La elevada deuda externa de Am¨¦rica Latina se ha convertido en el factor de identidad de la regi¨®n
La gigantesca deuda externa de Am¨¦rica Latina, 360.000 millones de d¨®lares (60 billones de pesetas), es uno de los factores aglutinantes en la actualidad de la identidad de la regi¨®n. Esta idea toma cuerpo en cada uno de los foros en los que t¨¦cnicos y pol¨ªticos latinoamericanos estudian las soluciones para salir de la trampa financiera que impide el desarrollo integral de la zona. El l¨ªder cubano, Fidel Castro, se ha dado cuenta de ello y ha levantado nuevamente la bandera de un nuevo orden econ¨®mico internacional, haciendo tabla rasa del endeudamiento acumulado.
Esta semana, pocas jornadas antes de que en Buenos Aires se re¨²na la asamblea general de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (CEPAL), un ente que depende de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas, Castro re¨²ne a pol¨ªticos y economistas para buscar salidas al choque de la deuda.Todav¨ªa no se conocen con exactitud los nombres y el n¨²mero de qui¨¦nes se reunir¨¢n a partir de ma?ana en el Palacio de Convenciones de La Habana. Sin embargo, caben pocas dudas de que lo que se diga en la capital cubana tendr¨¢ repercusi¨®n inmediata en los pa¨ªses latinoamericanos. Castro ha anunciado que de esta reuni¨®n no saldr¨¢ un "club de deudores" que act¨²e como cartel frente a los acreedores internacionales. Pero la opini¨®n del l¨ªder cubano es sobradamente conocida: la deuda latinoamericana es impagable y debe cancelarse. "Se ha dicho que si la deuda no puede pagarse se desestabilizar¨¢ el sistema financiero internacional. No es en absoluto imprescindible que esto ocurra. Nosotros planteamos que los pa¨ªses industrializados acreedores pueden y deben hacerse cargo de la deuda ante sus propios bancos".
Estas palabras de Fidel, reproducidas de una entrevista concedida al diario mexicano Excelsior en marzo pasado, han sido repetidas por el l¨ªder, cubano, con breves modificaciones verbales, en el IV Congreso de la Federaci¨®n Latinaomericana de Periodistas y en la Conferencia Sindical de los Trabajadores de Am¨¦rica Latina y el Caribe sobre deuda externa, celebradas el pasado mes en La Habana.
La conferencia de La Habana se produce inmediatamente despu¨¦s de la toma de posesi¨®n de Alan Garc¨ªa como presidente peruano. Garc¨ªa, de ideolog¨ªa socialdem¨®crata, no ha tenido m¨¢s remedio que pedir a sus conciudadanos sangre, sudor y l¨¢grimas para sacar a Per¨² del galopante subdesarrollo en que se halla sumergido. La deuda externa peruana es el freno determinante a cualquier acci¨®n de gobierno. En unas recientes declaraciones, Alan Garc¨ªa era muy expl¨ªcito: "En las actuales condiciones, Per¨² no puede pagar. Los pol¨ªticos debemos decir la verdad, que tiene una fuerza revolucionaria. Y la verdad es ¨¦sta: debemos 14.000 millones de d¨®lares, y nuestro producto bruto es de 16.000 millones. En 1985 nuestras exportaciones alcanzar¨¢n los 3.100 millones de d¨®lares, y deber¨ªamos pagar 3.700 millones de d¨®lares". ?Qui¨¦n entiende tan alucinante situaci¨®n?
El l¨ªmite de la austeridad
Entre los mandatarios latinoamericanos que acompa?aron a Garc¨ªa en su acceso a la presidencia peruana, en una Lima cada vez m¨¢s asemejada a Calcuta, estuvieron Ra¨²l Alfons¨ªn y Julio Mar¨ªa Sanguinetti, dos presidentes constitucionales permanentemente conectados a la hora de poner toallas a la quiebra exterior de sus respectivos pa¨ªses, Argentina y Uruguay. La rapi?a de los militares golpistas en el Cono Sur ha puesto tambi¨¦n fuera de juego a cualquier pol¨ªtica econ¨®mica que no tenga como base el ajuste y la austeridad, para pagar una deuda externa en muchos casos ileg¨ªtima y que sobrecarg¨® el consumo superfluo y los gastos militares.
En todas las democracias recientemente constituidas en Am¨¦rica Latina se teme que, como consecuencia de una situaci¨®n econ¨®mica insostenible, los militares puedan volver al poder, y esta vez dentro de cauces electorales. Lo ocurrido en Bolivia con Hugo B¨¢nzer es mirado de reojo por muchos pol¨ªticos latinoamericanos. Tambi¨¦n por muchos militares. Es muy dif¨ªcil insuflar austeridad donde no hay m¨¢s que pobreza extrema. Resultaba cruel, por ejemplo, observar el pasado a?o un discurso del presidente peruano Bela¨²nde Terry por televisi¨®n, pidiendo ayuda a la pol¨ªtica del Fondo Monetario Internacional desde las m¨ªseras tierras de Ayacucho, la zona en la que tiene su m¨¢ximo apoyo Sendero Luminoso.
Pocos d¨ªas despu¨¦s de la conferencia de La Habana se reunir¨¢, en Buenos Aires, la asamblea anual de la CEPAL. Las posturas predominantes de esta organizaci¨®n -impregnada de la labor y de la filosof¨ªa moderadora de su anterior secretario general, el canciller uruguayo Enrique Iglesia- se acercan mucho a la del Grupo de Cartagena (grupo formado por los Gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, M¨¦xico, Rep¨²blica Dominicana, Per¨², Venezuela, Colombia y Uruguay).
El Grupo de Cartagena pretende una negociaci¨®n pol¨ªtica con los pa¨ªses acreedores de la que salga un pacto global para el pago del servicio de la deuda. La CEPAL tendr¨¢ que dar carta formal en esta asamblea a las conclusiones de la reuni¨®n t¨¦cnica celebrada en Santiago de Chile (por cierto, con la presencia por primera vez en la capital chilena de un delegado cubano, al que la polic¨ªa no dejaba circular libremente y trasladaba de su hotel a la sede de la CEPAL, y vuelta) el pasado mes de mayo. En esa reuni¨®n se manifest¨® la perplejidad de todo tipo de salidas cl¨¢sicas a la crisis (monetaristas, keynesianas, defensoras de la pol¨ªtica del desarrollo y de la teor¨ªa de la dependencia), y la misma existencia de la deuda exterior como aglutinante de la identidad de Am¨¦rica Latina.
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