Radicales y moderados dividen el congreso anual del Partido Laborista brit¨¢nico
El Partido Laborista brit¨¢nico comienza hoy los debates de su congreso anual, inaugurado oficialmente ayer, con un claro enfrentamiento entre sus alas moderada y radical que puede poner en peligro su unidad interna y, consecuentemente, sus posibilidades de victoria en las pr¨®ximas elecciones generales. La apertura se celebr¨® ayer por la tarde en la localidad costera de Bournemouth, en el tur¨ªstico condado de Dorset, en la costa del Canal de la Mancha, pero las sesiones de trabajo no dan comienzo hasta la ma?ana de hoy.
El partido y, principalmente, su l¨ªder, Neil Kinnock, se juegan mucho en este congreso anual. Tanto uno como otro tienen que demostrar al electorado en estos cinco d¨ªas de reuniones en Bournemouth que constituyen una formaci¨®n pol¨ªtica compacta y s¨®lida, sin fisuras. Tienen que demostrar que son capaces de presentar un liderazgo aceptado por todos y un programa electoral lo suficientemente flexible para que satisfaga al amplio sector del p¨²blico brit¨¢nico no ligado por afiliaciones partidistas y que es el que en este pa¨ªs ha decidido siempre el resultado de una elecci¨®n general.La tarea no va a resultar f¨¢cil, a la vista de las ¨²ltimas encuestas. En el cap¨ªtulo de porcentajes, una encuesta publicada la pasada semana en el liberal The Guardian, y realizada por la organizaci¨®n Marplan, coloca al Labour Party en segundo lugar de la aceptaci¨®n popular, con un porcentaje del 32%.
El primer lugar est¨¢ ocupado por la alianza de liberales y socialdem¨®cratas, con un 36%, y el tercero, por los conservadores, actualmente en el poder, con un 31%. Traducidos esos resultados a una elecci¨®n general y debido al sistema electoral mayoritario vigente en el Reino Unido, los laboristas conseguir¨ªan 275 diputados en la C¨¢mara de los Comunes, los conservadores, 225; y la alianza, 125.
Esto producir¨ªa lo que en la jerga parlamentaria brit¨¢nica. se conoce como un hung Parlament o Parlamento sin mayor¨ªa, lo que convertir¨ªa a la alianza en el ¨¢rbitro de la situaci¨®n. Precisamente esta situaci¨®n es la que est¨¢n buscando los l¨ªderes liberales, David Steel y David Owen, que celebraron sus conferencias anuales respectivas a principios de este mes. En la actualidad, los conservadores tienen una mayor¨ªa de esca?os sobre todos los dem¨¢s partidos en la C¨¢mara de los Comunes.
El principal tema que afecta a la unidad de los laboristas en los momentos actuales est¨¢ directamente ligado a la huelga minera, que durante un a?o afect¨® a la gran mayor¨ªa de los pozos del Reino Unido.
Amnist¨ªa para los mineros
En la conferencia anual de los sindicatos brit¨¢nicos, tambi¨¦n celebrada a principios de septiembre, el l¨ªder minero Arthur Scargill logr¨® que la conferencia aprobase -por un escaso n¨²mero de votos y en contra de la opini¨®n del propio secretario general del Trade Union Congress, Norman Willis-, una moci¨®n en la que se pide al Partido Laborista que, en el caso de ganar las pr¨®ximas elecciones, incorpore a su programa electoral el compromiso de readmitir a todos los mineros despedidos durante la huelga, incluso a los condenados judicialmente por des¨®rdenes. Tambi¨¦n se pide el reembolso al sindicato de todas las multas impuestas por los tribunales y que ascienden a m¨¢s de un mill¨®n de libras, unos 230 millones de pesetas.La moci¨®n aprobada en la conferencia de los sindicatos ser¨¢ defendida por el propio Scargill el mi¨¦rcoles ante el pleno del congreso laborista, que deber¨¢ pronunciarse si se incorpora la moci¨®n a su programa electoral. Una petici¨®n similar, hecha por Scargill dos d¨ªas antes de una elecci¨®n parcial en Gales el pasado mayo, cost¨® a los laboristas la p¨¦rdida del esca?o, en opini¨®n de todos los comentaristas pol¨ªticos del pa¨ªs.
Kinnock se juega su propio prestigio como l¨ªder y, ante la amenaza de Scargill, ha pedido intervenir en el debate, una pr¨¢ctica poco corriente en las conferencias anuales de los partidos, donde los l¨ªderes generalmente intervienen s¨®lo al final para marcar las directrices pol¨ªticas.
Aunque no es probable que la moci¨®n de Scargill consiga los dos tercios necesarios para que pase a formar parte directamente del programa electoral laborista, Kinnock quiere, desde el principio, marcar las distancias que le separan del militante l¨ªder minero, que, en opini¨®n del dirigente laborista, gal¨¦s e hijo de mineros, puede ahuyentar los votos moderados del socialismo brit¨¢nico y costarle la elecci¨®n.
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