Pina Bausch: "Hay que dejar que cada cual se exprese seg¨²n sus motivaciones internas"
Pina Bausch no deja de fumar ? enciende un cigarrillo tras otro mientras medita las palabras. El tono de su voz es muy bajo, apenas audible, y las frases le salen lentas, casi contadas. Este car¨¢cter reconcentrado y dif¨ªcil contrasta con la expansiva agresividad de su producci¨®n art¨ªstica o la imagen decadente y sofisticada que ofrec¨ªa en el personaje felliniano de E la nave va. "La acci¨®n debe salir con toda sinceridad, dice; "para ello hay que dejar que cada cual se exprese seg¨²n sus motivaciones internas. Despu¨¦s viene una adecuaci¨®n de aquel sentimiento a lo que se quiere hacer. Muchas veces no hay que retocar nada".
Pina Bausch prefiere trabajar directamente con bailarines, ya que abordan la expresi¨®n con m¨¢s libertad que un actor, que tiene detr¨¢s todo un aprendizaje para conducirse en escena. "Prefiero que me pregunten cosas despu¨¦s de ver mis trabajos. Es necesario haberlo visto antes, pues cada vez para cada persona el efecto es diferente".Pina Bausch desecha el cartesianismo que ha f¨¢cultado a toda la danza contempor¨¢nea como comunicativa con su tiempo,- para entroncar -con el p¨²blico por una v¨ªa que tiene mucho de ir¨®nica teatralidad multidisciplinaria.
"El trabajo de la,compa?¨ªa es duro. No puede ser de otra manera. El entrenamiento cl¨¢sico lo hacen profesores que vienen de Essen dos veces por semana, el resto del tiempo trabajamos en la creaci¨®n de las piezas. Este es un trabajo largo, que supone que quienes participamos nos relacionamos en todos los campos".
La representaci¨®n de im¨¢genes extra¨ªdas de la cotidianidad, y reconvertidas en cuadros de anticl¨ªmax, arman un todo m¨¢s que unitario, compacto, de una peligrosa densidad. "Caf¨¦ Muller no es exactamente una pieza autobiogr¨¢fica; de hecho no lo es", dice Pina Bausch. "En cualquier caso, ser¨ªa autobiogr¨¢fica de todos los que han trabajado en ella".
Nazaret Panadero, actualmente ¨²nico miembro espa?ol del Teatro-Danza de Wuppertal, encarna uno de los personajes de Caf¨¦ Muller: "Este personaje lo aprend¨ª al entrar en la compa?¨ªa, ya que Caf¨¦ Muller es anterior a mi llegada a Wuppertal. El trabajo de creaci¨®n es largo; solamente despu¨¦s de mucho tiempo se consigue un producto serio y terminado".
En el ensayo, Pina B¨¢usch se desplaza por el escenario envuelta en un viejo capote de marino que parece pesar mucho para sus afilados hombros. Apenas hace indicaciones a los bailarines, que saben lo que deben hacer.
"La acci¨®n debe salir con toda sinceridad, para ello hay que dejar que cada cual se exprese seg¨²n sus motivaciones internas. Despu¨¦s viene una adecuaci¨®n de aquel sentimiento a lo que se quiere hacer. Muchas veces no hay que reto carnada". Por esto, Pina Bausch prefiere trabajar directamente con bailarines, ya que abordan la expresi¨®n con mucha m¨¢s libertad que un actor, por ejemplo, que tiene detr¨¢s todo un aprendizaje para estar en escena.
Al terminar la funci¨®n, apenas saluda. Su cara denota un profundo cansancio a pesar dela brevedad de la representaci¨®n. Con ese mismo gesto, casi ausente, vuelve a ponerse su largo abrigo y retorna el cigarrillo. Su potente, a la vez que discreta, presencia, ha dejado una estela d¨¦ silencio primero, y de aplauso cerrado despu¨¦s.
Pina Bausch es una fuerte pero dif¨ªcil personalidad creadora. Su lenguaje es cr¨ªptico pero asimilable por su fuerza y belleza, consiguiendo plenamente su prop¨®sito de no narrar sino mostrar un fresco doloroso donde se universalizan unos tipos a trav¨¦s de su figuraci¨®n ¨²ltima, sin otra m¨¢scara ni otro discurso que dar salida a un costoso ejercicio de instrospecci¨®n. La desesperanza de su estilo es comparable a la del cineasta Herzog o el escritor Walter Abis, todos de esa generaci¨®n, no se sabe si perdida, a caballo entre la vieja y la nueva Alemania.
El grupo de Pina Bausch actuar¨¢ en el Mercat de les flors, de Barcelona, a partir del 17 de noviembre, con 1980.
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