El 'bop' domina en el Festival de Greenwich Village
En los ¨²ltimos d¨ªas de agosto y primeros de septiembre, el barrio neoyorquino de Greenwich Village oficializa, en su festival anual, su condici¨®n de capital mundial del jazz. El bop -la gran revoluci¨®n que el jazz experiment¨® en los cuarenta-, en cada una de sus manifestaciones, ha sido el tono dominante en la cuarta edici¨®n del Dewar's Village Jazz Festival. De la tarde al alba, m¨¢s de 70 formaciones hall c¨®rroborado que "el jazz est¨¢ vivo y bien en Nueva York", seg¨²n reza la consigna ya popular en la ciudad.
El festival patrocinado por un conocido whisky -viejo aliado del jazz, huye de los grandes recintos y espacios abiertos, para desarrollarse en los 23 clubes y peque?as salas que en Greenwich Village mantienen su actividad a lo largo de todo el a?o. Un pase de festival, que en esta edici¨®n comenz¨® el 23 de agosto y se cerr¨® en la madrugada del pasado martes, permit¨ªa al aficionado una jornada de 12 horas de m¨²sica, con un presupuesto diario de 10 a 20 d¨®lares, el precio de una o dos actuaciones de media hora en noches fuera del festival. Bop, hard-bop o post-hardbop constituyen la corriente principal del jazz que en los ochenta se est¨¢ haciendo en la ciudad de Nueva York.Dizzy Gillespie y Art Blakey, con 40 a?os de liderazgo musical, han podido representar a la generaci¨®n fundacional del bop y el hard-bop. Gillespie sufre hoy un claro declive como trompetista. No se trata ya de que dedique demasiado tiempo al baile, los chistes y las congas, sino que, ciertamente, no puede desarrollar un solo. Y sufre por ello. Blakey, de 66 a?os, dos menos que Dizzy, mantiene el poder de un hurac¨¢n en sus manos.
Renacido de los cincuenta, el Jazztet, de Art Farmer y Benny Golson, brind¨® una firme opci¨®n de mesura. La generaci¨®n puente fue convocada por el contrabajista Richard Davis, quien, junto a los tambi¨¦n intermedios Roland Hannali al piano y Freddie Waites a la bater¨ªa, y dos de los m¨²sicos m¨¢s prometedores de los aparecidos en los ¨²ltimos a?os, el saxofonista Ricky Ford y el trompetista Hannibal Marvin Peterson, dio algunas de las noches m¨¢s exaltantes del festival.
Otros participantes
Otros de los presentes fueron Stan Getz y Kenny Burrell (m¨²sicos sin sorpresa y sin decepci¨®n), Ahmad Jamal (quien, tras a?os pulsando teclados el¨¦ctricos y billetes ganados en la comercialidad, no ha vuelto a ser quien era al pianoforte), Steve Lacy (virtuoso del soprano y un gran m¨²sico), y Jimmy Giufre (con un pie en la modernidad y hasta el funky y el otro firme en el delicado tratamiento de est¨¢ndares como Stella by starlight).En la apertura hacia la univer salizaci¨®n, el Jazz Center of New York ofreci¨® el jazz latino de van guardia de Bobby Sanabria y Ascensi¨®n, y la nipona East of the Sun Orchestra, liderada por Kuni Mikamy.
La vanguardia, de t¨ªmida pre sencia a lo largo del festival, tuvo su jornada el pasado lunes en Sweet Basil, el club de prestigio m¨¢s sensible a lo nuevo. Bajo la leyenda "la m¨²sica es un cielo abierto", cinco formaciones sostuvieron 11 horas de m¨²sica de vanguardia. El quinteto del violinista John Blake, el cuarteto del vibrafonista Khan Jamal -con Sunny Murray en la bater¨ªa-, la Big Band de Sam Rivers -Chico Freeman y Cecil McBee, entre sus 12 componentes-, el tr¨ªo del saxofonista de estricta observancia coltraniana Keshavan y el septeto del baterista Beaver Harris representaron, a muy alto nivel, a los nov¨ªsimos. De su m¨²sica queda claro que hoy casi nadie est¨¢ dispuesto a investigar lo ya investigado a costa del oyente. Tambi¨¦n la vanguardia se mueve en un territorio cercano al hard-bop m¨¢s las tendencias fundamentales que eljazz ha desarrollado a partir de 1960: la improvisaci¨®n modal del Miles Davis de Kind of Blue, el magisterio de John Coltrane, la libertad sonora del free-jazz, los nuevos ritmos latinos y funky y la recuperaci¨®n de la tradici¨®n y el origen africano.
Para completarla jornada de 12 horas de los incansables, bares, cines y Jam-sessions. En elegantes pubs como el Bradley's o lugares de encuentro como la terraza del Village Gate, dilos de piano y con trabajo. Cedar Walton-David Williams y Junior Mance-Marty Riviera en los bares citados, que no son todos. En el Bleecker Street Cinema, sesiones para resucitar lo que ya no es posible contemplar en vivo: retratos filmicos de una hora de duraci¨®n de gentes como Duke Ellington, Count Basie o Charlie Mingus y flimaciones de Thelo nius Monk, en Newport, o John Coltrane, con Eric Dolthy en su quinteto, interpretando Impressions. A partir de las dos de la madrugada, jam-sessions bajo la direcci¨®n de Ted Curson, en Blue Note, y Doc Cheatham, en Sweet Basil. Por ¨²ltimo, el lunes es el d¨ªa dedicado a las hig bands. Gil Evans, en el Basil, y Mel Lewis, en el Vanguard.
?Algo nuevo? Todo lo que cada noche sucede por primera vez. Si eljazz hace tiempo que no tiene la revoluci¨®n que define una d¨¦cada, es hoy territorio seguro y libre para la, expresi¨®n de los m¨²sicos del siglo XX.
Babelia
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