Reuniones y tertulias
6 de febrero de 1955En Velintonia. Le cuento a Aleixandre la reuni¨®n en casa de Piedad Salas, secretaria de la Asociaci¨®n Espa?ola de Amigos de Rimbaud, que preside el marqu¨¦s de Cerralbo. Me confiesa Vicente que, aunque miembro de la asociaci¨®n -fue muy joven lector entusiasta de Rimbaud-, no ha asistido porque le encocoran y le aburren las reuniones sociales en las que el esnobismo y la banalidad dominan. El local es una antigua carbonera en la calle del General Mola adaptada por Piedad Salas para estudio de pintura y teatrito casero. En la reuni¨®n de este mes predominaba la alta sociedad: la princesa Sturzo, el duque de las Torres, Luis Escobar, la poetisa Margarita de Pedroso y, naturalmente, el fundador y presidente de la asociaci¨®n, marqu¨¦s de Carralbo. Y por el estado llano en minor¨ªa, s¨®lo Antonio Rodr¨ªguez Mo?ino, Enrique Canito y yo. Vicente me cuenta que conoci¨® de joven al duque de las Torres, sobrino de Romanones, y hoy millonario, aunque en tiempos de la Rep¨²blica fue diputado por el partido de Aza?a. En la reuni¨®n Cerralbo ley¨® unas p¨¢ginas sobre Rimbaud y nos entreg¨® el bolet¨ªn de la asociaci¨®n. Luego nos present¨® a su amiguito Luis Sagrera, que colabora con ¨¦l en el bolet¨ªn, y de quien nos pas¨® con enorme inter¨¦s un art¨ªculo para ?nsula sobre Gerard de Nerval, cuyo centenario se cumple este a?o. Canito le tuvo que prometer que lo publicar¨ªa. Cerralbo es un personaje curioso. Su marquesado y su pasi¨®n por los efebos y por los libros raros no le impiden conspirar contra Franco y difundir hojas clandestinas atacando a la dictadura, que distribuye personalmente su mayordomo.
10 de febrero
Tertulia en el Lyon: D¨¢maso, Gerardo, Vicente, Mu?oz Rojas, Bouso?o y Spiteri. Discusi¨®n en torno a la vacante producida por la muerte del novelista malague?o Gonz¨¢lez Anaya. D¨¢maso nos cuenta que en la votaci¨®n previa ha salido con m¨¢s votos Joaqu¨ªn Calvo Sotelo, a quien apoya el poderoso Abc. D¨¢maso y Vicente han votado a Claudio de la Torre, Cela y Zunzunegui, y La¨ªn, a Julio Camba. Discusi¨®n sobre Camba. Parece que en la Academia no se le quiere. D¨¢maso no le estima como escritor, y alg¨²n acad¨¦mico ha alegado que un bohemio como Camba no debe entrar en la Academia por carecer de respetabilidad. Pero Vicente protesta contra esa actitud bochornosa al juzgar a un escritor tan estupendo como Julio Camba, y Bouso?o y yo nos unimos a su protesta. Del tema acad¨¦mico pasamos a comentar la enfermedad cerebral que padece Juan Aparicio, director general de Prensa. Las versiones del accidente son varias, pero seg¨²n D¨¢maso la verdadera es ¨¦sta: en un banquete celebrado en Barcelona con algunos escritores y libreros catalanes se levant¨® al final Aparicio para decir unas palabras afirmando que el ¨²nico pa¨ªs del mundo donde hay verdadera libertad de Prensa era Espa?a. La inaudita afirmaci¨®n no s¨®lo provoc¨® sonrisas esc¨¦pticas, sino un fuerte abucheo. Esta reacci¨®n de los comensales, que Aparicio no esperaba, fue lo que provoc¨® en ¨¦l un ataque de furia y cay¨® redondo. Se lo tuvieron que llevar a un hospital, y ahora parece que lo est¨¢ tratando L¨®pez Ibor, el psiquiatra, de quien se dice que es del Opus.
5 de abril
Me visita en Campsa Alfonso Costafreda, quien me trae un art¨ªculo para ?nsula sobre la poes¨ªa de Jos¨¦ ?ngel Valente, concretamente, sobre su primer libro, A modo de esperanza, que ha ganado el Premio Adonais. Hablamos -cosa rara en ¨¦l y en m¨ª- de temas trascendentales: Dios, la muerte, la nada... Se confiesa absolutamente indiferente en materia religiosa y me dice que piensa casarse por lo civil con su amiga sueca, y vivir con ella en Ginebra, donde ha obtenido un puesto en la ONU. No piensa volver a Espa?a mientras dure la dictadura franquista.
10 de abril
En Velintonia, con Eva Seiffert, la antigua amante de Vicente, que pasa unos d¨ªas en Madrid y asistir¨¢ a un congreso de filolog¨ªa en Salamanca. Le ha tra¨ªdo de regalo una espl¨¦ndida pluma alemana. Nos habla Vicente de su nuevo libro en preparaci¨®n, Los encuentros, que tiene ya muy avanzado. Lo forman retratos y semblanzas de escritores, la mayor¨ªa poetas. La primera generaci¨®n representada es la de Gald¨®s -tan le¨ªdo y admirado siempre por ¨¦l, desde su primera juventud- y do?a Emilia. Despu¨¦s van Unamuno, Baroja y Azor¨ªn. "No har¨¦ la de Juan Ram¨®n", nos dice. "Me dar¨¦ el gusto de morirme sin haber escrito una sola l¨ªnea sobre ¨¦l". Ante el asombro de Eva, le cuento el venenoso ataque que le hizo Juan Ram¨®n a Vicente en un art¨ªculo publicado en la revista cubana Or¨ªgenes, hace un par de a?os, donde le llamaba poeta mutilado. Vicente no se lo ha perdonado, y con raz¨®n, pues no se trataba de un ataque literario, sino que incid¨ªa en lo personal.
21 de abril
Tertulia en el Lyon. Pesa en todos -D¨¢maso, Vicente, Gerardo, Mu?oz Rojas, Spiteri, Bouso?o- el dolor por la muerte de Juan Guerrero Ruiz, a quien Llorca llam¨® "c¨®nsul general de la poes¨ªa", ocurrida en la madrugada de ayer, a consecuencia de un c¨¢ncer de pr¨®stata. Hablamos de su devoci¨®n por los poetas y la poes¨ªa espa?ola, por la que tanto ha hecho, fundando revistas y colecciones de poes¨ªa, (Verso y prosa, Editorial Hisp¨¢nica, colecci¨®n Adonais ... Logr¨® reunir una biblioteca de poes¨ªa espa?ola contempor¨¢nea probablemente ¨²nica en Espa?a, con las primeras ediciones de todos los poetas del 98 y del 27, y una colecci¨®n insuperable de las revistas de poes¨ªa aparecidas en nuestro pa¨ªs.
La muerte de los amigos queridos pone siempre a D¨¢maso sombr¨ªo y triste. Hoy, al saber la muerte de Guerrero, le ha entrado un ataque de furia contra la ciencia, que es incapaz de curar el c¨¢ncer, esa enfermedad homicida. "No", exclama, "a pesar del verso famoso de Jorge Guill¨¦n, el mundo no est¨¢ bien hecho. Hay algo que falla. Por ejemplo, esto: que esa maravilla del cuerpo humano pueda acabar as¨ª, implacablemente ro¨ªdo por el c¨¢ncer mortal. ?Por qu¨¦ Dios no hace que el hombre y la mujer puedan llegar a su ¨²ltimo trance con la dignidad de su cuerpo incorrupto; ya que no joven?". Y despu¨¦s de desahogar su furia contra ese. Dios que hace tan mal las cosas, nos habla de otros dos muertos recientes: Jos¨¦ Mar¨ªa Quiroga Pla, yerno de Unamuno, que ha muerto en Ginebra, tras un largo exilio en Par¨ªs, donde public¨® su mejor libro, Morir al d¨ªa, y Juan Chab¨¢s, amigo ¨ªntimo de D¨¢maso en su juventud, muerto tambi¨¦n en el exilio, en M¨¦xico.
28 de abril
Comida en La Criolla, con Vicente, D¨¢maso, Jorge Guill¨¦n, Gerardo Diego, Fern¨¢ndez Almagro, Emilio G¨®mez Orbaneja y J. A. Mu?oz Rojas. Se recuerda a Juan Guerrero, amigo de todos, y a Moreno Villa, que acaba de morir en M¨¦xico. D¨¢maso nos cuenta las dos visitas que le hizo en viajes a la capital mexicana. Una, el a?o 1947, junto con Eulalia, su mujer. Otra m¨¢s reciente, el a?o pasado, acompa?ado de Le¨®n Felipe. D¨¢maso sac¨® la impresi¨®n de que Consuelo Estrada, la mujer de Moreno Villa, le amarg¨® los ¨²ltimos a?os de su vida. Se entregaba a la pasi¨®n del juego y no le hac¨ªa el menor caso. La casa era lujosa, pero Moreno Villa le confes¨® a D¨¢maso: "En esta casa rica yo soy un pobre, que tengo que vestirme con la ropa de Genaro" (el diplom¨¢tico mexicano Genaro Estrada, primer marido de Consuelo, que en su lecho de muerte pidi¨® al poeta que se casara con su mujer).
4 de junio
En Velintonia. Me pide Vicente que le cuente la visita que me ha hecho Jos¨¦ Mar¨ªa Castellet, que ha estado unos d¨ªas en Madrid. El tema de nuestra charla fueron las Ramadas Conversaciones cat¨®licas de Gredos, a las que han asistido los intelectuales cat¨®licos de talante liberal y opuestos al r¨¦gimen. Castellet -que asisti¨® no como cat¨®lico, pues no lo es, sino como intelectual independiente- me cont¨® que las intervenciones m¨¢s valientes fueron las de Ridruejo y Vivanco. Este ¨²ltimo exhort¨® a los cat¨®licos liberales a que actuaran, incluso en la clandestinidad si fuera preciso, luchando por la libertad y contra la dictadura. Por su parte, Ridruejo lleg¨® a decir en una de las sesiones que no hab¨ªa m¨¢s disyuntiva para los cat¨®licos que aman la libertad que la lucha contra el r¨¦gimen o el sometimiento a su vileza. Aunque algunos de los asistentes se mostraron de acuerdo con la propuesta de Dionisio, Castellet teme que todo quede en palabras. "Words, words, words", como dijo, asustado por tanta soflama revolucionaria, el propio padre director de las Conversaciones. Y es posible que en vista del cariz que han tomado este a?o las Conversaciones, y de su creciente politizaci¨®n, ya no se celebren m¨¢s.
Me cont¨® tambi¨¦n Castellet lo ocurrido con la intervenci¨®n de D¨¢maso, que fue, seg¨²n ¨¦l, desafortunada. Cuando se hablaba de los problemas que afectaban a la esencia misma de Espa?a -la falta de libertades, entre otros-, a su destino entre libertad y dictadura, D¨¢maso intervino para hablar del problema de la vivienda, con gran sorpresa de todos. Cuando terminaron las reuniones, alguien acus¨¦ a la generaci¨®n de D¨¢maso de ser una generaci¨®n de ateos, lo que provoc¨® un ataque de furia del autor de Hijos de la ira.
6 de junio
Tertulia en el Lyon. S¨®lo Vicente, D¨¢maso, Mu?oz Rojas y yo. D¨¢maso, trist¨®n y pesimista. No quiso hablar de las Conversaciones de Gredos. Y se quej¨® de que nadie le quer¨ªa, ni Vicente, ni Mu?oz Rojas, ni yo. Insisti¨® en que el hombre llega a una edad en que se queda radicalmente solo, y hasta los mejores amigos fallan. Fue in¨²til que le dij¨¦ramos nuestro gran cari?o por ¨¦l desde hace tantos a?os, y nuestra inmensa admiraci¨®n por su obra. Permaneci¨® murrio toda la tarde. Al salir del Lyon nos topamos con Panero y Eduardo Carranza, el poeta colombiano que tiene a gala ser falangista y af¨ªn a Panero en ideolog¨ªa y en el amor al alcohol. Los dos iban algo bebidos, como de costumbre. D¨¢maso decidi¨® unirse a ellos, para quitarse la murria que le agobiaba.
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