Alexandrov fue visto por ¨²ltima vez ante la sede diplom¨¢tica
Jos¨¦ Moreno y Francisco Delgado fueron los conductores del Ayuntamiento de C¨®rdoba que trasladaron a Madrid al cient¨ªfico sovi¨¦tico desaparecido. Le dejaron en la Embajada de la URSS aproximadamente a las nueve de la noche del domingo 31 de marzo."El oficial primero de la Embajada nos pidi¨® que le llev¨¢ramos al hotel Habana, pero le dijimos que ¨¦se no era nuestro cometido. Le dejamos all¨ª y vimos c¨®mo le met¨ªan en una furgoneta, suponemos que para llevarle al hotel. Despu¨¦s nos volvimos", dijo ayer a EL PAIS uno de los conductores.
En la recepci¨®n de los apartamentos afirmaron ayer que, efectivamente, Alexandrov estuvo registrado como cliente el d¨ªa 31, aunque no pudieron confirmar si durmi¨® all¨ª aquella noche. A?adieron que, al parecer, el sovi¨¦tico coment¨® que le hab¨ªa desaparecido el pasaporte.
Los dos viajes que el cient¨ªfico sovi¨¦tico VIadimir Alexandrov realiz¨® entre Madrid y C¨®rdoba -los d¨ªas 29 de marzo, el de llegada, y 31 de marzo, Domingo de Ramos, el de regreso- presentan la gran afici¨®n de Alexandrov al whisky y a la vodka como ¨²nico factor com¨²n sacado de las impresiones de algunos miembros de la organizaci¨®n de la conferencia y de los conductores oficiales del Ayuntamiento que le trasladaron en ambas ocasiones.
El m¨¢s accesible de ellos manifestaba ayer su expreso recelo, casi miedo, a hablar de una cuesti¨®n que "se ha vuelto demasiado complicada". "Yo s¨®lo aparecer¨¦ en los peri¨®dicos", a?adi¨® con firmeza "cuando me toque la loter¨ªa, no en un caso de estos".
No obstante, la reconstrucci¨®n de los hechos, seg¨²n la versi¨®n de este conductor, se centra en la afirmaci¨®n de que ellos le recogieron "algo ambientado" en Madrid el d¨ªa 29 y lo dejaron en parecidas circunstancias el d¨ªa 31 en la puerta de la Embajada de la URSS en Madrid.
Partieron de C¨®rdoba el Dom¨ªngo de Ramos a las cuatro de la tarde en un Seat 132 (el primer coche oficial que tuvo el alcalde Julio Anguita, que ahora tiene un R-25) y llegaron a la sede diplom¨¢tica en Madrid a las nueve de la noche de ese mismo d¨ªa.
Seg¨²n Francisco Delgado, el conductor que gui¨® el coche en direcci¨®n a Madrid, el cient¨ªfico sovi¨¦tico no habl¨® en todo el camino, salvo una repetida expresi¨®n que pronunciaba cuando ve¨ªa los letreros de cualquier restaurante pr¨®ximo a la carretera. Entonces, casi por reflejo, indicaba a los conductores: "Restaurante, parar".
"Pero nosotros no pararnos", a?ade el conductor, "solamente lo hicimos una vez en todo el trayecto, a la altura de un descampado de los llanos de La Mancha, pasado Manzanares, para que hiciera sus necesidades".
Cuando llegaron a la Embajada de la URSS, sali¨® un funcionario acompa?ado de una pareja de guardias y pidi¨® a los dos conductores que llevasen a Alexandrov al hotel Habana.
Sin embargo, ¨¦stos contestaron que no era ¨¦sa su obligaci¨®n y dejaron al cient¨ªfico en manos de los funcionarios, que en una furgoneta Mercedes y con un turismo tras ella se dispusieron para trasladar al cient¨ªfico al citado hotel. "Nosotros desde ese momento nos desentendimos del problema y regresamos a casa", afirm¨® uno de los conductores del Ayuntamiento cordob¨¦s.
Anteriormente, el d¨ªa en que lleg¨® a Espa?a, tambi¨¦n hab¨ªa ido a. recogerlo a Madrid Jos¨¦ Moreno. El equipaje de Alexandrov consist¨ªa en una mochila y otro bulto sencillo.
Durante su estancia en C¨®rdoba fue visto en aparente estado de embriaguez en la plaza de la Corredera en dos ocasiones, seg¨²n versiones de algunas personas pr¨®ximas a la organizaci¨®n. Otro d¨ªa, Alexandrov fue visto en la zona pr¨®xima al hospital General con la mochila al hombro.
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