Nuestra pena de muerte
?Por fin encuentro en EL PAIS un comentario a la reciente aprobaci¨®n de la pena de muerte por el Senado! Pero se trata de una carta de un lector (Dar¨ªo Olaort¨²a, de Barcelona), publicada el pasado d¨ªa 1. No me explico el cerco de silencios que ha rodeado a esta sorprendente decisi¨®n involucionista de los senadores socialistas.Gracias a ellos seguimos en Espa?a con pena de muerte. Por supuesto, s¨®lo en el C¨®digo Militar y para tiempo de guerra, o, m¨¢s exactamente, en caso de "ruptura generalizada de hostilidades". No importa: la pena de muerte no va a perder ninguno de sus horrores porque la ejecuten militares respaldados por su c¨®digo. Por el contrario, los acrecentar¨¢ todos. ?Hemos olvidado ya que una pena de muerte semejante a la restaurada justific¨® legalmente en nuestro m¨¢s reciente y oscuro pasado b¨¦lico aquellas atrocidades que fueron pesadilla nacional y se llamaban sumar¨ªsimo, paseo, pared¨®n? De nada le ha servido a Goya pintar los aterrados rostros del pueblo en los fusilamientos de la Moncloa. Los senadores nada han hecho en esta ocasi¨®n para evitar en el futuro la repetici¨®n de semejantes carnicer¨ªas; peor a¨²n: les han dado su respaldo legal para que puedan volver a horrorizarnos.
Gracias a esta memorable decisi¨®n los espa?oles hemos quedado de nuevo a merced de cualquier gobernante que cualquier d¨ªa en cualquier telediario nos estremezca a todos proclamando solemnemente que el pa¨ªs -acosado por el terrorismo, las huelgas y manifestaciones salvajes, la labor demoledora de la oposici¨®n, los atentados contra la unidad patria, la acci¨®n desestabilizadora de los enemigos del pueblo o cualquier otra amenaza, real o imaginada, de subversi¨®n- se encuentra en una situaci¨®n real de "ruptura generalizada de hostilidades".
Entonces habr¨ªa llegado su hora: la pena de muerte reci¨¦n reinstaurada comenzar¨ªa a lavarse las manos, calzarse las botas, cargar el fusil para cuadrarse ante el Gobierno y ofrecerle sus servicios para salvar la patria amenazada. Entonces comenzar¨ªa a repetirse la vieja historia de horrores nacionales pintada por Goya.-
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