Lucio Sand¨ªn cae en la encerrona

El torazo de la corrida, un atanasio cornal¨®n, grandote, serio, manso y con vocaci¨®n de pregonao, se lo echaron a Lucio Sand¨ªn, que acudi¨® inocentemente a la corrida de Guadalajara para suplir a un compa?ero herido, y se encontr¨® metido en una encerrona.

Estas son sus culpas: no tiene apoderado, ha de contratar las corridas a pellizcos. Cuando en el cartel hay un modesto, aunque s¨®lo lo sea por las escasas oportunidades que le dan los taurinos, le sueltan el toro del co?¨¢; es decir, el torazo del corral, en jerga banderilleril; y si ¨²nicamente queda basura, pues la basura.

Oh, s¨ª, cierto, hay sorteo de las reses. Eso dicen. Pero los sorteos de las corridas tienen unas peculiaridades chocantemente repetitivas, de manera que fue normal que a Curro Dur¨¢n, a quien apodera uno de los empresarios de Las Ventas, ayer le "cayera en suerte" el toro m¨¢s chico, cornicorto y romo de la tarde. Tom¨¢s Campuzano, cuya influencia es intermedia, tuvo el lote intermedio en justa correspondencia. Todo dentro de un orden, bien se ve.

Luego, en la verdad de la lidia, las influencias ya no sirvieron tanto. Lucio Sand¨ªn se midi¨® valiente con el pregonao, y con un aplomado ejemplar de Domecq hizo el apunte del toreo cl¨¢sico, que interpreta con gusto singular.

Tom¨¢s Campuzano, dominador en el ¨¢spero toro que abri¨® plaza, templ¨® naturales de largo recorrido al cuarto, un amigo del alma. Curro Dur¨¢n fue incapaz de cortarles las orejas a dos santas borregas, a pesar de que le soportaban cuantos derechazos produc¨ªa, y los produc¨ªa a cientos.

Otra encerrona, de muy distinto signo, ser¨¢ que dos santas borregas pongan en evidencia a un torero con injustificadas pretensiones de figura. De cualquier forma, hay unos cuantos as¨ª en el mundo de los toros.