F¨²tbol y libertad de mercado, una reconsideraci¨®n
Asistimos a una convulsi¨®n en el mundo del f¨²tbol. El actual conflicto entre clubes y jugadores en torno al "derecho de retenci¨®n" y la "cl¨¢usula de formaci¨®n y promoci¨®n" se nos suele presentar como un enfrentamiento entre los partidarios de un viejo orden decadente aferr¨¢ndose a caducos privilegios y los paladines de vientos e ideas nuevas que dejen la semilla de la libertad.Hay, sin embargo, ciertos detalles que saltan a la vista en un an¨¢lisis m¨¢s riguroso del tema. Sorprende, ya de entrada, que sea el sindicato de los futbolistas el defensor de la libertad de mercado y el laisser-faire en contra del criterio de la patronal, que aboga por ciertas medidas proteccionistas. ?Han cambiado aqu¨ª lo! papeles sindicato y patronal? La respuesta s¨®lo es posible despu¨¦s de un an¨¢lisis serio de lo que se esconde detr¨¢s de esta pol¨¦mica.
Todo comenz¨® con la sentencia del Tribunal Central de Trabajo aboliendo el derecho de retenci¨®n. Las primeras reacciones hablaron de un triunfo de la justicia; "los jugadores, hasta ayer mercanc¨ªas en manos de directivos que vend¨ªan, compraban, reten¨ªan y traspasaban futbolistas, son ya due?os de su destino profesional" (1).
El derecho de retenci¨®n que los clubes pose¨ªan sobre sus jugadores les otorgaba la potestad de renovar el contrato de forma unilateral, aun en contra de la voluntad del futbolista. El per¨ªodo en el que el contrato pod¨ªa ser forzosamente prorrogado era indefinido, si bien en los ¨²ltimos tiempos se hab¨ªa limitado. Esta cl¨¢usula, junto con la posibilidad de vender jugadores, y cobrar por ello, exist¨ªa exclusivamente dentro del deporte profesional, y no en otros mercados laborales.
Desde el punto de vista econ¨®mico, el derecho de retenci¨®n cumpl¨ªa una serie de funciones importantes. En primer lugar, asegurar a los clubes el gasto ocasionado por la selecci¨®n mediante la garant¨ªa de pertenencia al mismo. En segundo lugar, garantizar un m¨ªnimo de competencia entre los distintos equipos a trav¨¦s de una cierta reserva geogr¨¢fica de jugadores, evitando la concentraci¨®n de todas las figuras en los equipos con mayor poder adquisitivo. Por ¨²ltimo, contribuir a disminuir las diferencias salariales dentro del sector, deprimiendo los ingresos de las grandes figuras.
Es de prever que la eliminaci¨®n del derecho de retenci¨®n modifique de forma sustancial, aunque con lentitud, los ingresos monetarios de los futbolistas. Estudios realizados en Estados Unidos demuestran que los salarios medios de los jugadores de b¨¦isbol subieron un 144% en los cuatro a?os siguientes a la supresi¨®n del derecho de retenci¨®n, mientras que los de los jugadores de baloncesto y f¨²tbol americano s¨®lo lo hicieron en un 40% en el mismo per¨ªodo. Las grandes figuras, las m¨¢s perjudicadas por la existencia de esta cl¨¢usula, fueron las que experimentaron un mayor crecimiento salarial con posterioridad a su supresi¨®n (2). Todo apunta a que ese fen¨®meno se repetir¨¢ en el caso espa?ol.
La cantera
Parece l¨®gico pensar que se producir¨¢n adem¨¢s cambios importantes en el proceso de formaci¨®n de los futbolistas si el mercado laboral de esta cualificaci¨®n se liberaliza de forma sensible. En la jerga futbol¨ªstica se denomina trabajar la cantera a aquella actividad por la que un club forma y selecciona de manera progresiva a j¨®venes aspirantes a futbolistas, haciendo acopio en este proceso de toda la informaci¨®n posible sobre su calidad y progreso. El sistema consiste en una criba continua donde muchos empiezan pero s¨®lo unos pocos llegan al primer equipo.
En esta actividad el club incurre, en un coste importante que a la larga se rentabiliza con el rendimiento econ¨®mico de los jugadores que tienen ¨¦xito. Mediante el derecho de retenci¨®n, el club ten¨ªa garantizada la permanencia del jugador y, en su caso, la posibilidad de venderlo a otro equipo. Sin ¨¦l, no est¨¢ asegurada la rentabilidad econ¨®mica de una cantera, lo que deber¨ªa originar una disminuci¨®n de los fondos dedicados a la misma. Se puede esperar, por consiguiente, la de algunos equipos filiales y, en todo caso, la disminuci¨®n del tama?o e importancia de las canteras, as¨ª como un aumento de los gastos propios del jugador en su formaci¨®n. Este efecto no ser¨¢ inmediato en la medida en que los fuertes gastos en instalaciones se pueden considerar inmovilizados y, por tanto, se limitar¨¢ a una ca¨ªda de los gastos de mantenimiento. Aumentar¨¢ la movilidad de los jugadores de un equipo a otro, en la medida en que han disminuido los costes fijos de empleo, acudiendo razonablemente al que m¨¢s les pague. Los clubes con poder adquisitivo m¨¢s elevado tender¨¢n a acumular los mejores jugadores en mayor medida que ahora. La consecuencia bien puede ser una profundizaci¨®n de las diferencias entre los equipos grandes y peque?os.
Elevaci¨®n del coste medio
Se elevar¨¢ el coste medio de mantenimiento de la plantilla, si bien los costes fijos disminuir¨¢n. Estos ¨²ltimos tienen un efecto asegurador del futbolista en el puesto de trabajo: es menos probable que se despida a un jugador en el que se ha invertido mucho dinero. Con la desaparici¨®n del derecho de retenci¨®n, el jugador medio puede sentirse menos protegido del riesgo de desempleo. Como la vida profesional de un deportista es, en t¨¦rminos relativos, muy corta, la p¨¦rdida econ¨®mica por estar sin trabajo durante un tiempo breve puede ser muy alta.
Por consiguiente, la abolici¨®n del derecho de retenci¨®n tiene efectos econ¨®micos lesivos para los clubes de f¨²tbol, efectos claramente favorables para los jugadores de primera fila, y unos efectos menos precisables para los dem¨¢s jugadores.
No sorprende entonces que los clubes de f¨²tbol intenten arbitrar medidas con efectos econ¨®micos similares al derecho de retenci¨®n mientras que los jugadores, especialmente los mejores, se oponen a acuerdos entre los clubes que impiden que sus salarios suban de una forma muy considerable. Estos acuerdos entre equipos, si adoptan la forma de un mero pacto entre caballeros, ser¨ªan poco estables y de corta duraci¨®n, pues existe siempre el incentivo econ¨®mico para que un equipo concreto los incumpla (3), salvo que alguna instancia superior tenga la capacidad de hacerlo cumplir, como por ejemplo la Liga de F¨²tbol Profesional, estableciendo fuertes sanciones, que podr¨ªan llegar a la expulsi¨®n de un equipo.
La Indemnizaci¨®n
La indemnizaci¨®n obligatoria por formaci¨®n y promoci¨®n es una cl¨¢usula de efectos similares al derecho de retenci¨®n en la medida en que protege el gasto de los clubes en sus canteras. Es previsible que, de ser llevada a la pr¨¢ctica, mantenga la retenci¨®n, si no de derecho, al menos de hecho, aunque su efecto restrictivo sobre los salarios de los jugadores sea menor.
Las respuestas a la abolici¨®n del derecho de retenci¨®n no pueden ignorarlas causas profundas que justifican en un mercado laboral de cualificaciones muy espec¨ªficas la existencia de pr¨¢cticas que intentan limitar la movilidad, pues ¨¦sta resulta muy costosa. Por otro lado, procedimientos similares existen en otros mercados laborales de caracter¨ªsticas parecidas. En el f¨²tbol, algunas veces, aparentes conflictos ideol¨®gicos en realidad esconden meros conflictos de intereses.
1. Editorial de EL PAIS, 15-4-1985.
2. ?ste es un fen¨®meno muy conocido en la literatura econ¨®mica, y aparece recogido en los manuales de econom¨ªa laboral. Los datos citados, de D. Hammermesh y A. Rees, Econom¨ªa del trabajo y los salarios. Alianza Editorial, Madrid, 1984, p¨¢g. 149.
3. Es lo que en teor¨ªa econ¨®mica se denomina el problema del gorr¨®n o del free rider.
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