El proyecto Eureka, aunque sin dinero, cabalga
La Europa de la tecnolog¨ªa tiene quince a?os para emparejarse con EE UU y Jap¨®n
Eureka ha dado esta semana sus primeros pasos. La Europa de la tecnolog¨ªa tiene ya partida de nacimiento (una carta que fija sus objetivos y modos de funcionamiento) y sus primeros brotes: 10 proyectos que se pondr¨¢n en marcha inmediatamente. Son buenos s¨ªntomas -mejores de lo que cre¨ªan sus propios protagonistas-, pero no se puede decir todav¨ªa que el tratamiento sea eficaz. El Viejo Continente tiene medios intelectuales y t¨¦cnicos para superar el desaf¨ªo, pero falta dinero fresco y, sobre todo, un aut¨¦ntico mercado sin fronteras internas.
Europa tiene s¨®lo 15 a?os por delante para intentar recuperar su retraso tecnol¨®gico respecto a Estados Unidos y Jap¨®n. "Si para el a?o 2000 no se ha logrado, no existir¨¢n grandes diferencias entre nuestros pa¨ªses y las rep¨²blicas bananeras, salvo que nosotros no producimos pl¨¢tanos", asegura un experto de la task force de la CEE, Morris English.El principal problema -y no lo dice en esta ocasi¨®n un europeo, sino un cerebro de la universidad de Berkeley, en California, Michael Borrus- es la manifiesta imposibilidad de nuestra industria para llegar a tiempo. Los cient¨ªficos y t¨¦cnicos dominan la teor¨ªa, pero a la hora de la verdad se tarda infinitamente m¨¢s en colocar en el mercado el resultado pr¨¢ctico de ese conocimiento que en Norteam¨¦rica o Jap¨®n.
Una empresa alemana occidental, Siemens, tiene previsto desarrollar dentro de 18 meses una nueva generaci¨®n de memoria viva : lo malo es que un competidor japon¨¦s fabric¨® su propio prototipo hace ya dos a?os. Sobre 19 categor¨ªas de productos electr¨®nicos, Europa est¨¢ en tercera posici¨®n, por detr¨¢s de Estados Unidos y Jap¨®n, en nada menos qu¨¦ en 18. La media de consumo europeo de semiconductores es de 14 d¨®lares por habitante y a?o (21 en el caso de la RFA y ocho en el de Italia), mientras que los norteamericanos consumen 53 d¨®lares, y los japoneses, 70.
El foso se har¨¢ todav¨ªa m¨¢s insalvable con la puesta en marcha de la iniciativa de defensa estrat¨¦gica, la guerra de las galaxias, que tendr¨¢ enormes repercusiones industriales. Para intentar llenar ese retraso galopante, el presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, lanz¨® el pasado mes de abril su eureka: un llamamiento a todos los pa¨ªses europeos, miembros de la CEE o no, para unir esfuerzos y producir conjuntamente lo que, en otro caso, habr¨¢ que importar.
La reacci¨®n inicial fue m¨¢s bien fr¨ªa: man¨ªas de grandeza de Francia, afirmaron algunos; un enga?o para vendernos sus propios inventos m¨¢s caros que los norteamericanos o japoneses, murmuraron otros. Sin embargo, poco a poco, hasta los alemanes occidentales y los brit¨¢nicos vieron que la idea no era tan descabellada, sobre todo si ellos pod¨ªan imprimir su sello, pragm¨¢tico y empresarial.
"Nuestro problema", explica un documento elaborado el pasado mes de julio por el Gobierno brit¨¢nico, "es la explotaci¨®n comercial de los conocimientos tecnol¨®gicos. Para ello hace falta contar con un aut¨¦ntico mercado europeo y elaborar productos destinados a un mercado todav¨ªa m¨¢s amplio, mundial". Eureka puede convertirse, seg¨²n Londres, en la llave perfecta para lograr que los pa¨ªses europeos autoricen una mayor circulaci¨®n de servicios, investigadores, capital e, incluso, de derechos de propiedad intelectual.
Existe la posibilidad de que los productos que lleven la etiqueta Eureka sean considerados productos nacionales por todos los pa¨ªses firmantes de la Carta. Si adem¨¢s se deja que sean las propias empresas las que decidan qu¨¦ producto de alta tecnolog¨ªa es rentable a corto o medio plazo y no resulta imprescindible destinar nuevos fondos p¨²blicos a subvencionarlos, sino que es suficiente reorganizar la concesi¨®n de ayudas estatales que ya existen, el panorama se vuelve a¨²n m¨¢s atrayente.
Dinero p¨²blico
El "sello brit¨¢nico-germano, impreso en la Carta fundacional aprobada el pasado d¨ªa 6 en Hannover (RFA), reduce' a sus justos t¨¦rminos la grandiosidad francesa", explicaba un experto ingl¨¦s que asisti¨® a la conferencia. Hasta el momento, s¨®lo Par¨ªs ha anunciado un presupuesto especial para Eureka: 20.000 millones de pesetas en 1986. Los otros pa¨ªses -que inicialmente no, quer¨ªan dedicar ni un penny, con la teor¨ªa de que fuera el capital privado- el que financiara los proyectos- han dado, sin embargo, marcha atr¨¢s.Bonn y Londres anunciaron en Hannover que habr¨¢ dinero p¨²blico para Eureka. Tal vez no ser¨¢ dinero nuevo en el caso del Reino Unido, pero, salga de donde salga, el Gobierno financiar¨¢ en un determinado porcentaje, seg¨²n cada caso, a las empresas brit¨¢nicas que se comprometan a llevar a cabo, en cooperaci¨®n con otras europeas, un plan con etiqueta Eureka.
Los 10 primeros proyectos aprobados tienen un coste que puede parecer rid¨ªculo (312 millones de d¨®lares) comparado con los fondos anunciados por Estados Unidos, pero los franceses no parecen nada desanimados. "Lo importante es lograr un clima de confianza y que los distintos proyectos se vayan poniendo en marcha. El dinero llegar¨¢ despu¨¦s, sin ninguna duda", explicaba ¨¦l ministro de Investigaci¨®n -y Tecnolog¨ªa, Hubert Curien.
Dinero tendr¨¢ que llegar, y mucho, si realmente se quiere hacer avanzar a Europa en los cinco cap¨ªtulos marcados por Eureka: rob¨®tica informaci¨®n, biotecnolog¨ªa, y materiales. "Todo va m¨¢s r¨¢pido de lo que pod¨ªamos esperar" afirma un experto franc¨¦s. "Las 18 de legaciones presentes en Hannover llegaron con centenares de pro puestas bajo el brazo. Sus empresas han reaccionado ya: decenas de centros de investigaci¨®n y so ciedades privadas han contactado con los respectivos Gobiernos para dar a conocer sus posibilidades y proponer trabajos con cretos".
No todo es tan positivo como pretende Par¨ªs: algunas grandes empresas alemanas han expresado sus cr¨ªticas. "Es cierto", reconoce el, ministro Curien, "pero tambi¨¦n lo es que los cuatro grandes de la electr¨®nica tienen un acuerdo de principios, al igual que las cinco empresas de aeron¨¢utica m¨¢s importantes de Europa occidental".
"Eureka no es una alternativa a la guerra de las galaxias, sino simplemente un buen medio de impedir que nuestras empresas y nuestros cient¨ªficos dependan en un grado cada vez mayor de Estados Unidos o de Jap¨®n. Aqu¨ª no se trata de construir un sistema de de fensa, sino de fabricar r¨¢pidamente buenos productos de alta tecnolog¨ªa que se consuman en Europa y que compitan en el extranjero. Nada m¨¢s y nada menos", asegura el asesor de Curien.
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