El regreso de Ruiz-Mateos
LA LLEGADA de Ruiz-Mateos a Madrid el pasado s¨¢bado, tras 33 meses de permanencia fuera de Espa?a, ha tenido las resonancias de un acontecimiento que excede a cada uno de los aspectos -jur¨ªdico, pol¨ªtico, econ¨®mico e incluso seudorreligioso- que se a¨²nan en el caso. En la aventurera historia de Rumasa, en el desenlace de ese pintoresco imperio y todav¨ªa m¨¢s en el particular mesianismo con que su presidente ha afrontado su vida y su desventura se han ido mezclando componentes de tan distinto orden que el contenido de este episodio ha permitido a sectores contrarios a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno utilizar la decisi¨®n de expropiaci¨®n y sus vicisitudes para fomentar el temor sobre la voracidad estatalizadora de los socialistas. Ha servido tambi¨¦n para que las fuerzas ultraderechistas de este pa¨ªs encontraran en la persecuci¨®n de un hombre de empresa confesadamente adscrito al m¨¢s tradicional catolicismo y de una incontinencia verbal sin l¨ªmites la ocasi¨®n de convertirle en un portavoz de sus ideas. Ha valido, finalmente, para que una extensa parte de la poblaci¨®n, sumariamente informada de los pormenores, de por s¨ª complejos, que hicieron a Ruiz-Mateos crear 52.000 empleos, viera en ¨¦l a un h¨¦roe social abatido por una conspiraci¨®n de pol¨ªticos y banqueros. Complementariamente, y por si faltaba poco ali?o al regreso del famoso personaje, las autoridades espa?olas montaron una operaci¨®n de extradici¨®n Cuyo car¨¢cter peliculero (burlando informadores, aterrizando en una base militar, circulando velozmente por las calles de Madrid para conducirle hasta la audiencia) ha excitado a¨²n m¨¢s los caracteres del desembarco. Finalmente, Ruiz-Mateos se encuentra en Espa?a a disposici¨®n de la justicia y haciendo frente a unas acusaciones que se habr¨¢n de dirimir en los tribunales.El problema, con Ruiz-Mateos en suelo espa?ol, regresa al punto en que se encontraba en julio de 1983, cuando el audaz empresario fue procesado por el titular del Juzgado Central de Instrucci¨®n n¨²mero 3 de Madrid, Luis Lerga. Atr¨¢s queda el posible pecado jur¨ªdico de la expropiaci¨®n de Rumasa y si el Gobierno no se ajust¨® a todos los requisitos. Pero ¨¦sa es una cuesti¨®n que dilucidar¨¢ en su d¨ªa el Tribunal Constitucional, que ya se pronunci¨® en una primera ocasi¨®n, gracias al voto de calidad de su presidente, en favor de la constitucionalidad del decreto-ley de expropiaci¨®n.
Lo que verdaderamente importa ahora en la calle es si Ruiz-Mateos cometi¨® o no los delitos de los que se le acusa, cuya repercusi¨®n social es evidente. Contra lo que pudiera parecer o se pretendiera hacer creer, el hecho de que la extradici¨®n haya sido concedida por s¨®lo dos de los siete tipos delictivos por los que se solicit¨® no va a reducir la magnitud del proceso en la proporci¨®n de siete a dos. El extenso cat¨¢logo de delitos que permanecen vivos en virtud de la extradici¨®n concedida por los hechos que responden a las figuras delictivas de la falsedad y la estafa es suficiente para que, por ejemplo, se mantenga la fianza de 100.000 millones de pesetas, decretada en su d¨ªa.
El juez Lerga no s¨®lo no ha ordenado por el momento la libertad provisional, sino que, por el contrario, ha mantenido la prisi¨®n sin fianza. Los delitos por los que puede continuar la acci¨®n judicial contra Ruiz-Mateos no tienen se?alada pena superior a tres veces la de prisi¨®n menor -de seis meses a seis a?os-, por lo que, en principio, podr¨ªa ser procedente la libertad provisional. Pero el mismo rigor invocado por los sectores conservadores para criticar la inseguridad ciudadana producida por la tolerancia del Gobierno en materia de libertad provisional de los delincuentes habituales puede haberse vuelto ahora contra Ruiz-Mateos.
Porque para decretar la prisi¨®n sin fianza del ex presidente de Rumasa, al margen de la pena que corresponde a los delitos que se le imputan, el juez Lerga habr¨¢ tenido que atender, como exige el art¨ªculo 503 de la ley de Enjuiciamiento Criminal, reformado y contrarreformado, "los antecedentes del imputado". Y el antecedente de la fuga de Ruiz-Mateos al extranjero (aunque en aquel momento no se le buscaba por nada) no deja de ser una circunstancia a tener en cuenta. El precedente de la fuga de Francisco Javier Palaz¨®n -para la que no fue obst¨¢culo haber prestado una alta fianza- habr¨¢ sido sopesado tambi¨¦n, sin duda, por el magistrado, que fue criticado por la concesi¨®n de libertad provisional al principal encausado en aquella evasi¨®n de capitales.
Aunque la extradici¨®n por s¨®lo dos de los siete tipos delictivos por los que se solicit¨® signifique un cierto rev¨¦s para las autoridades espa?olas, la realidad es que tal circunstancia apunta m¨¢s bien hacia las diferencias entre la legislaci¨®n espa?ola y la de la Rep¨²blica Federal de Alemania y no a una especie de amnist¨ªa para el acusado respecto a otros actos presuntamente ilegales. El convenio europeo, ratificado por ambos pa¨ªses, permite adem¨¢s que tras la absoluci¨®n definitiva o el cumplimiento de la condena firme que pudiera impon¨¦rsele, Ruiz-Mateos podr¨¢ ser llevado de nuevo a los tribunales por los restantes delitos. La ¨²nica condici¨®n es que previamente disfrute de 45 d¨ªas en libertad. Y de acuerdo con el mismo convenio, en caso de que se marchase y despu¨¦s volviese a Espa?a, ya no podr¨ªa acogerse a esa limitaci¨®n de los tipos de delitos por los que ha sido entregado.
Por un tiempo presumiblemente largo, vamos a estar en presencia de un proceso judicial en el que inevitablemente se implicar¨¢n factores ideol¨®gicos y pas¨ªonales de todo tipo. Al margen, sin embargo, de las utilizaciones pol¨ªticas, lo importante es que Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos ha sido entregado a su pa¨ªs, en donde va a ser juzgado, con las garant¨ªas que corresponden a un Estado democr¨¢tico. Y obvio es decir que en el juicio quedar¨¢ al descubierto tambi¨¦n la irregular situaci¨®n de una organizaci¨®n econ¨®mica que en el pasado permiti¨® crear imperios falaces, con la consiguiente multiplicaci¨®n de perjuicios para ahorradores y empleados. La admiraci¨®n por la obra de Ruiz-Mateos que se mantiene entre parte de la poblaci¨®n no es sino el efecto de ese culto al milagro econ¨®mico, residuo del oscurantismo que ha rodeado a los asuntos del gran capital y sus negocios.
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