Ray S¨¢nchez Pescador
Alfrente de un equipo de 20 m¨¦dicos, trata de descubrir en Berkeley la vacuna contra el SIDA
Naci¨® en M¨¦xico hace 30 a?os. Su padre era dise?ador publicitario. ?l quer¨ªa ser ocean¨®grafo, pero la pasi¨®n por el mar fue menos fuerte que su curiosidad cient¨ªfica en torno al ser humano y se hizo bi¨®logo molecular. Un doctorado en la universidad de San Francisco sobre el crecimiento de la epidermis llam¨® la atenci¨®n de la multinacional qu¨ªmica Chiron y le llamaron para que investigara en los laboratorios de Berkeley. Ahora est¨¢ al frente de un equipo de cerebros -20 en total- que se ha marcado una sola meta: descubrir la vacuna contra el s¨ªndrome de inmunodeficiencia adquirida.
"Iniciamos la investigaci¨®n en mayo de 1984. Vamos contra reloj, aunque sabemos que ser¨¢n necesarios tal vez cuatro o cinco a?os hasta llegar a obtener la vacuna o el medicamento que pueda curar el SIDA", dice el doctor S¨¢nchez Pescador.En este momento la investigaci¨®n se encuentra en "un punto crucial, en ese punto en el que podemos jugar con el virus", pero las pruebas (siempre rodeadas del m¨¢ximo secreto por cuestiones de patentes) "no podemos hacerlas en seres humanos y no hay voluntarios que se presten f¨¢cilmente".
Ya se conoce la estructura del virus y la de sus genes. Est¨¢n en camino las pruebas de la segunda generaci¨®n para el sondeo de la sangre. "Pero ¨¦ste es s¨®lo el principio, ya que no sabemos a¨²n qu¨¦ componente del virus es esencial para obtener anticuerpos neutralizantes".
Seg¨²n S¨¢nchez Pescador, las pruebas no se hacen sobre animales "porque no existen casos de SIDA entre animales y s¨®lo el chimpanc¨¦ puede ser v¨ªctima del SIDA, aunque no del modo en que lo es el ser humano".
Por razones ¨¦ticas, el campo de experimentaci¨®n es limitado: "Ser¨ªa inmoral hacer que enferme una persona sana para probar remedios".
Pero, seg¨²n el bi¨®logo, existe el peligro de que, deseando salva guardar los derechos civiles y el respeto a la persona, "la epidemia se nos vaya de las, manos y llegue a adquirir proporciones comparables a la peste bub¨®nica que asol¨® el mundo". ?C¨®mo mantner un equilibrio? ?D¨®nde debe trazarse la l¨ªnea divisoria?
"En pa¨ªses dictatoriales se considerar¨ªa la oportunidad de imponer una cuarentena. En los pa¨ªses democr¨¢ticos tal hip¨®tesis es impensable en estos momentos. Aunque la hipocres¨ªa ya es evidente: hay hospitales que rechazan enfermos de SIDA, hay funerarias que no los quieren embalsamar, hay una discriminaci¨®n cada d¨ªa m¨¢s perceptible", a?ade S¨¢nchez Pescador. "Nosotros trabajamos bajo presi¨®n profesional de urgencia, bajo presiones sociales, bajo la presi¨®n pol¨ªtica tambi¨¦n".
Y lo curioso es que estos trabajos de investigaci¨®n no se intercambian entre cient¨ªficos. Es una guerra secreta, en aislamiento total, "para garantizar que, obtenida la vacuna, la patente sea exclusiva y los beneficios econ¨®micos alcancen el volumen esperado".
Estos beneficios inmediatos se estiman superiores a los 20 millones de d¨®lares (3.200 millones de pesetas), que derivar¨¢n ¨²nicamente de los primeros equipos fiables para el diagn¨®stico y la inoculaci¨®n de esa vacuna. Y as¨ª se explica que el misterio rodee las investigaciones de cada centro y que, por ejemplo, "ni nosotros sepamos c¨®mo les va en el Instituto Pasteur, de Par¨ªs, ni ellos tengan idea de c¨®mo nos va aqu¨ª", termina S¨¢nchez Pescador.
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