Celdas para una revista
Las revistas carcelarias son un fen¨®meno relativamente nuevo en Espa?a. Hasta hace un a?o, s¨®lo los reclusos de Almer¨ªa y Las Palmas hab¨ªan conseguido organizarse para editar su propio ¨®rgano de expresi¨®n: Flash y Mosquito, respectivamente. Ahora son ya 15 las prisiones espa?olas que cuentan con una publicaci¨®n dirigida y confeccionada por los propios reclusos. A la almeriense Flash y la canaria Mosquito, se han venido a sumar La Voz, en El Puerto de Santa Mar¨ªa; Mensaje, en Carabanchel (Madrid); La Bola, en M¨¢laga; Fontcalent, en Alicante; D¨ªa 0, en Teruel; El Interior, en Murcia; Intramuros, en Valencia; Galer¨ªa, en Pamplona; Camello, en La Coru?a; Alcatraz de Henares, en Alcal¨¢-Meco, Yeser¨ªas, en Madrid; Sol y Sombra, en C¨®rdoba, y Transici¨®n, en Granada. Dada la falta de espacio en la mayor¨ªa de las prisiones, celdas vac¨ªas sirven de modesta sala de redacci¨®n.Algunas de estas revistas, como Transici¨®n, consiguen incluso una espl¨¦ndida edici¨®n gracias al apoyo de alg¨²n organismo oficial. Otras, como Galer¨ªa, en Pamplona, han de conformarse con ser una modesta colecci¨®n de fotocopias. Todas ellas, aunque supervisadas por los responsables del centro penitenciario, recogen las quejas de los reclusos y, sobre todo, su creaci¨®n pl¨¢stica o literaria. S¨®lo la revista de las mujeres de Yeser¨ªas est¨¢ limitada a la edici¨®n de poes¨ªas hechas por las reclusas.
Los presos que hacen posible la existencia de estas revistas suelen ser los de mayor nivel cultural. "Somos, adem¨¢s, unos privilegiados", dice uno de Carabanchel, "porque tenemos un destino, algo que hacer y, a veces, acceso al tel¨¦fono para contactar con gente de fuera. Cosas de las que no disfruta el resto de los internos". Redactores, pues, de elite, que a trav¨¦s de sus peque?os ¨®rganos de expresi¨®n informan a sus compa?eros sobre reformas legislativas o les invitan a la concordia e incluso a la enmienda ("... Una cosa es cierta: siempre estaremos a tiempo mientras aliente en nosotros la vida y el deseo sincero de corregir el rumbo").
Tensiones y lamentos
No siempre el resto de los presos de una c¨¢rcel ve con buenos ojos el hacer de sus compa?eros "Aqu¨ª, como en todas partes, hay mucho facha", dice un preso-redactor, "y a veces hemos tenido problemas con ellos". El problema, para un redactor de La Voz, de El Puerto 2, es que el nivel cultural es bajo y se leen poco estas revistas. "Es que entre rejas" dice otro, "es muy dif¨ªcil leer".
En muchos casos, la edici¨®n de la revista constituye la actividad cultural m¨¢s intensa de una prisi¨®n. Es el caso de la valenciana Intramuros, de la que se editan mensualmente 200 ejemplares. Escrita con sangrante iron¨ªa, Intramuros refleja un aut¨¦ntico inter¨¦s por mejorar las condiciones de vida en el interior de la c¨¢rcel.
El comic ocupa una parte importante en estas publicaciones carcelarias. El descreimiento, la vida cotidiana entre las celdas, la iron¨ªa y la obsesi¨®n por la falta de libertad se reflejan en unas p¨¢ginas en las que a menudo se plasman escritos desgarradores. "Cuerpo natural, fantasmal", escribe una reclusa, Flores Annie, en La Voz, "pues tu sensualidad, tu sexualidad, no pueden, no deben existir. Lo primero que aprende el preso es que el cuerpo es la expresi¨®n de la libertad".
"Yo he visto llorar a un preso", escribe Miguel Cort¨¦s en la revista granadina Transici¨®n, "cuando su carta le¨ªa; mas lo que dec¨ªa no lo s¨¦; pero eran cosas horribles, cosas que al preso se le clavaban como nardos en el alma".
La vida mon¨®tona de la prisi¨®n es fuente de inspiraci¨®n de poemas y dibujos: "Esperan con impaciencia,el d¨ªa del vis ¨¤ vis./ Esperan la visita del abogado./ Esperan el d¨ªa del locutorio./ Esperan la hora para recoger el correo./ Esperan que se les autorice efectuar una llamada telef¨®nica/ Esperan poder obtener un destino./ Esperan no tener problemas con nadie./ Esperan que no les roben lo poco que tienen en el chabolo [celda]./ Esperan...". Firmado, El Loco, en la revista de Carabanchel, Mensaje, de la que se editan 2.000 ejemplares al mes.
Donativos, pedidos aqu¨ª y all¨¢ o la venta directa de los ejemplares hacen posible la existencia de esta publicaciones. "Cada uno nos llevamos siempre unos cuantos ejemplares", dice un funcionario, "y los vendemos a todo aquel que pillamos". Jos¨¦ Manuel, uno de los presos de Carabanchel, uno de los m¨¢s importantes promotores de la Asociaci¨®n Cultural Rafael Alberti y de la edici¨®n de la revista, est¨¢ dispuesto adem¨¢s a abrir nuevas v¨ªas de comunicaci¨®n para los presos. Ha conseguido un completo equipo de v¨ªdeo y quiere hacer programas informativos rodados y realizados en la mastod¨®ntica prisi¨®n. "S¨®lo los que estamos aqu¨ª podemos dar una visi¨®n real de lo que es la c¨¢rcel".
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