el ruedo, pero con brillantes c¨¢nticos y una alegria contagiosa en el tendido, acab¨® la corrida. Gaiteros escoceses hab¨ªan acudido a presenciarla y las pe?as les homenajeaban con melod¨ªas de su tierra.
En el pen¨²ltimo d¨ªa de feria, las pe?as estuvieron bulliciosas, ocurrentes y cantarinas como nunca. Algunas sarta de guantazos se escapaba de vez en cuando en cualquier zona donde los efluvios del alcohol espesaban demasiado, pero los contendientes m¨¢s d¨ªscolos eran reducidos mediante otra sarta de mayor contundencia, y no pasaba nada, ?viva San Ferm¨ªn!, que es la mejor terape¨²tica para que haya paz y despu¨¦s gloria.
Babelia
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