El intento de fusi¨®n

Tom¨¢s San Miguel es un pianista y compositor vitoriano que, despu¨¦s de una temporada de estudios en Estados Unidos, se ha ganado el respeto de m¨²sicos y aficionados. Su banda actual realiza la m¨²sica que ¨¦l escribe en colaboraci¨®n con el guitarrista Gerardo N¨²?ez, inspirada casi siempre en el flamenco y bajo la vieja aspiraci¨®n de lograr una fusi¨®n entre el jazz y esta parte de nuestro folclor.Muchos m¨²sicos han sido tentados por esta idea de fusionar ambas m¨²sicas y han emprendido este camino con mayor o menor fortuna: Miles Davis y Chick Corea son los m¨¢s notables allende nuestras fronteras; Pedro Iturralde y Paco de Luc¨ªa (aunque en una vertiente distinta a los anteriores, ya que su punto de vista parte del flamenco) son los m¨¢s importantes en Espa?a, y Jos¨¦ Antonio Galicia, el m¨¢s constante de ellos.

Tom¨¢s San Miguel se puede enmarcar en la escuela de Corea. El resultado es defendible y digno, si bien no es excesivamente original y quiz¨¢ tedioso para un p¨²blico indiscriminado. Las construcciones musicales est¨¢n bien concebidas y llevadas a cabo con fortuna; quiz¨¢ los ladrillos est¨¦n un poco desgastados.

Un sonido bien poco convincente (?c¨®mo es posible que en un local con buenas condiciones ac¨²sticas puedan seguir escuch¨¢ndose conciertos amplificados con tan poco relieve?) se en carg¨® de amortiguar el brillo, ya de por s¨ª vacilante, de las estrellas de Berckee.

'Vibrafonismo'

El grupo de Berckee, que ha aprovechado su paso por Espa?a para hacer campa?a a favor de la famosa escuela norteamericana, est¨¢ liderado por Gary Burton. ?ste es el verdadero pilar y el punto de atracci¨®n que puede dar color a un concierto que de otro modo resultar¨ªa anodino. El vibr¨¢fono tendr¨ªa que haber cambiado de nombre desde que Burton cogi¨® las baquetas porque en sus manos se convierte en algo distinto: el virtuosismo, la precisi¨®n, la sensibilidad y el swing se funden con una t¨¦cnica precisa para el instrumento, vibrafonismo habr¨ªa que decir, de forma que Burton hace la m¨²sica con y para el vibr¨¢fono. Por esto es siempre una delicia poder escucharle alguna pieza en solitario.Los All Stars de Berckee, a su lado, son m¨²sicos eficaces, pero, al menos en este concierto, poco inspirados: Gert Hopkins (trompeta) ten¨ªa ganas, pero no estuvo muy acertado; Bill Pierce (tenor), tan aburrido como cuando vino con Art Blakey; a Larry Monroe (saxo alto) no se le escuch¨® apenas; Bruce Gert (bajo) estuvo muy discreto, y Jim Kelly (guitarra), por completo fuera de onda. Lo mejor estuvo a cargo del pianista Bob Winter y del bater¨ªa Tommy Campbell, pero hasta a este ¨²ltimo los fours finales estuvieron a punto de aguarle la fiesta.