Del coche oficial a la plantilla ortop¨¦dica
Los ministros cesados en julio se adaptan a su nueva vida y parecen no tener prisa por volver a la pol¨ªtica de primera l¨ªnea
Tres meses despu¨¦s de la primera crisis del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, los cuatro ministros cesados afrontan con incertidumbre su futuro pol¨ªtico, mientras el ministro que dimiti¨®, y en funci¨®n del cual los otros tuvieron que abandonar el Gabinete, Miguel Boyer, se encuentra en la presidencia del Banco Exterior y acapara la atenci¨®n de la prensa del coraz¨®n. Fernando Mor¨¢n y Enrique Bar¨¦n ocupan discretamente sus esca?os en el Congreso de los Diputados, mientras Tom¨¢s de la Quadra y Jul¨ª¨¢n Campo preparan el regreso a la actividad profesional privada. Ninguno de los cuatro ha sido recibido por el presidente Gonz¨¢lez con posterioridad a su salida del Gabinete, aunque los cuatro se esfuerzan por restar significado a este hecho.
Cuando est¨¢n a punto de cumplirse los primeros cien d¨ªas del segundo Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, los principales protagonistas de la crisis, Alfonso Guerra y Miguel Boyer, mantienen su silencio sobre el origen de los cambios. Por su parte, los cuatro principales afectados por aquella remoci¨®n tampoco parecen deseosos de lanzarse a dar explicaciones. Sus principales preocupaciones consisten, en la actualidad, en olvidar aquello y adaptarse a la nueva vida.Fernando Mor¨¢n, ex ministro de Asuntos Exteriores, persiste a¨²n en la duda de si debe mantener su carrera diplom¨¢tica, aceptando un puesto en el exterior o, por el contrario, debe escuchar a quienes le aconsejan que se mantenga en Espa?a, "cumpliendo una labor pol¨ªtica". Se niega a comentar los rumores -"no comment", dice lac¨®nicamente, en el viejo estilo diplom¨¢tico- que hablan de la posibilidad de que pase a sustituir a Jaime de Pini¨¦s al frente de la Embajada ante las Naciones Unidas, en Nueva York. Y, en privado, parece satisfecho por haber conseguido colocar satisfactoriamente a la mayor parte de los miembros de su equipo en el Ministerio: el ¨²ltimo, el ex subsecretario Gonzalo Puente Ojea, ha logrado al fin el placet del Vaticano para ocupar la representaci¨®n espa?ola ante la Santa Sede y fue nombrado embajador en el ¨²ltimo
Mor¨¢n. escritor
Mientras resuelve el dilema de permanecer en Espa?a o representar a nuestro pa¨ªs en el extranjero, Mor¨¢n prepara simult¨¢neamente dos libros, uno acerca de los intelectuales y la pol¨ªtica, y otro de recopilaci¨®n de art¨ªculos suyos aparecidos en la prensa entre 1978 y 1982.Entre viaje y viaje a Ja¨¦n, para "cuidar" su circunscripci¨®n electoral, el ex jefe de la diplomacia espa?ola se sienta en su esca?o de diputado, "procurando no llamar demasiado la atenci¨®n", seg¨²n expresi¨®n de un compa?ero de Grupo Parlamentario. La pol¨ªtica que el PSOE sigue en estos casos, de acuerdo con la doctrina expuesta en su d¨ªa por el ex presidente del Grupo Socialista del Congreso -hoy ministro de Obras P¨²blicas-, Javier S¨¢enz Cosculluela, consiste en que el cesante -o dimisionario- entre "en una especie de a?o sab¨¢tico"; eso le ocurri¨® a Carlos Sanju¨¢n cuando abandon¨® la subsecretar¨ªa de Interior. Mor¨¢n y Bar¨®n parecen resignados a que la tesis del a?o sab¨¢tico se repita con ellos. Aunque el ex ministro de Transportes vaya a desempe?ar, de manera coyuntural, un cierto protagonismo en el debate parlamentario de los Presupuestos Generales del Estado para 1986.
De entre los ministros cesantes del primer Gobierno socialista, Enrique Bar¨®n es el que parece mantener una vinculaci¨®n m¨¢s estrecha con la pol¨ªtica. Debilitadas las posibilidades de ocupar la segunda comisar¨ªa espa?ola ante la CEE -la primera parece haber sido ya asignada a Manuel Mar¨ªn-, el ex ministro de Transportes vislumbra su futuro en el Pariamento europeo. "Porque el Parlamento europeo es un sitio donde yo creo que pod¨ªa dar juego. Y esa es una cosa que uno debe de tener en cuenta a la hora de aceptar desempe?ar un cargo en pol¨ªtica".
Entre tanto, Enrique Bar¨®n, pol¨ªglota, dedica la mayor parte de sus horas a una ocupaci¨®n tan vacacional como estudiar, en libros franceses y alemanes, los avances de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, "que ha roto las fronteras entre producci¨®n industrial y prestaci¨®n de servicios"."Ya cuando era ministro", recuerda, "apoy¨¦ la potenciaci¨®n de la tecnolog¨ªa de punta porque sab¨ªa que Espa?a tiene muchas posibilidades en este terreno".
'Reconvertirse'
A punto de iniciar un viaje a Par¨ªs, recuerda que cuando el pasado mes de junio di¨® una conferencia en Nueva York sobre las relaciones hispano-norteamericanas ya se declar¨® convencido partidario del "dec¨¢logo" sobre pol¨ªtica exterior y seguridad defendido por Felipe Gonz¨¢lez, hace ahora un a?o, en el debate del estado de la naci¨®n.
Tras lamentar el "reduccionismo en que se incurre habitualmente en Espa?a" al plantear la estrategia de defensa en t¨¦rminos "quiniel¨ªsticos" de "OTAN, s¨ª" u "OTAN, no", Enrique Bar¨®n aboga porque "los ciudadanos discutan de las cuestiones de pol¨ªtica de defensa en t¨¦rminos reales" y desaparezca el secretismo en torno a ellas y el temor a un golpe de Estado militar.
Sentado en un amplio y confortable despacho, "cedido por unos amigos, propietarios de una empresa de ingenier¨ªa en el exterior, porque al despacho en que estuve hasta 1977 he preferido no volver", Enrique Bar¨®n lee cada d¨ªa uno o dos libros. "Aunque eso depende, claro", dice a modo de confesi¨®n, "porque "El Mediterr¨¢neo en la ¨¦poca de Felipe II" tard¨¦ una semana en leerlo".
Las semanas que ha tenido libres, y que ha estado en Espa?a,entre viaje y viaje, las ha dedicado el ex ministro de Transportes a reconvertirse en ciudadano, "porque mientras ocupas un cargo p¨²blico te llevan y te traen y pierdes el h¨¢bito de desenvolverte por tu cuenta".
Por poner dos ejemplos, el "se?or Bar¨®n", como a veces le han saludado por la calle, ha aprovechado para ponerse plantillas ortop¨¦dicas y arreglar el seguro del coche. "Haciendo cola", confirma "como cualquier ciudadano. ?Y por qu¨¦ no?".
Bar¨®n, que agradece al Ministerio del Interior el ofrecimiento de contar con escolta, aunque hasta ahora no ha hecho uso de ella, y que s¨®lo lamenta de su paso por el Ministerio no haber tenido tiempo para "rematar" su tarea, adopta un aire grave al hacer sus dos ¨²ltimos comentarios: que es "absolutamente inaceptable que un ex ministro se dedique a negocios del sector con que se relacion¨® durante su mandato p¨²blico" y que no hace "almoneda" de su vida privada, por mucho que se separase de su mujer, tras catorce a?os de matrimonio, el mismo d¨ªa en que ces¨® como ministro.
Regreso a la clandestinidad
Tom¨¢s de la Quadra, ex ministro de Administraci¨®n Territorial, m¨¢s reservado en sus opiniones pol¨ªticas -siguiendo la l¨ªnea que mantuvo en sus tiempos de ministro-, declin¨® realizar declaraciones a este peri¨®dico. No obstante, revel¨® que se reincorporar¨¢ a su plaza de profesor de Derecho Administrativo en la Universidad Complutense en cuanto se inicie el curso acad¨¦mico.De la Quadra compatibilizar¨¢ la docencia con la terminaci¨®n de un libro sobre el recurso de amparo y con la actividad como conferenciante. El ex ministro de Administraci¨®n Territorial se reincorporar¨¢ a finales de este a?o a su despacho de abogado, coincidiendo probablemente con una vuelta a la pol¨ªtica, aunque no especific¨® en qu¨¦ condiciones.
De los cuatro cesados el 4 de julio, es Juli¨¢n Campo, ex ministro de Obras P¨²blicas y quien m¨¢s directamente se enfrent¨® con los postulados de Boyer, el que mayor obsesi¨®n muestra por defender su nueva vida privada. Hasta el punto de que, tal vez rememorando sus tiempos universitarios de clandestinidad en el Frente de Liberaci¨®n Popular, el ex ministro se ha afeitado una barba cultivada durante muchos a?os "para evitar que me anden reconociendo y mirando por ah¨ª" (?).
Aunque no renuncia, como el resto de los cesados del 4 de julio, a regresar alg¨²n d¨ªa a la vida p¨²blica, Campo prepara ilusionadamente su ingreso en la actividad profesional privada, como vicepresidente de la empresa T¨¦cnicas Reunidas.
Atr¨¢s han quedado los intentos de que ocupase un alto cargo en el Banco de Espa?a, de la misma manera que, a ¨²ltima hora, fue imposible su permanencia en el Ministerio, una vez que se comprob¨® que, pese a todo, Boyer manten¨ªa su dimisi¨®n.
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