La "cumbre' de Ginebra
LE MONDESi se cree en los resultados de un sondeo de Louis Harris citados por The Economist, la proporci¨®n de personas inquietas por el peligro de una guerra ha disminuido desde hace tres a?os en Francia, Gran Breta?a, Alemania Occidental e Italia. Curiosa constataci¨®n, despu¨¦s de las previsiones catastr¨®ficas escuchadas precisamente hace tres a?os por parte de todos los que anunciaban una tensi¨®n inesperada entre el Este y el Oeste con el despliegue de los misiles de la OTAN en Europa. Pero tambi¨¦n invitaci¨®n a considerar con prudencia la enorme exhibici¨®n de bipolarismo nuclear que se prepara en las riberas del lago Leman.
Las condiciones en que se celebra esta nueva reuni¨®n sovi¨¦tico-norteamericana la convierten, sin duda, en espectacular, pero menos dram¨¢tica que las anteriores. Nada de reivindicaci¨®n brutal por parte sovi¨¦tica sobre un punto ¨¢lgido del planeta, como ocurri¨® en 1959, 1960 y 1961, con los ultimatos de Jruschov a Berl¨ªn.
Tampoco existe peligro de enfrentamiento sobre una crisis incontrolada, como en 1967 y en 1973 sobre el Pr¨®ximo Oriente. Simplemente, y como en 1979, se percibe una serie de encrucijadas sobre el enorme dossier del control de armamentos', dossier de una complejidad siempre renovada.
Hubo una ¨¦poca en que se denunciaba de este lado del Atl¨¢ntico, sobre todo en Francia, las tentativas de condominio a las que se dedicaban los dos grandes a espaldas de otros pa¨ªses con motivo de semejantes reuniones en la cumbre. Nada de esto se ha observado actualmente. Sobre todo porque esta reuni¨®n sovi¨¦tico-norteamericana, la primera desde hace seis a?os, sirve s¨®lo para reanudar un di¨¢logo interrumpido por un largo per¨ªodo de tensi¨®n: habr¨¢ siempre tiempo para anunciar m¨¢s tarde si ese di¨¢logo concluye realmente en una distensi¨®n y en acuerdos, lo que no est¨¢ hoy d¨ªa garantizado. Luego, porque la situaci¨®n interior de los pa¨ªses europeos no es la misma que la de los a?os setenta, puesto que se ha pasado por una crisis. Es el caso, m¨¢s acentuado que en otros pa¨ªses, en Francia, donde los enfrentamientos, a menudo artificiales, de la campa?a electoral est¨¢n por eclipsar todo el resto.
Esta retirada francesa es tan lamentable como parad¨®jica. Despu¨¦s de todo, Mitterrand ha sido tambi¨¦n un actor de ese di¨¢logo Este-Oeste al haber recibido a Gorbachov hace poco m¨¢s de un mes en Par¨ªs. Sin embargo, es el ¨²nico de los dirigentes occidentales que no se ha reunido con Reagan antes de la reuni¨®n de Ginebra. ( ... )
THE TIMESEn la carrera hacia la cumbre, el mecanismo de relaciones p¨²blicas del Este y del Oeste ha demostrado una capacidad para la maniobra al lado de la cual la cuesti¨®n del armamento nuclear parece poco adecuada. El resultado ha sido el de transformar el encuentro Reagan-Gorbachov de una reuni¨®n seria de dirigentes mundiales en un ejercicio de propaganda, con Gorbachov como ganador.
El asunto de la carta filtrada del Pent¨¢gono no refleja una mezcla de perfidia o de incompetencia que haya determinado la actitud de Washington en Ginebra y que, a menudo, ha hecho dar tropezones al presidente. Pero, en un aspecto al menos, Weinberger ten¨ªa raz¨®n. El presidente estar¨¢ sometido a enormes tensiones durante los pr¨®ximos dos d¨ªas para llegar a un compromiso sobre principios a largo plazo para lograr ventajas a corto plazo. ( ... )
Si Reagan necesita recordarle esto a su secretario de Defensa, es dudoso. Pero ayuda a dar una perspectiva de la cumbre.(...)
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