El libro espa?ol se beneficiar¨¢ de las medidas econ¨®micas adoptadas en M¨¦xico
El Gobierno mexicano ha eliminado de golpe las restricciones que pon¨ªa para la importaci¨®n de libros, lo que beneficiar¨¢ al sector en Espa?a. Desde el d¨ªa 26, los libros ya no requieren el permiso previo de importaci¨®n.
En una serie de medidas de reajuste econ¨®mico que han conmovido al pa¨ªs, el Gobierno decidi¨® eliminar 15 subsecretar¨ªas de Estado (viceministerios), varias decenas de direcciones generales, al mismo tiempo que una fuerte reducci¨®n en el gasto p¨²blico. Se ha eliminado tambi¨¦n la necesidad del permiso previo de importaci¨®n para una gran cantidad de productos, y se ha sustituido por un sistema de aranceles. El libro, cuya importaci¨®n no tiene impuesto alguno, entrar¨¢ desde ahora al pa¨ªs sin restricciones. En los ¨²ltimos meses, la escasez de divisas hab¨ªa complicado hasta el infinito la obtenci¨®n de permisos para importar libros de Espa?a, y se exig¨ªa al importador una proposici¨®n de producci¨®n nacional, a la vez que la exportaci¨®n de esa producci¨®n.
El costo del papel mexicano, un 50% superior al precio internacional, dificultaba la edici¨®n en M¨¦xico. El problema tambi¨¦n ha quedado resuelto al quedar liberada la importaci¨®n de papel para libros.
Nuevas posibilidades
?stas medidas abren nuevas posibilidades para los editores mexicanos, y para la gran cantidad de empresas editoras espa?olas instaladas en el pa¨ªs. Se abren al mismo tiempo nuevas perspectivas de inversi¨®n y coproducci¨®n, para recuperar un mercado que hasta 1982 ocup¨® el primer lugar entre los compradores de libros espa?oles.El peso mexicano se ha devaluado en un 20%, y el precio es ahora el problema para el libro espa?ol en este mercado. Los libros importados de Espa?a son excesivamente caros en M¨¦xico como para reconquistar el mercado perdido (en 1981 Espa?a vendi¨® a M¨¦xico 7.800 millones de pesetas; en 1984, s¨®lo 3.400 millones).
En los ¨²ltimos meses, las dificultades existentes para la importaci¨®n de libros en M¨¦xico hab¨ªan motivado severas cr¨ªticas de los editores espa?oles y de otros pa¨ªses, y reclamos formales del grupo interamericano de editores, filial de la Uni¨®n Internacional de Editores, con sede en Ginebra.
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