Las costillas de Ca¨ªn
Todo lector de las novelas de Guillermo Cabrera Infante o de las cr¨ªticas cinematogr¨¢ficas de su alter ego G. Ca¨ªn sabe que este escritor es un ladies man, definici¨®n inglesa que el vocablo espa?ol mujeriego no traduce fielmente. Un ladies man no conquista obligatoriamente.a las mujeres ni vive para ellas, ni siquiera con ellas. No es, en suma, un donju¨¢n para quien los ejemplos del sexo femenino se convierten en cifras que hay que ir sumando.Lo que el ladies man tiene es una obsesi¨®n, una disposici¨®n de su vida siguiendo el ritmo de la mujer, y a plasmar sin complejos y sin falsos halagos ese hechizo dedic¨® Guillermo Cabrera Infante uno de sus ¨²ltimos libros, La Habana para un infante difunto, que era un largo viaje hasta el fin de la noche femenina.
Por el d¨ªa, el novelista, aparte de escribir y fumar puros, ve en su apartamento londinense todo tipo de pel¨ªculas nuevas y antiguas con un af¨¢n -¨¦ste s¨ª- coleccionista, fetichista. Y por eso result¨® muy entonado el homenaje que el pasado s¨¢bado le dedic¨® el espacio de la primera cadena De pel¨ªcula, en el que el d¨ªa filmico y la noche venusina de Cabrera se juntaban en un repaso a sus mujeres so?adas del s¨¦ptimo arte.
Actriz morena
Aunque falt¨® citar a una actriz morena del cine cubano, hoy retirada, que para m¨ª y otros muchos cin¨¦filos estar¨ªa entre los m¨¢s hermosos rostros de la pantalla, la galer¨ªa femenina de Cabrera Infante fue muy completa y, como debe ser, muy caprichosa. Al tratarse principalmente de las broads, esas malas o duras o tortuosas del cine, los nombres de Gene Tierney, B¨¢rbara Stanwyck, Gloria Grahame y Bette Davis aparecieron con todo derecho.
Hubo un apartado casi adulterino para las rubias, donde el autor de Tres tristes tigres hizo un canto a la melena suelta de Eleanor Parker (y qu¨¦ bien elegida estaba la secuencia del linimento en Cuando ruge la marabunta), al moh¨ªn inocente de Kim Novak y a la serenidad matronil de Lana Turner. Fue duro para un fiel o¨ªr palabras desde?osas sobre Marlene, Elisabeth Taylor y Ava Gardner, basadas, en el caso de las dos ¨²ltimas, en un trato personal del escritor con estas, por lo visto, insoportables criaturas.
Lo que qued¨® de manifiesto en el programa De pel¨ªcula fue que este ciudadano brit¨¢nico no ha perdido el acento de su origen tropical. Uno esper¨® en vano la menci¨®n a las grandes divas de la hermosura n¨®rdica (Greta Garbo, Ingrid Bergman) y, por el contrario, los elogios m¨¢s encendidos iban para la belleza oscura y t¨®rrida de la mujer latina: Rita Hayworth, Mar¨ªa F¨¦lix, Victoria Abril y Charo L¨®pez, a quien Guillermo Cabrera Infante resalt¨®, muy justamente, no s¨®lo como rostro de inquietante belleza, sino como actriz de enorme calidad.
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