La pasi¨®n, segun Pasolini
TVE emite hoy, un d¨ªa despu¨¦s del d¨¦cimo aniversario del asesinato de Pier Paolo Pasolini en Roma, el largometraje Mamma Roma, al que los programadores de Televisi¨®n han castellanizado el t¨ªtulo. Un cineasta espa?ol, Basilio Mart¨ªn Patino, evoca aqu¨ª la figura del desaparecido poeta y cineasta italiano, a quien conoci¨® en el festival de Pessaro. Su cine no discurri¨®, igual que su vida y pensamiento, por los c¨¢nones de la ortodoxia, pero siempre estuvo comprometido con la realidad, con la creaci¨®n de una conciencia renovadora en la posguerra. A veces, morir es la ¨²nica manera de hacer la revoluci¨®n.
Proclamaba la acci¨®n como el lenguaje por excelencia de cada presente ("el gran poema de acci¨®n de Lenin"). No puedo olvidar la foto de los dos polic¨ªas ri¨¦ndose mientras examinan su cuerpo sobre la tierra, destrozado como un cristo. Solo, entre los pinos de Ostia, cerca del mar. La misma soledad que aquella de los barrancos de Viznar, entre los olivos de Fuente Grande. Le toc¨® representar al personaje puro de las tragedias cl¨¢sicas: ten¨ªa que morir. "S¨®lo por la muerte nos sirve nuestra vida para expresarnos". Su testimonio, m¨¢s all¨¢ de lo admisible, rayaba en la insolencia. ?A qu¨¦ edad se suicid¨® Maiakovski? Le conoc¨ª en Pessaro. Concentrado, nervioso, peque?o, posee dor de una especial fuerza interior. Nos habl¨® de sintagmas, de semiolog¨ªa y del "plano secuencia infinito", cuando lo normal entonces era arengar sobre la toma de con ciencia. Ten¨ªa clara su exigencia: no degradar la sensibilidad o la in teligencia ante la demagogia del ¨¦xito. El cine le serv¨ªa como necesidad expresiva. Su Jesucristo cejijunto no hubiera desentonado en el mundo de Accattone, de Una vita violenta o de Mamma Roma, en pleno subproletariado canalla del Tercer Mundo civilizado, y¨¦ndose, como ¨¦l mismo, a pintar grafitos en las paredes o a jugar al f¨²tbol con los ragazzi di vita marginados; una c¨¢mara y un magnet¨®fono como armas de trabajo. La Trilog¨ªa de la vida es un rastreo por la historia en solidaridad con todos los pecadores. Descarado, tierno, cruel, el Decamer¨®n, los Raeconti di Canterbury y Il fioi delle mille e una notte responden a esa pasi¨®n que despu¨¦s le pareciera insuficiente. Un festival orgi¨¢stico y divertido, una revancha. Ten¨ªa que ganarse a pulso su raci¨®n de libertad, su derecho a la sexualidad, a costa de sus propias ca¨ªdas, experimentando todos los des¨®rdenes y todas las desobediencias, bajando a los infiernos. "Amo la vida tan ferozmente, tan desesperadamente, que no me puede hacer bien".
Era consciente de que incluso su rebeld¨ªa estaba controlada, en tanto en cuanto hab¨ªa de convertirse en industria cultura?. Alertaba a los intelectuales sobre su respaldo al poder, "una invisible adhesi¨®n, atrapados por una invisible red". Su vida, expresada en im¨¢genes o en palabras, fue un debate forzado por el entorno: "Me estoy adaptando a. la degradaci¨®n, aceptando lo inaceptable". En las ¨²ltimas cuartillas que escribi¨® ped¨ªa irracionalidad y albedr¨ªo como premisas de libertad para razonar; present¨ªa que estaban cortadas las salidas y buscaba alternativas. Seg¨²n le hizo decir a uno de sus actores (Orson Welles): "Morire era l'unico modo di fare la revoluzione".
O¨ª contar a uno de sus productores que, como director de cine, inventaba sobre la marcha, se dejaba llevar de sus intuiciones, descuidaba la t¨¦cnica, iba por Ubre respecto a los mitos consagrados; un desastre. Trabaj¨® como actor, escen¨®grafo, guionista del mejor cine italiano, que cre¨® una conciencia renovadora en la sociedad de posguerra. Y en todo lo que hac¨ªa estaba ¨¦l, entreg¨¢ndose a tumba abierta, en carne viva. Por eso, sus pel¨ªculas at¨ªpicas, su teorema, prevalecen sobre lo ef¨ªmero. No s¨¦ qu¨¦ otra cosa sea el arte. Aunque a cada fabulaci¨®n de sus representaciones heterodoxas o a cada b¨²squeda de compromiso con los suyos en Asia, en ?frica o en la borgata de Roma se le respondiese de forma conflictiva por los detentadores del orden institucionalizado, hasta el insulto y el sarcasmo. Su pobre asesino no era m¨¢s que un aficionado atolondrado, un infeliz esbirro.
Los l¨ªricos han inventado eso de que los privilegiados son llamados pronto por sus dioses. Como recurso, evita al menos la obscenidad est¨¦tica de verles luego deteriorados por el desgaste de la normalidad. Algo tendr¨ªa que ver la intolerancia con lo de Jes¨²s de Galilea y los profetas. Su ¨²ltima pel¨ªcula, acogida al patrocinio de Sade, del que disent¨ªa cr¨ªticamente, vomita necesariamente esa sensaci¨®n de no quedarle salvaci¨®n posible. "Lo seandalo del contraddirmi, dell"essere con te e contro te". Tan dif¨ªcil resulta imaginarle pagano y marxista en Mosc¨², como cristiano occidental en Hollywood. Con menos personalidad hubieran podido someterle a un purgatorio razonable, conden¨¢ndole indulgentemente al ostracismo, o envi¨¢ndole a la c¨¢rcel.
Italia, imaginativa Italia, hizo posible que batiera el r¨¦cord de resistencia, de permisibilidad. Ah¨ª nos quedan sus numerosos libros de poes¨ªa, ensayo, teatro, novela, m¨¢s de una docena de pel¨ªculas. Qu¨¦ resistencia. Parece que la edad tope para estos elegidos de los dioses suele andar por los 33 a?os. A Pasolini le permitieron vivir, pese a sus insolencias, 20 m¨¢s. Y ese plus de vida irregular, dando fe a contrapelo de su verdad esencial, se convierte en una obra desacostumbrada, una rareza, un lujo. Como escribi¨® a su muerte Moravia: "Deb¨¦is saber que poetas no nacen tantos".
Mamman Roma se emite hoy por TVE-2 a las 22.40.
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