La prodigiosa voz de Ray Charles
ENVIADO ESPECIAL
Todo festival que se precie ha de acabar con fuegos artificiales. Para acabar el de jazz de San Sebasti¨¢n han tra¨ªdo a Ray Charles, el genio del soul. Es una leyenda, un monumento. Se le puede criticar que ha abandonado el jazz, que canta siempre lo mismo, que su espect¨¢culo es comercial y mec¨¢nico.
Pero seamos serios. Estamos cerca del a?o 2000 y hay que ir haciendo listas con los mejores del siglo: los 10 mejores pol¨ªticos, los 10 mejores escritores, las 10 mejores voces. Entre ¨¦stas tiene que figurar, sin duda, la de Ray Charles. Sin su prodigiosa voz, ni el jazz ni ninguna otra m¨²sica popular ser¨ªan lo mismo. Otra lista posible la de los cantantes que han sido influidos por ¨¦l o que se han decidido a cantar despu¨¦s de escucharle. Pero en esa lista no habr¨ªa s¨®lo 10 nombres, sino muchos m¨¢s.
XX Festival de Jazz de San Sebasti¨¢n
Ray Charles y su orquestaPalacio Municipal de los Deportes, San Sebasti¨¢n, 21 de julio de 1985.
Uno de los atractivos de Ray Charles es que adem¨¢s suele llevar una buena orquesta, que se encarga de calentar el ambiente antes de que salga el genio. La banda que ha venido a este festival, sin ser especialmente brillante, cumple a la perfecci¨®n su cometido. La dirige estupendamente el saxofonista Clifford Solomon, y est¨¢ muy bien orientada. Tiene un buen repertorio, con excepci¨®n del insoportable Spain, de Chick Corea, la ¨²nica concesi¨®n. Entre los solistas, hay que sacar del anonimato general a Bob Rodr¨ªguez, que toc¨® al fliscorno una espl¨¦ndida versi¨®n de I remember Clifford.
Transfiguraci¨®n
La aparici¨®n de Ray Charles transfigura la banda, que de buena pasa a magn¨ªfica. No porque destaque m¨¢s, sino porque pasa a girar en torno a la voz del maestro. Y es una maravilla, cuando se han apagado tantas voces importantes, tener todav¨ªa ocasi¨®n de o¨ªr esa voz en directo, aunque sea para cantarlo mismo de siempre. O aunque sea para lanzar maldiciones contra el sonido, que, indiferente a los mitos, las leyendas y los monumentos, provoc¨® el desastre durante la interpretaci¨®n de Georgia. Luego todo se arregl¨®, m¨¢s mal que bien, y se pudo llegar a la apoteosis, con el genio, la orquesta y las infalibles raelets. No hubo propina.Hubo pr¨®logo de lujo sobre el papel. La Paris Reunion Band es una agrupaci¨®n donde se juntan m¨²sicos m¨¢s o menos del mismo estilo para tocar durante una gira. Se suele decir que en estas bandas de circunstancias el todo es inferior a la suma de las partes, y en ocasiones puede suceder que acaben como el rosario de la aurora. La Paris Reunion Band lleg¨® con una baja y una sustituci¨®n.
A¨²n as¨ª, siempre est¨¢ bien tener oportunidad de ver a Johnny Griffin corretear con el saxo tenor, a Slide Hampton cantar el vals con el tromb¨®n, o a Woody Shaw rubricar con virtuosismo una composici¨®n propia. La r¨ªtmica estuvo descompensada, y para escuchar como es debido el piano exquisito de Kenny Drew hubo que esperar al tema de regalo, que ¨¦stos s¨ª dieron.
En las ma?anas del s¨¢bado y el domingo las actividades paralelas del festival se animaron. El s¨¢bado se celebr¨® el concurso de grupos aficionados del Pa¨ªs Vasco, que gan¨® por segundo a?o consecutivo el sexteto Pork Pie Hat; hubo que ampliar el cap¨ªtulo de mejores solistas y premiar al bater¨ªa Manolo Gallardo y al guitarra Carlos Velasco.
Babelia
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