Edgar Morin: "Europa debe conservar su diversidad "
J. J. NAVARRO ARISA Una de las m¨¢s en¨¦rgicas intervenciones de la mesa redonda El esp¨ªritu de Europa, celebrada ayer en Madrid, en el seno del congreso El espacio cultural europeo, corri¨® a cargo del soci¨®logo y pensador franc¨¦s Edgar Morin, director de investigaciones del Centre National des Recherches Sociales (CNRS), de Par¨ªs. Morin defendi¨® "la toma de postura, el mantenimiento de la diversidad por encima de la uniformaci¨®n cultural y la toma de postura por parte de los intelectuales, que, en lugar de institucionalizarse, deben individualizar sus puntos de vista".
El pensador franc¨¦s reconoci¨® que "si bien la Europa de las guerras y del chovinismo est¨¢ desapareciendo, esto coincide con un desplazamiento de los grandes problemas del mundo y de la decisi¨®n sobre el destino de la humanidad hacia ¨¢mbitos exteriores a Europa". Morin rechaz¨® en¨¦rgicamente lo que ¨¦l llama "la Europa pasteurizada, la Europa uniformada alrededor de unos cuantos mitos del pasado, como si las tradiciones griega, romana y jud¨ªa fueran una sola, como si Europa s¨®lo hubiese producido a Beethoven y a la democracia moderna, cuando en realidad la tradici¨®n europea tambi¨¦n es de opresi¨®n, de guerras y de destrucci¨®n de otras culturas".. Autor de numerosos ensayos sobre el hombre y los medios de comunicaci¨®n de masas, los grandes acontecimientos sociales de nuestro tiempo, la mitolog¨ªa cinematogr¨¢fica o la estructura del pensamiento humano (el tema que m¨¢s parece preocuparle en la actualidad), Morin es uno de los pensadores franceses m¨¢s influyentes de los ¨²ltimos a?os. Sus libros han tenido amplia repercusi¨®n . dentro y fuera de Francia, desde su primera obras Las estrellas (1958), El esp¨ªritu del tiempo (1962-1975) hasta El paradigma perdido (1973), pasando por Mayo 68: la brecha (1968) Diario de California (1970) o El hombre y la muerte (1970).
"Ahora mismo, lo que m¨¢s me preocupa son los problemas de la estructura del pensamiento; c¨®mo se genera el pensamiento, de qu¨¦ manera puede el hombre pensar m¨¢s y mejor y al mismo tiempo arriesgarse menos a equivocarse", dice. Para Edgar Morin, "Europa se encuentra ahora en una situaci¨®n de incertidumbre, de imposibilidad de las predicciones y los an¨¢lisis. Estamos en la noche oscura, que no es precisamente la noche oscura de San Juan de la Cruz, sino la del presente. Europa, en el presente y en el pasado inmediato, ha pasado de la extrema potencia a la impotencia total y esto es algo que los europeos han constatado muy recientemente y muy dolorosamente, b¨¢sicamente desde 1973, cuando la crisis de la energ¨ªa demostr¨® que Europa puede desangrarse sin remedio. En 1975, los europeos se dieron cuenta de que la URSS, adem¨¢s de ser el centro del sistema comunista, era una amenaza militar en el sentido cl¨¢sico, y en 1979, la crisis de los euromisiles revel¨® que la amenaza nuclear pone en peligro a Europa en primer t¨¦rmino".
Presente y futuro
"Otro gran problema europeo es que la unidad cultural no se puede construir bas¨¢ndola en el pasado. El pasado no nos da ninguna idea de unidad europea, sino de guerra constante y cruel entre los europeos: entonces no se puede construir la unidad cultural europea a partir del pasado, sino s¨®lo a partir del presente y del futuro. Ni siquiera estas tradiciones que ahora reivindicamos como ,comunes y creemos id¨ªlicamente armoniosas -la griega, la romana y la jud¨ªa- son una base unida. La historia de occidente es la historia del di¨¢logo, a menudo violento, entre culturas. Otra visi¨®n dar¨ªa una Europa 'descafeinada".
"Ahora", dice Morin, "cuando ha desaparecido esa violencia intereuropea y comienzan a desaparecer los chovinismos, al menos los pol¨ªticos, Europa ya es, efectivamente, la Europa de la tolerancia y de las democracias, pero el mundo se ha convertido en un mundo de grandes espacios, y en medio de esos grandes espacios, Europa es un microcosmos de nacionalidades y culturas, algo que para otras culturas de grandes espacios representa lo mismo que Suiza para nosotros".
La salida de esta situaci¨®n, para Edgar Morin, s¨®lo est¨¢ en "conservar se?as de identidad, no en el sentido tradicional de la palabra conservar', sino en el sentido de mantener viva la variedad, invertir la tendencia a la uniformidad cultural. Eso es imprescindible, pues incluso en la naturaleza es la diversidad la que facilita la supervivencia".
La pasi¨®n por el pensamiento
"Cre¨ª que me tendr¨ªa que marchar de Madrid sin hacer una comida espa?ola seria; los otros d¨ªas s¨®lo me han llevado a restaurantes de 'nueva cocina' y a m¨ª la nueva cocina no me interesa nada; lo que me gusta son las gambas al ajillo y el cordero asa do", dice Edgar Morin camino del aeropuerto de Barajas, tras comer en un establecimiento castizo. La reciedumbre de los gustos gastron¨®micos de este pensador franc¨¦s es plenamente armoniosa con la energ¨ªa, la velocidad y la pasi¨®n de su discurso.S¨®lo as¨ª puede explicarse que sea capaz de pasar de la cocina al comentario sobre los filmes de fantaciencia, la desertizaci¨®n cultural que ha producido el industrialismo, las posibilidades de duraci¨®n del sistema sovi¨¦tico, el peligro de aniquilamiento de Europa y las responsabilidades de los intelectuales a fines de siglo XX, con tiempo incluso para precisar ir¨®nicamente los or¨ªgenes marxistas y austriacos de un concepto que emple¨® ayer -comunidad de destino- y por el que fue suavemente reprendido ante la similitud con la unidad de destino falangista. "Lamento la posible confusi¨®n, pero no tiene nada que ver: 'comunidad de destino' es la traducci¨®n estricta y literal de Schicksalgemeinschaft, una expresi¨®n acu?ada por Bruno Bauer, que, seg¨²n creo, no pertenec¨ªa a la Falange".
Y de todo esto habla Morin en la Plaza del Callao, en un taxi camino de Barajas y en la cola para recoger la tarjeta de embarque en el avi¨®n de regreso a Par¨ªs. Y la pasi¨®n que despliega la justifica con una sentencia que, en su caso, reviste toda verosimilitud: "Ser intelectual es comprometerse; tomar posiciones".
Babelia
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