Vuelve la calma a Beirut tras cuatro d¨ªas de combates entre milicianos drusos y shi¨ªes
La calma volvi¨® ayer, poco a poco, a la capital de L¨ªbano, asolada por cuatro d¨ªas de combates entre las milicias drusa y shi¨ª, aunque numerosos choques espor¨¢dicos resquebrajaban todav¨ªa el ¨²ltimo alto el fuego, concluido en la noche del s¨¢bado al domingo. Hasta entonces la polic¨ªa libanesa hab¨ªa contabilizado 65 muertos y 278 heridos, en su mayor¨ªa civiles, como consecuencia de unos enfrentamientos callejeros que han modificado parcialmente el reparto de poder en el Beirut musulm¨¢n.
Veh¨ªculos variopintos pertenecientes a las dos facciones rivales formaron una caravana conjunta que recorri¨® por la ma?ana las principales arterias desiertas en un nuevo intento de consolidar la fr¨¢gil tregua que intent¨® sellar m¨¢s tarde una entrevista entre los l¨ªderes druso y shi¨ª, Walid Jumblat y Nabih Berri, respectivamente, convocados tambi¨¦n a Damasco, seg¨²n las emisoras de radio locales.La primera jornada de relativa tranquilidad desde el pasado mi¨¦rcoles permiti¨® a los habitantes de Beirut Oeste salir de sus casas para evaluar los destrozos causados en su barrio por la ¨²ltima oleada de violencia. Algunos se apresuraron incluso a quitar los escombros amontonados en el techo de sus coches o recoger los cristales y metrallas esparcidos por sus terrazas.
Dos comerciantes estimaban tambi¨¦n los da?os sufridos por sus tiendas, frecuentemente saqueadas por las hordas de combatientes, mientras los bomberos aprovechaban, por fin, la relajaci¨®n del ambiente para, sin miedo a ser tiroteados por francotiradores, acudir a apagar las cenizas incandescentes de incendios provocados por las explosiones.
Terry Waite, emisario del arzobispo de Canterbury, aprovech¨® tambi¨¦n la calma vigente para, tras permanecer tres d¨ªas encerrado en un c¨¦ntrico hotel, embarcarse ayer en el aeropuerto rumbo a Washington, v¨ªa Atenas, donde proseguir¨¢ su labor de buenos oficios tendente a obtener la liberaci¨®n de los seis rehenes norteamericanos y, de paso, de los cuatro franceses.
Chaleco antibalas
Acaso para consolarse del retraso que la guerra beirut¨ª supuso para su misi¨®n mediadora, Waite, vestido con un chaleco antibalas, asegur¨® antes de su partida que ha vivido una "experiencia tonificante" durante los combates y prometi¨® "volver pronto" a Beirut, donde se entrevist¨® tres veces con los carceleros de los cautivos occidentales.
Aunque el cl¨¦rigo anglicano no quiso revelar las exigencias de sus interlocutores isl¨¢micos, es harto probable que estos habr¨¢n solicitado la liberaci¨®n de 17 de sus correligionarios shi¨ªes encarcelados en Kuwait por haber desarrollado hace casi dos a?os la mayor oleada terrorista perpetrada en el emirato. Pero el ministro kuwait¨ª de Asuntos Exteriores, Sabah Ahmed Sabah, reiter¨¦ el s¨¢bado en una entrevista que no estaba dispuesto a canjearlos por los norteamericanos apresados en L¨ªbano.
Cuatro d¨ªas casi ininterrumpidos de enfrentamientos callejeros han, por otra parte, modificado parcialmente el reparto de poder en el Beirut musulm¨¢n, instaurando un predominio de los seguidores de Jumblat en el centro de la capital mientras los partidarios de Berri parecen asentar su control de los suburbios, incluidos aquellos en los que su comunidad no constituye la mayor¨ªa demogr¨¢fica. En ambas zonas subsisten, sin embargo, islotes en manos del enemigo que pronto o tarde sus adversarios confesionales se esforzar¨¢n por limpiar, provocando nuevos brotes de violencia que Siria, aliada de las dos milicias, no parece en condiciones de poder impedir a pesar de la presencia en la ciudad de sus observadores castrenses, cuyo n¨²mero va a ser incluso aumentado, seg¨²n la Prensa local.
Las milicias shi¨ª y drusa, en cuyas filas militan numerosos sun¨ªes libaneses e incluso palestinos, arrebataron juntas hace 21 meses al Ej¨¦rcito del presidente Amin Gemayel el control del sector musulm¨¢n de la capital, pero sus relaciones han ido empeorando hasta el punto de que en julio libraron su primera batalla urbana y desde entonces se han enfrentado otras cuatro veces con armas de todo calibre. Los combates de estos ¨²ltimos d¨ªas han sido, no obstante, los m¨¢s violentos tanto por el tipo de armas empleadas como por su larga duraci¨®n.
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