Generaci¨®n arribista
A las personas de mi generaci¨®n nos ha tocado vivir la m¨¢s frustrante ilusi¨®n de cambio despu¨¦s de conocer en nuestra infancia, juventud y adolescencia toda la dictadura, que nos dej¨® marcados para siempre en trabajo, diversi¨®n, amor y libertad; pero, seguramente porque ¨¦ramos j¨®venes, est¨¢bamos ilusionados en que alg¨²n d¨ªa cambiar¨ªamos el tinglado que ten¨ªan montado.Pero, mira por d¨®nde, unos espabilados, all¨¢ por 1974 o 1975, se afiliaron al PSOE con un sentido comercial, y con unos or¨ªgenes bastante sospechosos se auparon al carro del poder.
A m¨ª me hubiera gustado ver a estos dem¨®cratas por los a?os sesenta, movi¨¦ndose por el extranjero, pasando calamidades y miedo cuando regresaban a Espa?a ocult¨¢ndose de la polic¨ªa. Desde luego yo, con los mimbres que hab¨ªa en 1982 en el PSOE, la verdad, no me hac¨ªa ilusiones, aunque vot¨¦ al PSOE, porque incluso ahora pienso que es el menos malo.
Pero los 10 millones de votos los han empleado muy mal. Se han arrogado la implantaci¨®n de la democracia, hablan con prepotencia, son blandos en lo esencial y duros en lo circunstancial; su pragmatismo es simplemente miedo, miedo al Ej¨¦rcito, a la Iglesia, a la banca; se ceban con la clase trabajadora, olvidan a los ancianos y descalifican a los que no piensan como ellos.
Se comportan con boato, cargos excesivos, veh¨ªculos lujosos, fies-
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tas, trajes, etc¨¦tera; esto desconcierta a los que votamos y, aparte de empobrecernos, nos quita la ilusi¨®n tantos a?os constre?ida. Mucho me temo que como yo habr¨¢ muchos espa?olitos en las pr¨®ximas elecciones que, conociendo todo esto y las alternativas, nos quedaremos en casita dejando que sea Dios o los poderes f¨¢cticos los que decidan.-
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