El calor de unos pocos
F¨¦lix Ayo y Enma Jim¨¦nez.S¨®lo a un fallo de organizaci¨®n cabe achacar la escas¨ªsima convocatoria que suscit¨® el concierto de F¨¦lix Ayo y Enma Jim¨¦nez celebrado en el teatro Real el pasado d¨ªa 23. Que organizar un concierto no es algo tan sencillo como contratar a unos buenos artistas y alquilar el Real es algo que debi¨® quedarle muy claro el mi¨¦rcoles a la entidad financiera promotora del acto. Y realmente fue una pena que tan s¨®lo unos pocos, la mitad del patio de butacas, pudieran gozar de un magn¨ªfico recital por desconocimiento de su celebraci¨®n.No ser¨ªa desatinado afirmar que Ayo, fundador y primer viol¨ªn durante 16 a?os de los famosos I Musici, con galardones como el Grand Prix du Disque, Edison y Mar de Plata en su haber, y Enma Jim¨¦nez, pianista cuya prometedora carrera fue abandonada tras su boda con Joaqu¨ªn Ach¨²carro y que se prodiga desde entonces con cuentagotas, constituyen la pareja de artistas espa?oles m¨¢s id¨®nea para hacer una interpretaci¨®n de piezas para viol¨ªn y piano.
Sonatas de Mozart, Beethoven y Faur¨¦
Teatro Real. Madrid, 23 de octubre.
Tras la Sonata K. 304, de Mozart, en donde el peso de una sala vac¨ªa luch¨® con el bell¨ªsimo cantabile del primer motivo del alegro, un tema en el que tantas veces han hallado su inspiraci¨®n melod¨ªas populares italianas, fue en la Sonata n¨²mero 7, opus 30, de Beethoven, cuando el lirismo y la vitalidad con los que los solistas expusieron el adagio y el alegro final convirtieron el acto en un recital para un grupo de amigos.
Ajuste perfecto
La amplia Sonata opus 13, de Faur¨¦, brind¨® lucida ocasi¨®n en la segunda parte para que F¨¦lix Ayo y Enma Jim¨¦nez mostrasen el bello y musical sonido, si no excesiva mente amplio, del primero y la facilidad y limpieza de la segunda am¨¦n del perfecto ajuste y compenetraci¨®n de ambos. El andante pleno de aliento intimista, medida intensidad y profundidad, y en contraste la pasi¨®n y temperamento que exhibieron en el ¨²ltimo tiempo, hubiera valido sobradamente una visita al Real, m¨¢xime cuando adem¨¢s el programa vino a representar un remanso de m¨²sica pura y genuina en medio de atosigante exposici¨®n de ornamentaciones barrocas -a veces mucho ruido y pocas nueces- de la ¨²ltima decena.El poco p¨²blico asistente lo supo comprender, y el calor con el que obsequi¨® a la excepcional pareja permiti¨® escuchar tres propinas de Mozart, Kreisler y Falla aunque en la adaptaci¨®n de La vida breve de este ¨²ltimo Ayo buscase m¨¢s el car¨¢cter espa?ol que competir con la apabullante demostraci¨®n t¨¦cnica que en ella realizara Zukermann hace unos d¨ªas.
Babelia
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