Abortar en Espa?a
EL DESARROLLO de la ley de Regulaci¨®n de la Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo, conocida popularmente como la ley del aborto, se anuncia tan pol¨¦mico como el debate que levant¨® su tramitaci¨®n en las c¨¢maras. Las dificultades que se dan en el caso de la mujer de Gij¨®n (ver EL PA?S de ayer) para que le sea practicada la operaci¨®n a?aden todo el dramatismo a la situaci¨®n que bien pudiera mover la meditaci¨®n sobre el cinismo social.La primera se?al de alarma ha sonado con la circular del Ministerio de Sanidad que instruye a los directores de los hospitales p¨²blicos sobre el derecho de todo el personal sanitario a negarse en cualquier momento a participar en una interrupci¨®n de embarazo. La circular especifica que el personal que preste sus servicios en establecimientos sanitarios podr¨¢ manifestar su opci¨®n a no participar en la interrupci¨®n voluntaria del embarazo en todos o en algunos de los supuestos calificados como no punibles en el C¨®digo Penal. La objeci¨®n podr¨¢ hacerse sin motivaci¨®n concreta, por escrito o por cualquier otro medio, dirigida al director del centro donde el interesado preste sus servicios, y ser¨¢ v¨¢lida indefinidamente o en un caso concreto. La revocaci¨®n podr¨¢ hacerse en las mismas condiciones. La confidencialidad queda asegurada. Es decir, que el personal sanitario podr¨¢ hacer saber al director del centro su posici¨®n ante cada caso. Estas directrices, en principio generosas con, la conciencia individual, no han gustado, sin embargo, a ninguno de los colectivos sanitarios que participaron activamente en el debate sobre el aborto.
Los sectores conservadores, nucleados en torno a la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, pillados a contrapi¨¦ por el car¨¢cter flexible de la circular, que no obliga a nada al personal sanitario, piden que se regule la objeci¨®n de conciencia por ley, pese a mostrarse recelosos al principio mismo de la objeci¨®n de conciencia, ya que, en su opini¨®n, dar¨ªa pie a la creaci¨®n de listas negras. Estos sectores insisten adem¨¢s en que lo que est¨¢ en debate no es s¨®lo objeci¨®n de conciencia, sino tambi¨¦n objeci¨®n de ciencia, que garantiza la libertad de conciencia, del m¨¦dico.
Por su parte, los sectores profesionales que han defendido la ley de interrupci¨®n del embarazo consideran que la circular del ministerio es lo suficientemente vaga como para dar lugar a todo tipo de arbitrariedades y, lo que es m¨¢s importante, no garantiza plenamente el derecho a abortar de la mujer que se encuentre en los tres supuestos que prev¨¦ la ley. La posibilidad de que el personal sanitario acepte practicar un aborto unas veces s¨ª y otras no, seg¨²n cada caso y por los motivos que considere oportunos, crea, de hecho, una situaci¨®n de inseguridad en las pacientes, que no tendr¨¢n nunca la certeza de que su caso sea resuelto. La falta de claridad en torno al tema puede permitir adem¨¢s que m¨¦dicos que sean objetores en sus horas de trabajo en hospitales p¨²blicos realicen abortos en cl¨ªnicas privadas. Para evitar esta situaci¨®n, la Asociaci¨®n para la Defensa de la Sanidad P¨²blica pide que la objeci¨®n se realice en un solo acto que sea renovable anualmente con conocimieno p¨²blico.
El Gobierno, al redactar la circular, parece haber querido eludir la previsible campa?a en su contra de los sectores reaccionarios y evitar una nueva batalla legal. En lo que no parece haber reparado el Gobierno, tan preocupado siempre por los profesionales de la medicina, es en si garantiza que la ley aprobada por los representes del pueblo espa?ol tenga cumplida garant¨ªa en la red sanitaria p¨²blica. No vaya a ser que el aborto se convierta en un imposible para la sanidad p¨²blica y un provechoso negocio para la medicina privada.
El caso citado parece confirmar que las vacilaciones del Ministerio de Sanidad ante el corporativismo de algunos sectores de la medicina pueden tener su reflejo en el desarrollo de la ley de interrupci¨®n del embarazo de la misma forma que lo han tenido en la ley de Sanidad. Hay, no obstante, en Espa?a numerosos profesionales de la medicina que tienen una buena oportunidad para demostrar que el comportamiento de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial no lograr¨¢ manchar de desprestigio social a toda una profesi¨®n, a pesar de las torpezas del Ministerio de Sanidad.
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