Gran emoci¨®n en el entierro del matador
Los restos mortales de Jos¨¦ Cubero, Yiyo, fueron despedidos ayer por la afici¨®n madrile?a, con las banderas de la plaza de Las Ventas a media asta, en un ambiente de callada expectaci¨®n, de emoci¨®n contenida. El f¨¦retro dio la vuelta al ruedo ante una lluvia de flores y a los gritos de "Torero, torero" y "Yiyo, Yiyo". Hab¨ªa entrado, a las cinco en punto de la tarde, por la puerta de cuadrillas.Tras la vuelta, fue depositado en el centro del coso madrile?o, que registraba tres cuartos de entrada, y se rez¨® un padrenuestro. Momentos antes, un aficionado insult¨® desde las gradas a Curro Romero, lo que fue acallado por la mayor¨ªa del p¨²blico asistente. El f¨¦retro fue sacado de la plaza por la puerta grande, que en varias ocasiones fue escenario de la gloria del joven torero.
Entre la gente del toro que acudi¨® a la despedida se pudo ver a Julio Aparicio, El Puno, Antonio Ignacio Vargas, Ortega Cano, D¨¢maso G¨®mez, Palomo Linares, Victoriano Valencia, ?ngel Luis y Juan Bienvenida y Tom¨¢s Campuzano, que se abraz¨® llorando a su hermano Jos¨¦ Antonio. La pe?a taurina de Coslada, con sus trajes habituales, exhibi¨® una pancarta y sigui¨® en todo momento a los restos del torero. Estaba tambi¨¦n present¨¦ Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez Colorado, delegado del Gobierno en la Comunidad Aut¨®noma de Madrid.
La comitiva ven¨ªa de la iglesia, de la Virgen del Camino, donde el p¨¢rroco, Eloy P¨¦rez, junto a otros, tres sacerdotes, ofici¨® una misa. El p¨¢rroco record¨® a Yiyo, Paquirri y "a todos sus compa?eros muertos por ese ideal de la fiesta, tan espaftola". "Hoy", a?adi¨®, "tenernos que apostar por la vida, aunque tenga que terminar de una manera tan violenta. La muerte de Yiyo, una persona tan alta y sincera, ha supuesto que la tragedia asol¨¦ al pueblo de Canillejas". Cuando se deposit¨® la bandera nacional sobre el f¨¦retro el p¨²blico aplaudi¨®.
Los aplausos acompa?aron tambi¨¦n al torero cuando fue lleva do a hombros desde la plaza de Las Ventas hasta el cementerio de la Almudena, donde recibi¨® sepultura. La espera, el calor y el numeroso p¨²blico asistente hizo que la emoci¨®n se desbordara entre los asistentes. Los desmayos, gritos y empujones fueron frecuentes y terminaron enseguida con el simb¨®lico cord¨®n policial.
M¨¢s de 10.000 personas despidieron en el cementerio de la Almudena al torero. Hab¨ªan acudido los abuelos de Yiyo, que a empujones trataron de ver c¨®mo el f¨¦retro era introducido en la sepultura. Los familiares del torero apenas se pudieron hacer hueco alrededor de la tumba y las escenas de violencia, ya que miles de aficionados empujaban desde atr¨¢s, se repitieron.
Una familiar de los Cubero, presa de gran excitaci¨®n, daba patadas y empujones e insultaba al gran n¨²mero de periodistas presentes. Un hermano de Yiyo sufri¨® tambi¨¦n un ataque de nervios y un polic¨ªa nacional le abraz¨®, sac¨¢ndole del c¨ªrculo que se cerraba.
El momento de mayor tensi¨®n se produjo cuando el padre del torero pidi¨® que abrieran la caja para dar un ¨²ltimo adi¨®s a su hijo. La Polic¨ªa Nacional apenas pudo contener a la multitud, que se abalanz¨®. Eran las 19.30 cuando los restos mortales del torero quedaron definitivamente depositados en la tumba. La hija de Chocolate puso la nota dram¨¢tica en el momento en el que bajaban el f¨¦retro. Grit¨® desgarrada, ante un enorme silencio: "Adi¨®s, Jos¨¦".
Babelia
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