Pugna millonaria de las cadenas televisivas norteamericanas

El hist¨®rico apret¨®n de manos que se dieron ayer, a las diez de la ma?ana, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, a cero grados de temperatura en Ginebra, es ya el m¨¢s caro de la historia. Las tres grandes cadenas de televisi¨®n norteamericanas -CBS, NBC y ABC- se han gastado m¨¢s de tres millones de d¨®lares (cerca de 500 millones de pesetas) ellas solas para que los norteamericanos, cuya atenci¨®n a la pol¨ªtica internacional suele ser escasa, puedan seguir minuto a minuto, por primera vez, lo que est¨¢ ocurriendo en la cumbre de Ginebra.

?sta es la primera reuni¨®n al m¨¢ximo nivel entre las dos superpotencias en las que los medios audiovisuales est¨¢n utilizando la tecnolog¨ªa de los sat¨¦lites, que permiten transmitir instant¨¢neamente a cientos de millones de personas en todo el mundo el encuentro diplom¨¢tico que sucede en la ciudad suiza.Cada una de las cadenas ha enviado a Ginebra a m¨¢s de 150 personas, y la ABC, que ocupa el ¨²ltimo lugar en el ¨ªndice de audiencia de las mencionadas, ha ocupado todo un piso del hotel Hilton. El periodista Peter Jennings, presentador de su principal telediario y el que tiene m¨¢s experiencia internacional, estaba a la una de la madrugada del martes conduciendo el informativo norteamericano de las siete de la tarde en directo, de pie, a varios grados bajo cero, al borde del lago Leman. Nevaba ligeramente y Jennings era calentado con unas peque?as estufas el¨¦ctricas para aguantar la media hora de telediario.

Las televisiones norteamericanas est¨¢n llevando la cumbre a las salas de estar de Nebraska, Wisconsin o las Dakotas como un combate de personalidades y caracteres, para el que necesitan al final un ganador. El anciano, amable y sonriente presidente norteamericano, ex actor de Hollywood, frente a un joven Mijail Gorbachov, al que se describe como un genuino producto de la nueva Uni¨®n Sovi¨¦tica, un hombre que, "tras su sonrisa, esconde unos dientes de acero" y puede enterrar a tres presidentes norteamericanos.

La ABC ha resumido esta competici¨®n como una gran partida de ajedrez, en la que los peones son cohetes nucleares, rojos los sovi¨¦ticos y azules los norteamericanos, que se mueven en la pantalla como si se tratara de una partida Karpov-Kasparov. Al americano medio le gustan estas simplificaciones. Acaba de estrenarse en Estados Unidos una nueva pel¨ªcula de Sylvester Stallone, Rocky 4, en la que las dos superpotencias deciden evitar una guerra mundial sustituy¨¦ndola por un combate de boxeo entre sus dos mejores p¨²giles. En un final dram¨¢tico gana el bueno, Stallone, que tambi¨¦n protagoniz¨® Rambo.

Gracias a los sat¨¦lites y al poder del d¨®lar, las tres grandes cadenas de televisi¨®n ganan mucho dinero, aunque la CBS atraviesa un per¨ªodo dificil, y los norteamericanos se despiertan y se acuestan con Ginebra. Los programas de la ma?ana, tradicionales para acompa?ar el desayuno y una mezcla de show e informativos, son retransmitidos desde la ciudad suiza. Lo mismo ocurre Con los telediarios de la tarde, que obligan a Dan Rather -el periodista mejor pagado del mundo, con m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares de sueldo anual, sucesor del m¨ªtico Walter Cronkite- y a Tom Brokaw, la estrella de la NBC, a esperar a primera hora de la madrugada para entrar en directo. Todas las televisiones buscan desesperadamente la gran exclusiva que les distanciar¨¢ de la competencia. Para la CBS se trata de mantener su liderazgo, amenazado por problemas internos en la empresa y por la profesionalidad informativa de la NBC.