Protestas en China
DIVERSAS MANIFESTACIONES han tenido lugar en el curso de los ¨²ltimos meses, en Pek¨ªn y en otras ciudades,con la participaci¨®n de numerosos j¨®venes, en particular estudiantes. La ¨²ltima, el 21 de noviembre, agrup¨® a un millar de j¨®venes en el centro de Pek¨ªn, para celebrar una victoria deportiva de un equipo femenino chino sobre un equipo japon¨¦s. La polic¨ªa dispers¨® a los j¨®venes, cuyos gritos ten¨ªan principalmente un contenido antijapon¨¦s. Esta ola de manifestaciones ha cobrado suficiente entidad como para que la direcci¨®n del partido comunista haya decidido convocar un congreso extraordinario de la Liga de la Juventud, con el prop¨®sito de contrarrestar algunas de las tendencias que se manifiestan entre las masas estudiantiles.La presencia hoy en China de periodistas, hombres de negocios y turistas occidentales es mayor que en otras ¨¦pocas, lo que facilita un mejor conocimiento de la realidad del pa¨ªs; todos los datos coinciden en que el descontento que se palpa en centros de ense?anza tiene, por una parte, causas econ¨®micas, como la insuficiencia de muchas becas; en la organizaci¨®n misma de la educaci¨®n existen problemas grav¨ªsimos, sobre todo en la en se?anza t¨¦cnica. Todos los proyectos de modernizaci¨®n econ¨®mica dependen, en no peque?a medida, de la posibilidad de disponer de un n¨²mero elevado de especialistas con un nivel que les permita asumir las nuevas tecnolog¨ªas. China no est¨¢ hoy en condiciones de resolver ese problema por s¨ª misma, y decenas de miles de j¨®venes chinos estudian actualmente en el extranjero. Es un factor positivo, incluso en el sentido de que ayuda a trasla dar a lajuventud china los problemas y los ambientes de otros pa¨ªses; a la vez puede ser un factor de descontento al evidenciar fuertes desigualdades; una realidad objetiva, dura e implacable, impone en China hoy niveles se ver¨ªsimos de austeridad, precisamente si quiere realizar una verdadera modernizaci¨®n.
M¨¢s complejos son otros fermentos pol¨ªticos de las protestas de los estudiantes chinos. La experiencia de la llamada revoluci¨®n cultural, en la que una demagogia desbocada utiliz¨® la ignorancia y el entusiasmo de la juventud al servicio de las luchas que se desarrollaban en la cumbre del poder, est¨¢ en gran parte olvidada por el paso del tiempo. Pero ha dejado un poso; cierta desconfianza hacia lo que viene de arriba, junto con una tendencia a medir las ideas pol¨ªticas por los resultados concretos; es decir, cierto pragmatismo. En t¨¦rminos generales, tal actitud debe representar m¨¢s bien un apoyo para la l¨ªnea reformista y aperturista, representada por Deng Xiaoping y el actual secretario general, Hu Yaobang, que se enfrentan a¨²n a fuertes residuos de dogmatismo y de sectarismo. A la vez, las mismas reformas econ¨®micas tienen consecuencias concretas en la vida diaria, que provocan el descontento y la protesta juveniles. Un fondo de nacionalismo antijapon¨¦s existe secularmente en el pueblo chino; que ahora rebrote cuando los productos y la publicidad niponas ponen de relieve una superioridad econ¨®mica y cient¨ªfica no puede sorprender. Pero si se afianzase, podr¨ªa convertirse en un obst¨¢culo pol¨ªtico, e incluso sentimental, para la pol¨ªtica de puertas abiertas con el exterior, y en particular de ampl¨ªa cooperaci¨®n con Jap¨®n, que es un componente esencial de la pol¨ªtica de reformas del Partido Comunista Chino. En la conferencia que el partido ha celebrado hace dos meses, Deng Xiaoping ha dado un paso m¨¢s para eliminar a los defensores de la pol¨ªtica dogm¨¢tica, t¨ªpica en la ¨²ltima etapa de Mao. La v¨ªa de la reforma parece asentada en lo econ¨®mico. Subsisten resistencias fuertes que se manifiestan en vaivenes y vacilaciones en lo referente a orientaciones ideol¨®gicas y de creaci¨®n intelectual. En el curso del a?o actual ha habido per¨ªodos de campa?a dogm¨¢tica "contra la poluci¨®n literaria", y otros en cambio de clara apertura. Contra la aparici¨®n de numerosos peri¨®dicos peque?os, acusados de "pornograf¨ªa", contra el retorno a la pr¨¢ctica de los dazibaos (peri¨®dicos murales escritos a mano), se han tomado medidas de prohibici¨®n. Pese a ello, son un s¨ªntoma de los aires de renovaci¨®n. En cuanto a las manifestaciones juveniles -por encima incluso de las razones que las motiven-, dan la imagen de una sociedad sana, de una juventud que se atreve y tiene deseos de expresar sus ideas con gritos propios. Todo lo contrario de aquellos millones de j¨®venes, uniformados artificialmente por un mito, que agitaban las tapas coloradas de un credo y que asolaron la cultura en nombre de la cultura.
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