Una delicada exportaci¨®n
La generosidad espa?ola al traer tantas buenas obras a Bruselas estaba en boca de los cr¨ªticos belgas presentes ayer en el pase privado de la exposici¨®n Los esplendores de Espa?a y las ciudades belgas, 1500-1790, que hoy se abrir¨¢ al p¨²blico. La exposici¨®n impresiona por su calidad. De esto no hay duda alguna. Se preguntan incluso varios de los presentes c¨®mo era posible que Espa?a hubiera decidido sacar tantas buenas y delicadas obras fuera del pa¨ªs. Esplendores est¨¢ formada por 200 piezas, la mitad de ellas traidas de diversos lugares de Espa?a, de la cuales unas 40 provienen del Museo del Prado.
Fue Ignaz Vandevivere, profesor de Historia del Arte en la universidad de Lovaina-La Nueva, el cicerone del Pr¨ªncipe de Asturias y de los monarcas belgas en su recorrido por las salas, repartidas seg¨²n cuatro grandes temas: el marco territorial (dominado por la Vista de Toledo, de El Greco), los personajes pol¨ªticos de estos dos siglos de historia com¨²n, la sensibilidad religiosa (diferente en el arte flamenco y en el espa?ol) y la vida de corte y de la gente.
Se trata de ofrecer al p¨²blico una imagen de las relaciones cultural es entre Espa?a y los Pa¨ªses Bajos meriodionales en sus dos siglos comunes. Aunque evitando malos recuerdos. "Los espa?oles quisieron crear una imagen espl¨¦ndida, y no escondo que hubo dif¨ªciles discusiones en torno a este t¨¦rmino", se?al¨® Vandevivere.
Esplendor y palidez
Ilustrativo es ver, pr¨¢cticamente frente a frente, los retratos de la infanta Isabel Clara Eugenia y el archiduque Alberto de Austria, pues, en su doble versi¨®n, reflejan los contrastes culturales: el menor antropocentrismo del barroco flamenco (en este caso Rubens), con los personajes laterales, dando pie al paisaje, frente a la retenci¨®n -los espa?oles pintan a las personas como reteniendo su pensamiento, se?al¨® Vandevivere- de la sobria y austera imagen trazada por el pincel de Juan Pantoja de la Cruz. Y tambi¨¦n los belgas pudieron descubrir el impresionismo naciente de un Vel¨¢zquez, o El Greco como icono. Ante una magn¨ªfica talla de Cristo agonizante, el profesor belga habl¨® del "dramatismo de la religiosidad espa?ola".
En estas salas bien iluminadas se dan cita cuadros como El sue?o de Felipe II, de El Greco; el Carlos V de Rubens (prestado por el duque de Alba); Felipe IV, de Vel¨¢zquez, y otras obras maestras, al lado de las cuales las piezas menores, tambi¨¦n de excelente calidad, parecen palidecer algo.
All¨ª est¨¢n tambi¨¦n los Planetas, de Jacques Jonghelink, que el rey Juan Carlos ha permitido que salieran de la sala de Columnas del palacio de Oriente para venir a Bruselas, donde, como record¨® el comisario belga de Europalia, Herman Liebaers, fueron creadas 400 a?os atr¨¢s.
Sorteo de loter¨ªa
Ante el San Andr¨¦s de los flamencos se anunci¨® la celebraci¨®n, la pr¨®xima primavera, de un sorteo de loter¨ªa conjunto en B¨¦lgica y Espa?a (una aut¨¦ntica novedad en Europa), para resucitar y activar la Fundaci¨®n Carlos Amberes, de Madrid. Se trata as¨ª de crear en la capital espa?ola un centro similar a la Academia Belga de Roma, al que puedan ir a trabajar artistas belgas.
Con ocasi¨®n de esta exposici¨®n, se ha publicado un impresionante cat¨¢logo en dos e inmensos tomos, en los que colaboran diversos expertos. En cuanto a las medidas de seguridad que rodean esta exposici¨®n, no parecen extremas, aunque s¨ª suficientes. Un observador declar¨® lo f¨¢cil que hubiera resultado robar una de estas obras durante la instalaci¨®n de esta espl¨¦ndida muestra. Pues espl¨¦ndida es. Y a juicio de los cr¨ªticos, ser¨¢ sin duda uno o el mayor de los ¨¦xitos de Europalia.
Babelia
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